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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Del referéndum griego y la RTVC como “tema administrativo”

Lo miren por donde lo miren, si despojamos al referéndum griego de tanto economicismo malgastado en los últimos días, el problema quedaba reducido al nada paradójico intento de devolverle el poder a quienes saquearon el país; con la connivencia de los bancos franceses y alemanes porque a ver quien se cree que estos ignoraban los manejos de los anteriores gobiernos helenos para ocultarle a la UE el déficit real. Es un problema menos económico que ideológico y político. Ya de por sí resulta sospechosa la extensa coincidencia de los sesudos editorialistas de los grandes medios europeos que anticipan toda clase de males para los griegos extendidos, con mayor o menor dramatismo, al conjunto de la UE y de los que sólo disienten quienes piensan que ya se ha asumido una Europa sin Grecia y puede seguir la fiesta.

Junto a estas opiniones, unánimes con matices, resulta llamativa la escasa difusión de otros enfoques. Y no me refiero a los “radicales” y “extremistas” sino a los de economistas reconocidos en el mundo, entre los que figuran varios premios Nobel, que algo sabrán. El cuadro que pintan poco tiene que ver con el difundido y aunque no empleen grandes palabros, pues no son activistas políticos, ofrecen información suficiente para que los profanos deduzcamos el feroz saqueo a que se ha sometido a Grecia y a los griegos; la forma en que los bancos acreedores se han resarcido del engaño que conocían llevándose la parte del león del dinero teóricamente entregado a Grecia y otras lindezas que confirman la idea de que lo de menos son los aspectos económicos del conflicto y lo de más el deseo de quienes manejan la eurozona de conjurar el peligro que para su posición de dominio ayudando a llegar de nuevo al poder a los que estaban antes de Tsipras. Porque se trata de un problema de poder para el que, por suerte, no disponen ya de coroneles que lo resuelvan. Ahora los han sustituido con la perversa distinción entre griegos europeístas y griegos antieuropeístas, que ya no se llevan los comunistas. En esa dicotomía no se atiende a Tsipras cuando asegura que su actitud y el mismo referéndum, no cuestiona a Europa y el euro, donde quiere permanecer, sino al enfoque que la troika, de las “instituciones” dicen ahora, han dado a un problema puntual, con desprecio de la evidente constatación del fracaso de las políticas de austeridad. Un fracaso que no aceptan debido a que su europeísmo consiste, precisamente, en satisfacer a los grandes poderes económicos y financieros de los que dependen la cooptación de los/las cabezas visibles de esas instituciones.

En este sentido, Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, considera que Tsipras quiso dar a los griegos la oportunidad de pronunciarse en una cuestión crucial para el futuro bienestar del país y de ahí la convocatoria del referéndum. Y añade: “Esta preocupación [de Tsipras] por la legitimidad popular es incompatible con la política de la eurozona, que nunca ha sido un proyecto muy democrático”. Y remata Stiglitz: “Los Gobiernos miembros [de la eurozona] no pidieron permiso a sus ciudadanos para entregar la soberanía monetaria al BCE; solo lo hizo Suecia y los suecos dijeron no. Comprendieron que si la política monetaria estaba en manos de un banco central obsesionado con la inflación, el desempleo aumentaría”. Tenían razón, como ha podido verse. No viene mal recordar que desde hace años se habla del déficit democrático de la UE al más alto nivel de modo que o hay demasiados radicales o llaman radicales a todo lo que se mueve, como hace en España el PP. Porque, admítanlo, decir estas cosas en España es pecar de un radicalismo insoportable.

Sin embargo, Stiglitz sí peca, ya ven, de radical al reconocer que no supo qué aconsejar a los griegos de cara al referéndum porque cualquier salida era mala; incluído, por supuesto, el . Aunque, la verdad, no sé de dónde ha sacado que “muchos dirigentes europeos desean que caiga el gabinete de izquierdas de Alexis Tsipras, porque resulta muy incómodo que en Grecia haya un Gobierno contrario a las políticas que han contribuido al aumento de las desigualdades en los países avanzados y decidido a controlar el poder de la riqueza”.

