Soria le gana la posición a Pastor

Hay que tomarse con un poco de buen humor todo lo que está ocurriendo alrededor de este Gobierno de España que tenemos, producto, como cabe recordar de vez en cuando, de una mayoría absolutísima emanada de las urnas tras un soniquete machacón de que había que adelantar las elecciones para que vinieran los más cojonudos del lugar a salvarnos. Y con buen humor hemos de tomarnos esos escalofriantes espectáculos de silencio monacal con que los ministros y el presidente se enfrentan a la prensa cada vez que tienen que entrar o salir de lugares públicos donde los inquietos periodistas se instalan a ver si alguien se equivoca y dice la verdad. Las imágenes que acompañamos fueron emitidas por Televisión Española este jueves y corresponden al momento en que Mariano Rajoy, en compañía de Ana Pastor y José Manuel Soria, entra en el Congreso de los Diputados para someterse a una sesión espiritista de hablar mucho para no decir nada. O no decir nada para acabar culpando a la oposición, o para decir que sabe lo que hay que hacer y está haciendo lo que debe hacer, lo cual viene a ser lo mismo. O no.

Hay que tomarse con un poco de buen humor todo lo que está ocurriendo alrededor de este Gobierno de España que tenemos, producto, como cabe recordar de vez en cuando, de una mayoría absolutísima emanada de las urnas tras un soniquete machacón de que había que adelantar las elecciones para que vinieran los más cojonudos del lugar a salvarnos. Y con buen humor hemos de tomarnos esos escalofriantes espectáculos de silencio monacal con que los ministros y el presidente se enfrentan a la prensa cada vez que tienen que entrar o salir de lugares públicos donde los inquietos periodistas se instalan a ver si alguien se equivoca y dice la verdad. Las imágenes que acompañamos fueron emitidas por Televisión Española este jueves y corresponden al momento en que Mariano Rajoy, en compañía de Ana Pastor y José Manuel Soria, entra en el Congreso de los Diputados para someterse a una sesión espiritista de hablar mucho para no decir nada. O no decir nada para acabar culpando a la oposición, o para decir que sabe lo que hay que hacer y está haciendo lo que debe hacer, lo cual viene a ser lo mismo. O no.