Elsa López inaugura en Vitoria-Gasteiz ‘Cita con la poesía’, un ciclo para “alimentar el espíritu”

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

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Elsa López inauguró este viernes en la Casa de la Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria-Gasteiz el ciclo ‘Cita con la poesía’, coordinado por Ángela Serna, poetisa y profesora de la Universidad del País Vasco. “El pasado mes de marzo se interrumpió toda manifestación cultural a causa del coronavirus. Pero hoy estamos aquí. Somos menos, llevamos una mascarilla que hace hablar a los ojos, no podemos tocarnos físicamente, pero regresamos con la misma ilusión y la misma necesidad, sino más, de alimentar nuestro espíritu”, dijo Serna en la presentación.

“Gracias, por supuesto, a la poeta que nos visita hoy, que viene desde lejos para hacer realidad lo que en marzo quedó pendiente. Me refiero a la poeta Amada Elsa López”, añadió. “Si tuviera que presentar a Elsa, como es el caso hoy, no quisiera detenerme en su biografía, no quisiera decir que Elsa nació en una isla en África: Fernando Poo (actual Malabo), ni que luego vivió entre La Palma y Granada, La Palma y Madrid, y otra vez La Palma”, prosiguió.

“Si tuviera que presentar a Elsa López, que es lo que estoy intentando hacer ahora, no quisiera tampoco detenerme en su obra. Es tan ingente que nos llevaría demasiado tiempo. No diría, por ejemplo, que Elsa escribe novela, relato, guion cinematográfico, artículos de prensa, POESÍA (bueno, aquí tal vez citaría sus últimos poemarios: Viaje a la nada y Últimos poemas de amor, por ser éste el que da título a nuestra cita de hoy). Tampoco diría que ha sido profesora, editora (algo que sigue siendo), conferenciante, directora de la Fundación Gala, defensora de las libertades, amante del lenguaje como vehículo de comunicación con el otro, hecho éste que la llevó a aprender el lenguaje de signos para comunicarse con las personas sordas, etc. Por supuesto, no diría que ha recibido numerosos premios en todas las facetas que domina”, detalló.

“No, no me detendría en todo esto. Tal vez, tendría que pensarlo, mencionaría uno de esos premios, por eso de que ‘quien bien siembra, bien recoge’. Y Elsa López ha sembrado mucho y bien no sólo en el terreno literario. Me refiero al premio Emilio Castelar en la modalidad de Defensa de las Libertades y el Progreso de los Pueblos, en la categoría de cultura, que recibió el año pasado. Probablemente también diría que hace apenas un mes recibió el título de hija adoptiva de la Isla de la Palma, pues estoy segura de que todo esto ha de querer decir algo, incluso para mí que no creo demasiado en premios ni condecoraciones”, subrayó Serna.

“Si tuviera que presentar a Amada Elsa López, como es el caso esta tarde, no haría un relato de sus méritos, que son muchos, pues esta información podéis encontrarla en internet. Probablemente comenzaría leyendo un poema llamado Manifiesto”.

Manifiesto

Hoy declara que os ama porque oléis a madera,

porque habéis socavado en su cuerpo una brecha

por donde corren ríos    

y vienen a romperse los cristales del sueño.

Las palabras son vuestras

y son vuestras las manos y el miedo que sostienen.

Y son vuestros los nombres

y la pena que lleva por dentro de la sangre.

Son vuestros el paisaje que guarda en la mirada

y el que tiene plantado delante de la casa,

el mar, los aguacates,

y esos amaneceres que esconde en la cocina

y enseña algunas veces tan sólo a quienes ama.    

“Lo leería porque este poema pertenece al libro La Fajana Oscura. Un hermoso libro, que fue mi primer contacto con la poesía de Elsa. Después enumeraría una serie de palabras para acercaros a la mujer-creadora: isla, destino, mujeres, libros…, puede que alguna más… Tal vez incorporaría mar, polvos de talco…” 

“ISLA: En alguna ocasión he oído decir a Elsa que ella es una isla, algo que personalmente encuentro fascinante (no sé si para ella siempre ha sido así) pues me considero una náufraga, y qué mejor para un náufrago que una isla. Así sentí a Elsa la primera vez que la vi, allá por el año 2002 en San Sebastián. Y así seguí contemplándola las veces que nos hemos encontrado, ya sea en Córdoba, en Vitoria-Gasteiz, o en los libros y mensajes”, comentó. 

“Diría ISLA también DESTINO: Elsa dice creer en el Destino. Muchas de las cosas mejores que le han sucedido se deben a un cierto azar, incluso a pesar de que el propio destino pareciera pre-destinarla en una dirección equivocada, de ahí que diga que algunos ‘errores’ han sido los mayores aciertos en su vida: como por ejemplo el estudiar Filosofía, cuando todo indicaba que tendría que haber estudiado Filología”, indicó.

“Sí, si tuviera que presentar a Elsa, diría DESTINO, también MUJER: las mujeres son muy importantes en su vida. Ella centra esa importancia en dos aspectos fundamentales: el amor y la educación: la abuela y la madre. La abuela sería el amor y ese olor a polvos de talco que perdura desde siempre. La madre, el acceso a la lectura, a los libros”. 

“Definitivamente, diría MUJERES, también LIBROS: Los libros escritos y leídos, y los libros que entrega a los lectores. Tengo aquí La fajana oscura, Viaje a la nada y Últimos poemas de amor, pero podrían haber sido otros, incluida su primera novela, hoy agotada, El corazón de los pájaros, de la que un día Elsa me dijo: ”me gustaría que la leyeras para conocer mejor quién soy y por qué“. Esto es importante porque Elsa y su escritura son inseparables. Tal vez luego nos hable de ello”. 

“Para ir terminando, decir que cuando una se acerca a Elsa, a su trayectoria, a su biografía, tiene la impresión de que existen muchas Elsas, tal es el tamaño y la calidad de su trabajo. Al acercarnos observamos también que, a pesar de una aparente fragilidad, se trata de una mujer aguerrida (tal vez por esa rebeldía que la caracteriza desde niña). Prueba de ello es que está aquí a pesar de tanto contratiempo”. 

“Hoy, Elsa nos regala, sobre todo, las palabras que ha vertido en el poemario Últimos poemas de amor: un libro de agradecimiento escrito ‘para dar un lugar poético al ser amado, para transformarse en él, algo así como ‘la amada en el amado transformada’ . Un poemario, como los anteriores y los que vendrán, que recoge, y en este sentido inmortaliza, las palabras de una poeta que, a estas alturas de su vida, confiesa tener ‘miedo a perder las palabras, a repetir siempre las mismas, a confundirlas, a olvidarlas. Es, dice, el único miedo que tengo a la vejez: no a morirme sino a perder las palabras”, apuntó Ángela Serna.

“Lo que ella no sabe (o sí) es que sus palabras no se perderán porque quienes la leemos las hemos hecho nuestras y las damos al aire, como decía Claudio Rodríguez, para que perduren siempre”, indicó.

“Todo esto lo diría si NO tuviera que presentar a Elsa, pero como he de presentarla, únicamente os daré la bienvenida, pronunciaré su nombre y después regresaré al silencio”, concluyó.