Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Rodríguez Gago puede ir a chirona

El que debe tener promesas ciertas de asistencia letrada es Víctor Rodríguez Gago, hasta hace muy poco jefe del Gabinete del presidente del Cabildo, José Manuel Soria, y actualmente escribano mayor del PP por la vía del panfletismo digital. Y cual. Desde que lo descubrimos en embarazosa y cuadrípeda postura firmando sin querer lo que hasta entonces era puro anonimato, se volvió malcriado compulsivo y aplicóse a la piadosa tarea de transgredir la moralidad, las buenas costumbres y, lo que es peor, la ley de los hombres (y de las mujeres, aunque le jeringue). Consecuencia de ello, este miércoles verá entrar en los juzgados de Las Palmas de Gran Canaria la quinta querella en su contra, de modo que poco a poco vaya sustituyendo el incómodo cilicio por la cruz de la comparecencia en sede judicial. Y que recuerde que condena sobre condena y sobre condena una no es un villancico. Es prisión, por si no se lo ha contado nadie. Allá arriba, en lugar tan vulgar como Salto del Negro, podrá leer todo lo que quiera, incluso a nosotros, y descubrirá que se equivoca incluso hablando de lectura y de lectores.

El que debe tener promesas ciertas de asistencia letrada es Víctor Rodríguez Gago, hasta hace muy poco jefe del Gabinete del presidente del Cabildo, José Manuel Soria, y actualmente escribano mayor del PP por la vía del panfletismo digital. Y cual. Desde que lo descubrimos en embarazosa y cuadrípeda postura firmando sin querer lo que hasta entonces era puro anonimato, se volvió malcriado compulsivo y aplicóse a la piadosa tarea de transgredir la moralidad, las buenas costumbres y, lo que es peor, la ley de los hombres (y de las mujeres, aunque le jeringue). Consecuencia de ello, este miércoles verá entrar en los juzgados de Las Palmas de Gran Canaria la quinta querella en su contra, de modo que poco a poco vaya sustituyendo el incómodo cilicio por la cruz de la comparecencia en sede judicial. Y que recuerde que condena sobre condena y sobre condena una no es un villancico. Es prisión, por si no se lo ha contado nadie. Allá arriba, en lugar tan vulgar como Salto del Negro, podrá leer todo lo que quiera, incluso a nosotros, y descubrirá que se equivoca incluso hablando de lectura y de lectores.