La letra pequeña

Una ciudad como Las Palmas no se merece un mamotreto. Y mucho menos en el triángulo urbanístico más chiripitifláutico previsto de aquí a los próximos años. Seguramente de esa condición surgió el pasado viernes la propuesta que un famoso arquitecto lanzó en una reunión de debate en torno al Frente Marítimo. Ese arquitecto, cuyo nombre obviamos para que no lo mortifiquen, lo bautizó como Mamotretum, lo que, la verdad, le confiere un tono y carácter mucho más acorde con los apoyos, facilidades, padrinazgos y fanfarria que la Autoridad Portuaria y el alcalde le han prestado. Este miércoles hicimos el ejercicio de leernos la letra pequeña de las declaraciones del martes, y nos debemos reafirmar en que la amistad es uno de los valores más elevados de la humanidad.

Una ciudad como Las Palmas no se merece un mamotreto. Y mucho menos en el triángulo urbanístico más chiripitifláutico previsto de aquí a los próximos años. Seguramente de esa condición surgió el pasado viernes la propuesta que un famoso arquitecto lanzó en una reunión de debate en torno al Frente Marítimo. Ese arquitecto, cuyo nombre obviamos para que no lo mortifiquen, lo bautizó como Mamotretum, lo que, la verdad, le confiere un tono y carácter mucho más acorde con los apoyos, facilidades, padrinazgos y fanfarria que la Autoridad Portuaria y el alcalde le han prestado. Este miércoles hicimos el ejercicio de leernos la letra pequeña de las declaraciones del martes, y nos debemos reafirmar en que la amistad es uno de los valores más elevados de la humanidad.