Pirateo de madrugada

Es cierto que en estas fechas de tanto escándalo vivimos subidos en una sobredosis de información. Un colega peninsular que anda por estas tierras haciendo reportajes sin salir del asombro, nos decía que tiene un problema de indigestión, y no es por las papas con mojo. Le agobia todo lo que se tiene que meter entre pecho y espalda en el poco tiempo que su cadena de televisión le ha dicho que esté por aquí. Esa indigestión está llevando a algunos colegas de la prensa local a perder el oremus y a poner a gendarmes de guardia a la espera de que activemos nuestra edición de cada día para fusilarnos las informaciones que ofrecemos en primicia. No nos parece mal que trasnochen, qué va, y hasta estamos dispuestos a adelantarles un avance sin con ello les facilitamos un poco más de bienestar. Lo que está fatal es ser tan ratonero, porque ya puestos a fusilar, ¡coño! ¡dale algo más que media columna!, ¡que la primicia nos costó un ojo de la cara! Y la yema del otro.

Es cierto que en estas fechas de tanto escándalo vivimos subidos en una sobredosis de información. Un colega peninsular que anda por estas tierras haciendo reportajes sin salir del asombro, nos decía que tiene un problema de indigestión, y no es por las papas con mojo. Le agobia todo lo que se tiene que meter entre pecho y espalda en el poco tiempo que su cadena de televisión le ha dicho que esté por aquí. Esa indigestión está llevando a algunos colegas de la prensa local a perder el oremus y a poner a gendarmes de guardia a la espera de que activemos nuestra edición de cada día para fusilarnos las informaciones que ofrecemos en primicia. No nos parece mal que trasnochen, qué va, y hasta estamos dispuestos a adelantarles un avance sin con ello les facilitamos un poco más de bienestar. Lo que está fatal es ser tan ratonero, porque ya puestos a fusilar, ¡coño! ¡dale algo más que media columna!, ¡que la primicia nos costó un ojo de la cara! Y la yema del otro.