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Santa Cruz de Tenerife, la mayor transformación de una capital española que se ha iniciado “a puerta cerrada”

Unos alardean de haber invocado desde el principio el modelo participativo. Otros opinan lo contrario. Unos creen que el proyecto se constituye “como una oportunidad única para completar y transformar la ciudad”. Otros no quieren ver a su comarca convertirse en “una víctima del turismo”. Santa Cruz Verde 2030, un megaplan acordado en 2018 entre Santa Cruz de Tenerife y Cepsa para la regeneración urbana de los terrenos que ocupa actualmente la Refinería Tenerife, la más longeva de España (1930) y paralizada desde hace más de diez años, está cerca de arrancar. Desde que la capital tinerfeña dé salida al nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), la que, en palabras del concejal de Urbanismo, Carlos Tafire (Partido Popular), es “la mayor operación urbanística del país”, comenzará a tomar forma.

El Ayuntamiento lo anunció hace cerca de cuatro años: todo el terreno que ocupa la refinería, unos 576.000 metros cuadrados, pasarán a ser suelo de uso residencial y turístico. Habrá un “gran sistema de espacios libres”, se impulsará la relación con el mar, se construirá un nuevo intercambiador de transportes… En porcentajes: 41% de espacios verdes, 21% de zonas residenciales y un 10% de camas hoteleras. “Un proyecto que apueste (…) por el aprovechamiento y la generación de recursos y valores medioambientales sostenibles; y por la dinamización económica y la creación de nuevos empleos directos e indirectos”, señala el consistorio.

Ante el acuerdo, un geógrafo alemán, Marcus Hübscher, que realizó un Erasmus en la Universidad de La Laguna, se ha encargado de contrastar con cerca de una veintena de entrevistas enmarcadas en la investigación 'Planificación a puerta cerrada: Desbloqueando proyectos de desarrollo urbano a gran escala utilizando el enfoque de las partes interesadas en Tenerife', si lo que indicaron Cepsa y el Ayuntamiento en el lanzamiento de la iniciativa se está cumpliendo: “El desarrollo del proyecto incluirá los procesos de participación ciudadana precisos, mediante la escucha activa de los vecinos de Santa Cruz en todas las fases de actuación, desde la transparencia y el intercambio continuo de información”. Según él, y acorde a lo que ha extraído de los encuentros con todos estos protagonistas, entre ellos políticos locales y empresarios, hay una “gran diferencia de percepción” en torno a Santa Cruz Verde 2030. Especialmente entre los promotores y las partes interesadas. Este periódico ha preguntado a un total de cuatro geógrafos afincados en Tenerife que confesaron no ser conocedores del tema.

De la refinería al turismo de cruceros

La refinería de Santa Cruz de Tenerife era catalogada como el “pulmón económico” de la ciudad, apoyada por todos los partidos. Había hasta barrios que se levantaron en torno a la planta para tener a los trabajadores cerca. Sin embargo, fue perdiendo su influencia. Fue cayendo en empleados. Y factores obvios como la contaminación medioambiental o el Plan de Calidad del Aire de Santa Cruz de Tenerife, aprobado en 2014, terminaron por cavar su tumba. Algunas personas entrevistadas por Hübscher también reconocen que “ya antes de que se cerrara, se escucharon voces a favor (…) que no se caracterizan por defender la calidad del medio ambiente, como promotores turísticos, inmobiliarios, etc.”.

El emplazamiento es ideal. Cerca de la costa y con buen clima. Se espera que Santa Cruz Verde 2030 experimente un proceso de “turistificación” orientado hacia los servicios. El megaproyecto proyecta la primera playa urbana de la ciudad y casi duplica el número de plazas turísticas en una zona donde actualmente no hay hoteles ni alquileres de corta duración. Hübscher hace un paréntesis: “Aunque Santa Cruz de Tenerife es una ciudad no turística, es la capital de la tercera región turística más visitada de España, Canarias”. A Tarife, en concreto, le interesa que la región se convierta en un “centro de conexión del turismo de cruceros”. Y para ello hacen falta camas y hoteles, justifica. “Insisto, esta idea de ampliar la oferta viene de ahí”.

Hay más partidarios. El PSOE y una de la comunidad de vecinos entrevistada, que afirma que “al final, Tenerife vive del turismo y Santa Cruz, también…”. Otras voces, como un geógrafo y el partido Unidas Podemos rechazan la idea. “Barcelona es una víctima del turismo. No me gustaría que Santa Cruz de Tenerife se convirtiera en una víctima también”.

La planificación de un megaproyecto único en Europa

Nunca se ha ideado transformar el antiguo espacio de una refinería en una zona residencial y comercial. “No hay parangón en Europa”, remarca el alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez. Según Hübscher, entidades relevantes dentro de la capital como la Cámara de Arquitectos, asociaciones inmobiliarias y la oposición, consideran que “el proyecto se centra mucho en la imagen y el marketing, más que en los contenidos”.

Creen que no ha habido un verdadero debate público y que “solo hubo un acto organizado por la Cámara de Arquitectos, pero eso es todo (…) Los principales interesados tienen su propia propuesta y la gente dice qué añadir o qué quitar, pero la predefinición de ese modelo normalmente excluye la participación ciudadana”. Hübscher detalla que Bermúdez “evitó una respuesta clara” sobre estas acusaciones y contestó que “es solo una forma de verlo”. En la presentación de Santa Cruz Verde 2030, Cepsa y el Ayuntamiento ya desgranan los programas planificados: apertura al mar, movilidad y accesibilidad, infraestructuras, dotaciones públicas… El PSOE llegó a llevar al pleno una moción para que el equipo de gobierno (Coalición Canaria-Partido Popular) rectificara el pacto.

El Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorios, autorizó hace unas semanas los primeros pasos del desmantelamiento de la refinería. Durante los primeros cuatro años, el proyecto ha estado más parado que otra cosa. Pero ahora está despegando. Tarife declaró recientemente en el periódico Diario de Avisos que el Ayuntamiento quiere que “los ciudadanos tengan las posibilidades de opinar, más allá de los procesos participativos que marca la ley”.

Marcus Hübscher, por su parte, concluye el estudio asegurando que “este desequilibrio entre los contenidos y la comunicación ha confundido a los interesados locales. De ahí que el caso de Santa Cruz Verde 2030 nos ayude a entender mejor por qué, cuatro décadas después de la transición a la democracia en España, cualquier debate sobre su contenido y diseño [de los proyectos urbanos a gran escala] es prácticamente inexistente”.