Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
La reivindicación de salarios más altos y menos jornada marca el Primero de Mayo
A tres metros del abuelo tras años buscándole: familias visitan las Cuelgamuros
Análisis - Sánchez, ¿acicate o lastre para Illa? Por Neus Tomàs

¿Cómo no ser noticia?

A menudo nos reprochan los más conspicuos defensores de la ecuanimidad que critiquemos tanto a José Manuel Soria, ministro de Ultramar y presidente del PP de Canarias. Dicen de nosotros que sufrimos una fijación enfermiza, únicamente equiparable a la que él sufre hacia nosotros, de la que hay documental suficiente acumulada en juzgados, despachos institucionales, actas y grabaciones de reuniones que él creía discretas. Pero la diferencia entre un político y un medio de comunicación y los periodistas que en él trabajan es que el primero se somete cada jornada al escrutinio público por lo que hace o por lo que deja de hacer, y los segundos estamos precisamente para ese escrudiñar, para la crítica y, en su caso, la lisonja. Hay políticos que pasan desapercibidos, bien por propia voluntad o bien por incapacidad manifiesta para hacer algo que requiera una mínima atención mediática. En el extremo opuesto están las vedettes, las que se proponen ser noticia de modo permanente, incluso cuando de ellos se espera un paréntesis veraniego para dar un respiro al personal escudriñador. En el apartado de vedettes debemos encuadrar por méritos propios a nuestro muy mentado ministro Soria, que este mismo viernes, sin ir más lejos, se ha ganado un amplio ramillete de titulares, incluso uno elogioso. Veamos.

A menudo nos reprochan los más conspicuos defensores de la ecuanimidad que critiquemos tanto a José Manuel Soria, ministro de Ultramar y presidente del PP de Canarias. Dicen de nosotros que sufrimos una fijación enfermiza, únicamente equiparable a la que él sufre hacia nosotros, de la que hay documental suficiente acumulada en juzgados, despachos institucionales, actas y grabaciones de reuniones que él creía discretas. Pero la diferencia entre un político y un medio de comunicación y los periodistas que en él trabajan es que el primero se somete cada jornada al escrutinio público por lo que hace o por lo que deja de hacer, y los segundos estamos precisamente para ese escrudiñar, para la crítica y, en su caso, la lisonja. Hay políticos que pasan desapercibidos, bien por propia voluntad o bien por incapacidad manifiesta para hacer algo que requiera una mínima atención mediática. En el extremo opuesto están las vedettes, las que se proponen ser noticia de modo permanente, incluso cuando de ellos se espera un paréntesis veraniego para dar un respiro al personal escudriñador. En el apartado de vedettes debemos encuadrar por méritos propios a nuestro muy mentado ministro Soria, que este mismo viernes, sin ir más lejos, se ha ganado un amplio ramillete de titulares, incluso uno elogioso. Veamos.