Soria le subvencionaba con 36.000 euros al año

Lorenzo Olarte no desperdicia ni un minuto de sus intervenciones radiofónicas para alcanzar su propósito de esta temporada de poner a caer de un burro a José Luis Rodríguez Zapatero, en ocasiones con datos datos bien argumentados y en otras hablando de oídas. Le pareció muy mal que el presidente no saliera a explicar la declaración del estado de alerta o que estuviera fuera de España cuando aterrizó en suelo patrio, gallego por más señas, el Papa de Roma. El ex presidente sólo tiene palabras de elogio para un político en activo, José Manuel Soria, del que confiesa de inmediato que es el único que le ha subvencionado sus idas y venidas a la China, país que visita media docena de veces al año. La subvención, ahora mismo en punto muerto tras la salida del PP del Gobierno, ascendió el último año a 36.000 euros, cantidad que a su juicio no alcanza para pagar secretaria y alquileres, y mucho menos sus viajes al gigante rojo, que realiza en clase turista. Siendo las cosas tan simples como son y aparentan, muy poco se tarda en Canarias en comprender los comportamientos del paisanaje. Y los dictámenes tan encendidos que se elaboran.

Lorenzo Olarte no desperdicia ni un minuto de sus intervenciones radiofónicas para alcanzar su propósito de esta temporada de poner a caer de un burro a José Luis Rodríguez Zapatero, en ocasiones con datos datos bien argumentados y en otras hablando de oídas. Le pareció muy mal que el presidente no saliera a explicar la declaración del estado de alerta o que estuviera fuera de España cuando aterrizó en suelo patrio, gallego por más señas, el Papa de Roma. El ex presidente sólo tiene palabras de elogio para un político en activo, José Manuel Soria, del que confiesa de inmediato que es el único que le ha subvencionado sus idas y venidas a la China, país que visita media docena de veces al año. La subvención, ahora mismo en punto muerto tras la salida del PP del Gobierno, ascendió el último año a 36.000 euros, cantidad que a su juicio no alcanza para pagar secretaria y alquileres, y mucho menos sus viajes al gigante rojo, que realiza en clase turista. Siendo las cosas tan simples como son y aparentan, muy poco se tarda en Canarias en comprender los comportamientos del paisanaje. Y los dictámenes tan encendidos que se elaboran.