Por otro lado, sin perder de vista lo ya dicho, hace unas semanas me referí a los defectos de diseño del euro. No, por supuesto, a los que pueda tener de técnica financiera, que se me escapan, sino a los derivados de las diversas y variopintas realidades de los países que entraron a formar parte de la eurozona. Diferencias que van desde las idiomáticas a las tradiciones nacionales y su forma de entender la vida, a sus respectivas culturas e idiosincrasias de las que derivan sus comportamientos económicos; o sea, eso de que los pueblos del norte no gastan más de lo que tienen, les horrorizan los déficits exteriores y las devaluaciones que afectan a su confianza pues aparte de ser economías exportadoras, para ellos no hay nada como el ahorro frente a los irresponsables del sur que hacen todo lo contrario y les basta, en última instancia, con poner en marcha la impresora de billetes cosa de la que, felizmente para los norteños, se les ha privado; y que prefieren traer turismo que les traiga las perras que producir para pelearlas en el comercio exterior. No ha sido difícil convencer a los europeos del norte que mientras ellos emulan a las hormiguitas previsoras, los vagos del sur somos cigarras derrochadoras que vivimos a su costa. Efecto adicional de todo esto, reflejo de la mentalidad que se ha generado en la UE, es su indiferencia ante la inmigración que está llenando el Mediterráneo de cadáveres.

La tele autonómica

Paulino Rivero se cubrió de gloria el otro día con la defensa de la gestión en RTVC de Guillermo García. Lo que podría entenderse por aquello de no enmendarla pues fue él quien defendió su nombramiento como director del tinglado otorgándole, en virtud de su imperium, la licenciatura por la “universidad de la calle”. Si se equivocó o no es asunto suyo y toca a la Fiscalía y a Anticorrupción determinar si determinados indicios, señalados en los corrillos con insistencia decreciente ante la inutilidad de pedir remedio. Estaba, quiero decir, muy extendida la certeza de trapicheos amparados por el espeso manto de las lealtades áticas.

Sin embargo, no fue la defensa de Rivero lo que me llamó la atención sino su aclaración de que no entraba para nada “en temas de tipo administrativo, de gestión administrativa” para limitarse a emitir su juicio favorable a la gestión de García “desde el punto de vista de la audiencia de la televisión y del servicio público que han significado para los canarios, tanto la tele como la Radio Canarias, un paso importante para avanzar y fortalecer la cohesión de Canarias”.

Desde luego ignoro el baremo aplicado por Paulino para medir el grado de fortalecimiento de la tal cohesión. Y si me pongo en plan estrecho, ofende a los canarios atribuir esa supuesta mayor cohesión a una programación que cuando no cae en la subcultura, confunde lo chocarrero y lo popular con alardes de un narcisismo de aldea que tira para atrás; por no hablar de la malhablanza presentada como habla propia de las isla para que los telespectadores se “cohesionen” alrededor de la burla que de ellos mismos y de sus ancestros se hace. Pero, en fin, estas son cosas que nada dicen a los políticos, así que solo preguntaré cómo demonios se come eso de que el ya ex presidente, responsable en última instancia de cuanto ocurriera en su mandato, no entre para nada en lo que llama “temas administrativos” entre los que figura el buen uso de los dineros públicos. Y conste que al hablar de sus responsabilidades y de la displicencia con que se refiere al manejo de los fondos de todos no hablo de las penales que pudiera haber sino al cuidado propio del diligente padre de familia que ya en el Derecho Romano servía de referencia, con lo que fíjense la fecha que lleva esa carta. Me parece muy fuerte que minimice Rivero, como simple tema administrativo, las graves sospechas que han llevado a la Fiscalía y al grupo especializado de la Policía a indagar lo que pueda haber de cierto. Y pueden creerme si les digo que deseo que no haya nada a pesar de su mal color.

No es este asunto que me agrade abordar. Entre otras cosas porque obliga a una generalización que afecta a profesionales competentes, que también los hay en estos medios. Dice Santiago Negrín, que acaba de sustituir a García, que se le cae “la cara de vergüenza al ver cómo las investigaciones judiciales manchan a la Tele Canaria”, lo que puede extenderse con mayor razón a los profesionales de la Casa. Sentimiento que según propia confesión no comparte Rivero. Negrín anunció auditorías para comprobar si hubo programas contratados que no se llegaron a emitir y saber cómo se las arregló García para estallarse en 4 meses los 5 millones destinados a programas de todo el año. Lo que, por cierto, no es exacto pues se le quedaron atrás los 300.000 que aparecieron en caja. Si quieren que les diga la verdad, esa forma de quemar euros a toda pastilla para fastidiar los inicios de gestión del sucesor huele a despecho, a una especie de venganza en diferido que nada bueno dice de él.

