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Silencio absoluto en los ambientes policiales y políticos alrededor de la presunta -más bien presuntísima- vinculación de Alberto Amorós, ex director general de Tesoro, con la muy sanguinaria mafia calabresa. Por si no lo saben, a ella le vinculó el domingo el periódico Canarias7, que dejó a todos los que lo leyeron con los ojos a cuadros. Venía a decir la información que hace más de dos años la policía investigó a Amorós por una serie de empresas supuestamente vinculadas con señores de aquella organización mafiosa. Dos años después, que sepamos, Amorós está libre como un pajarillo silvestre, no ha sido procesado ni llamado a declarar por la Policía, y trata de rehacer su vida profesional una vez ha salido de la política por la puerta de atrás después de un demoledor y muy sonado informe de la Audiencia de Cuentas sobre su gestión en el Tesoro. Pero de Guanarteme a la Calabria va un abismo.

Silencio absoluto en los ambientes policiales y políticos alrededor de la presunta -más bien presuntísima- vinculación de Alberto Amorós, ex director general de Tesoro, con la muy sanguinaria mafia calabresa. Por si no lo saben, a ella le vinculó el domingo el periódico Canarias7, que dejó a todos los que lo leyeron con los ojos a cuadros. Venía a decir la información que hace más de dos años la policía investigó a Amorós por una serie de empresas supuestamente vinculadas con señores de aquella organización mafiosa. Dos años después, que sepamos, Amorós está libre como un pajarillo silvestre, no ha sido procesado ni llamado a declarar por la Policía, y trata de rehacer su vida profesional una vez ha salido de la política por la puerta de atrás después de un demoledor y muy sonado informe de la Audiencia de Cuentas sobre su gestión en el Tesoro. Pero de Guanarteme a la Calabria va un abismo.