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Mucha foto y poca gracia en Fitur

Quizá sea la muy popular expresión desabrida, o desaboría, la que mejor defina la participación de Canarias este año en Fitur. Las rencillas entre políticos, algunas ausencias destacables, los permanentes comentarios sobre la corrupción y el miedo a un móvil traicionero, la despedida de Adán Martín, el plantón de Paulina Rubio... fueron sólo algunos elementos para el desconcierto. Pero si ya los tonos grisáceos del pabellón isleño hacían presagiara lo peor, más triste fue en particular la imagen dada por el espacio de Gran Canaria, con un Juan José Cardona amable, entrañable, pero que también se bate en retirada huyendo de la quema que viene. El stand de Gran Canaria se moría de pena entre los bostezos de sus promotoras y la clamorosa ausencia de una muestra de la capital de la isla, que por no mostrar no mostró ni la depauperada Gran Marina. Un tedio sólo salvado por los batidos de fruta de Graciliano.

Quizá sea la muy popular expresión desabrida, o desaboría, la que mejor defina la participación de Canarias este año en Fitur. Las rencillas entre políticos, algunas ausencias destacables, los permanentes comentarios sobre la corrupción y el miedo a un móvil traicionero, la despedida de Adán Martín, el plantón de Paulina Rubio... fueron sólo algunos elementos para el desconcierto. Pero si ya los tonos grisáceos del pabellón isleño hacían presagiara lo peor, más triste fue en particular la imagen dada por el espacio de Gran Canaria, con un Juan José Cardona amable, entrañable, pero que también se bate en retirada huyendo de la quema que viene. El stand de Gran Canaria se moría de pena entre los bostezos de sus promotoras y la clamorosa ausencia de una muestra de la capital de la isla, que por no mostrar no mostró ni la depauperada Gran Marina. Un tedio sólo salvado por los batidos de fruta de Graciliano.