¿Relevo en el Puerto de La Luz?

Confieso que siempre me ha caído bien Luis Ibarra y que valoro su trayectoria de gestión anterior, la que desarrolló antes de que lo pusieran a presidir el Puerto de La Luz. No lo he seguido de cerca en esta etapa, pero, por lo que me cuentan ha vuelto a hacerlo bien y conviene, a mi entender, mantenerlo ahí otros cuatro años, como es su deseo. No sé si estoy equivocado, pero el cuatrienio que ahora empieza verá la culminación de varios proyectos ya en marcha importantes para el puerto (y la ciudad) que aconsejan esa continuidad. La decisión depende del nuevo Gobierno de Fernando Clavijo. Ya veremos qué hace.

La reforma electoral

Nada que objetar a la presidencia autonómica de Fernando Clavijo desde el punto de vista legal y todo desde la desvergüenza tan propia de estas islas asirocadas. Porque la legalidad de su acceso al cargo no debería mitigar la vergüenza de hacerlo al frente de la candidatura que quedó tercera en número de votos. Como saben, CC ha jugado muy feo durante las negociaciones en las que los socialistas han vuelto a lucirse como las almas de cántaro en que se han convertido de un tiempo a esta parte. Por no hablar de la situación de CC en Gran Canaria, donde ni pincha ni corta por lo que me gustaría saber la razón de que consideren “compensada” esta isla con la propuesta de que dirija Economía e Industria y Comercio. Me pregunto cómo es posible considerar compensación tomar en cuenta a un partido ya residual y dependiente de otra isla. Pregunta retórica donde las haya pues la realidad es que los resultados no legitiman esa mayor representatividad por mor del sistema electoral. O sea, que da igual o da lo mismo; a elegir.

Los números están ahí: PP, Podemos, NC y el Grupo Mixto suman 27 diputados por 33 el apaño que gobernará formado por CC-PSOE. Eso a pesar de que la suma de los cuatro primeros se acerca a los 400.000 votos electorales por 343.480 que sumó la parejita gobernante de nacionalistas y socialistas. Menos que decir de los primeros, que al fin y al cabo que están en lo de siempre, que de los socialistas tan a merced de lo que decida en Madrid el mentecato de turno; y conste que “mentecato” viene del latín, de “mente captus=cogido de mente”, por lo que no debe entenderse como insulto sino a título de descripción de los que aquí consideramos que les falta un agua para ser completos.

Han demostrado los socialistas canarios el carácter federal y dos piedras de su organización. Según parece, la consigna era cerrarle el paso al PP. En lo que no me meto mientras sea asunto de partido y sí cuando la obediencia ciega a sus consignas aprovecha un sistema electoral diseñado en plan cabrón, dicho sea a lo bruto y se me entienda mejor, con la resultante de una representatividad mermada y con miles de votos tirados a la basura. Sin dejar de agradecer, eso nunca, su aportación al divertido espectáculo de ver al PP y Podemos, junto a Nueva Canarias y el Grupo Mixto, unidos para solicitar, de nuevo, la creación de una comisión que estudie la reforma electoral. Román Rodríguez, de Nueva Canarias la ha solicitado hasta decir basta; sin resultado, faltaría más. Y la parejita sigue con su idea de retrasarla, que no otra cosa es esperar a que se reforme el Estatuto de Autonomía que está en el Congreso desde la legislatura pasada, una hora menos en Canarias. No sé si una y otra reforma estarán en el mismo paquete a ver si cuela, de modo que la reforma electoral equivalga en el futuro a una reforma estatutaria que lleva un procedimiento más largo de modo y manera que cubra estos cuatro años próximos y después Dios dirá. Admito que esto ya es un juicio de intenciones, pura conjetura que sólo autoriza el saber las cabras que guardamos. Como es también conjetura la sorpresa que pueda producirse en la constitución del Ayuntamiento de La Laguna, que queda fuera del plazo de entrega de estos folios que fueron de vellón y ahora ya ni sé.

