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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

''Una pequeña empresa triunfa con formación, esfuerzo y trabajo''

Elisa Díaz nació en Las Palmas de Gran Canaria, el 1 de noviembre de 1969. A los 23 años abrió su propia empresa de traducciones y eventos. Recuerda que cuando estudiaba Traducción e Interpretación y posteriormente para ser Especialista Universitaria en Protocolo y Ceremonial del Estado e Internacional, debía viajar mucho para formarse en otros países como Bélgica e Italia, y si bien no lo necesitaba, comenzó a trabajar como azafata de congresos y en Expo92 para costearse esos viajes.

Por aquella época trabajaba en el sector congresos, y en sus viajes de estudio comenzó a ver las carencias que tenía dicho sector en Canarias. Es así que se le ocurrió, una vez terminados los estudios, abrir Servicios Canarios de Traducciones y Congresos, empresa de servicios de traducción e interpretación y de organización de eventos y actos protocolares. Además se propuso cambiar el concepto que se tenía en aquel entonces de las azafatas, “la niña mona que la poníamos allí y ya está”.

Elisa dice que los primeros años fueron difíciles: “Lo compaginaba con la enseñanza en secundaria y a la vez que daba clases, mantenía la empresa poco a poco hasta que instituciones empezaron a confiar en nosotros”. La empresa empezó a funcionar por el boca a boca, la empresaria asegura que prácticamente no hicieron una labor de marketing, que los clientes iban llegando sin más necesidad que el trabajo diario.

Para lograr diversificar clientes y no trabajar siempre con los mismos, la empresa intenta buscar nuevos servicios que puedan ofrecer. Actualmente, el departamento de traducción brinda servicios de traducción telefónica a todos los centros sanitarios de Canarias. Para eso tuvo que instalar un call center dentro del edificio donde funcionan las oficinas de la empresa y contratar a traductores que estén disponibles las 24 horas.

Reconoce que Internet es vital para su empresa, ya que sin esta herramienta la comunicación con el cliente y con los proveedores sería imposible. Antes las traducciones debían enviarse vía fax o a través de un mensajero, hoy en día todo se envía a través de correo electrónico, Elisa explica que “toda la comunicación tanto con clientes, como con nuestros proveedores o nuestro personal es siempre por Internet, entre otras cosas porque la certificación de calidad que tenemos. Nos obliga un poco a tener un control de la documentación, tener todo por escrito, perfectamente documentado”.

Si bien ya es un tema superado, uno de los momentos más críticos que le han tocado vivir como empresaria fue cuando se dio cuenta de que le era muy difícil coordinar su trabajo con la maternidad, “porque nadie entiende que yo trabajo mientras otros se divierten o están en su tiempo de ocio. Nosotros trabajamos en auditorios, en teatros, los espectáculos, los eventos son de noche, en fin de semana. Ha sido complicado encontrar y hacer que tu entorno entienda que no estás de veraneo, ni de risas, ni de fiesta, sino que estás haciendo tu trabajo”.

Otro tema difícil que tuvo que superar Elisa, se desencadenó en una mesa de contratación en la que se vivieron momentos muy desagradables con descalificaciones, faltas de respeto a la autoridad de la mesa de contratación y cosas peores entre la competencia.

Tras ese episodio, la empresaria dudó en continuar con la empresa, le dieron ganas de tirar la toalla, Se planteó volver a la enseñanza, tarea que también le apasiona, pero luego recapacitó y se dio cuenta que no valía la pena dejar todo luego de tantos años de esfuerzo y lucha.