Carreteras congeladas

Ángel Víctor Torres, nuevo consejero de Obras Públicas del Cabildo, se ha autorecetado una de calma y tabaco. El hombre ha congelado las adjudicaciones de los concursos para la conservación de la red de carreteras, a la espera de un informe de los Servicios Jurídicos de la corporación que determine si es posible seguir adelante sin riesgos económicos para la corporación ante la avalancha de recursos contra las licitaciones de su antecesor, Carlos Sánchez; o si es preferible anular todo lo actuado e iniciar de nuevo el proceso. Entre irregularidades y sospechas anda la cosa. No les aburriré con dimes y diretes de todo este asunto en el que se registra que Carlos Sánchez llevó a la Mesa de Contratación propuestas de determinadas empresas con fines sin duda loables; al menos desde su punto de vista. En cualquier caso resulta evidente que la nueva corporación ha de obrar con la mayor transparencia pues en el mundo del cemento las cosas son como son y no como deberían ser.

La ley “mordaza”

Como saben, la ley “mordaza” del ministro Jorge Fernández Díaz ya entró en vigor por el procedimiento acostumbrado, es decir, mediante el abuso de la mayoría parlamentaria pepera con toda la oposición y parte del extranjero en contra; pues no sólo ha suscitado la oposición en peso de la cámara, de asociaciones de la sociedad civil y cuanto quieran echarle sino observaciones de organismos internacionales que velan por los derechos ciudadanos y la democracia, alguno de ellos de la mismísima ONU. Pero que si quieres arroz, Catalina. Se trata de defender al Gobierno de la jodida manía ciudadana de ejercer sus derechos, lo que, ya saben, no ocurría cuando Él habitaba entre nosotros cuando bastaba la voz de ¡ar! Imagino que esta ley estará con la LOMCE y alguna otra que no recuerdo en el paquete de las que serán abolidas si los españoles recuperan el sentido común y por lo menos privan al PP de su mayoría absoluta. Aunque, lo confieso, me gustaría que hicieran algo más que eso, pero no lo digo para que no me llamen radical. No podría soportarlo.

Lo miren por donde lo miren, si despojamos al referéndum griego de tanto economicismo malgastado en los últimos días, el problema quedaba reducido al nada paradójico intento de devolverle el poder a quienes saquearon el país; con la connivencia de los bancos franceses y alemanes porque a ver quien se cree que estos ignoraban los manejos de los anteriores gobiernos helenos para ocultarle a la UE el déficit real. Es un problema menos económico que ideológico y político. Ya de por sí resulta sospechosa la extensa coincidencia de los sesudos editorialistas de los grandes medios europeos que anticipan toda clase de males para los griegos extendidos, con mayor o menor dramatismo, al conjunto de la UE y de los que sólo disienten quienes piensan que ya se ha asumido una Europa sin Grecia y puede seguir la fiesta.

Junto a estas opiniones, unánimes con matices, resulta llamativa la escasa difusión de otros enfoques. Y no me refiero a los “radicales” y “extremistas” sino a los de economistas reconocidos en el mundo, entre los que figuran varios premios Nobel, que algo sabrán. El cuadro que pintan poco tiene que ver con el difundido y aunque no empleen grandes palabros, pues no son activistas políticos, ofrecen información suficiente para que los profanos deduzcamos el feroz saqueo a que se ha sometido a Grecia y a los griegos; la forma en que los bancos acreedores se han resarcido del engaño que conocían llevándose la parte del león del dinero teóricamente entregado a Grecia y otras lindezas que confirman la idea de que lo de menos son los aspectos económicos del conflicto y lo de más el deseo de quienes manejan la eurozona de conjurar el peligro que para su posición de dominio ayudando a llegar de nuevo al poder a los que estaban antes de Tsipras. Porque se trata de un problema de poder para el que, por suerte, no disponen ya de coroneles que lo resuelvan. Ahora los han sustituido con la perversa distinción entre griegos europeístas y griegos antieuropeístas, que ya no se llevan los comunistas. En esa dicotomía no se atiende a Tsipras cuando asegura que su actitud y el mismo referéndum, no cuestiona a Europa y el euro, donde quiere permanecer, sino al enfoque que la troika, de las “instituciones” dicen ahora, han dado a un problema puntual, con desprecio de la evidente constatación del fracaso de las políticas de austeridad. Un fracaso que no aceptan debido a que su europeísmo consiste, precisamente, en satisfacer a los grandes poderes económicos y financieros de los que dependen la cooptación de los/las cabezas visibles de esas instituciones.