'Matices': la nueva serie de SkyShowtime es un estudio clínico del alma humana 'disfrazado' de thriller

Matices, la nueva apuesta por el producto nacional de SkyShowtime, irrumpe en el panorama televisivo como un drama que no teme moverse en los territorios más sombríos de la psique humana. La serie, creada por Javier Naya, Alex Meriweather y Sergio Cánovas, se atreve a poner sobre la mesa lo que muchas ficciones prefieren maquillar: los secretos, traumas y contradicciones que definen a sus protagonistas, seis personajes complejos que comparten más de lo que están dispuestos a admitir.

Desde su primer episodio, la ficción dirigida por Sergio Cánovas junto a María García-Castrillón, cuyos tres primeros capítulos están ya disponibles en la plataforma, deja claro que no está interesada en ofrecer respuestas fáciles ni personajes completamente redimibles. En ella, el maniqueísmo está prohibido. Cada figura que aparece en pantalla lleva consigo heridas mal cerradas, decisiones dudosas y verdades incómodas que van revelándose con una cadencia medida, a veces hasta cruel, pero siempre efectiva. La narrativa se construye como un mosaico de perspectivas entrelazadas, donde los silencios dicen tanto como los diálogos, y donde el pasado nunca está del todo enterrado.

De esta manera, todos aquellos que se adentren en el universo de Matices han de saber que no están ante una simple obra sobre terapia psicológica, sino más bien ante un estudio clínico del alma humana 'disfrazado' de thriller.

La ficción sigue la historia de seis personas que acuden a una bodega aislada para completar una terapia guiada por un psiquiatra de gran prestigio. El Dr. Marlow (Eusebio Poncela) es admirado por su método innovador y su carisma, y ha alcanzado una notable tasa de éxito con pacientes difíciles. Sin embargo, tras una peculiar cata ceremonial, ocurre un asesinato que altera por completo el rumbo de los acontecimientos. Héctor (Raúl Prieto), un teniente de la Guardia Civil perspicaz y decidido, se encargará de investigar lo sucedido, desvelando los oscuros traumas que cada uno de los asistentes oculta.

Personajes convertidos en piezas de ajedrez

SkyShowtime va con todo en su segunda serie nacional y reúne a un elenco de lujo para este thriller al más puro estilo de Agatha Christie. Los actores y actrices Enrique Arce, Maxi Iglesias, Juana Acosta, Hovik Keuchkerian, Miriam Giovanelli y Fariba Sheikhan son los seis pacientes que acuden al centro del Dr. Marlow (Poncela) que lleva junto a su hija Eviana (Elsa Pataky), para quitarse de en medio sus traumas y poder seguir de nuevo con sus vidas. Lo que ellos no saben es que igual salen peor de lo que entran.

A lo largo de la serie, una de las metáforas más poderosas y recurrentes es la del ajedrez. Cada personaje, de hecho, encarna una pieza del tablero -peón, torre, caballo, alfil, rey o reina-, y conforme la historia se desarrolla, resulta cautivador ver cómo sus acciones, elecciones y dilemas personales reflejan los movimientos de una partida cuidadosamente dirigida por una mente maestra: la del Dr. Marlow.

Cada uno de ellos está pintado con un matiz psicológico distinto: el narcisismo, la dependencia, la represión, la ansiedad o el vacío, entre otros. Pero a todos ellos, en el fondo, lo que les une es la culpa. Y es en esos tonos, en esas capas sutiles de comportamiento, donde la obra brilla. Aquí el crimen no es solo un recurso narrativo, sino un catalizador. Como en las mejores novelas de misterio, lo que se desvela no es solo la verdad del hecho, sino la verdad de cada individuo involucrado.

Lo más inquietante de Matices es que todos los personajes son sospechosos, no solo porque tengan motivos, sino porque todos, de algún modo, han cometido pequeñas traiciones emocionales que los desdibujan. El espectador se va a ver empujado a un juicio moral constante porque va a sufrir con el pasado de los personajes, a la vez que juzgan sus posibles actos.

Y no es para menos, ya que entre ellos se encuentra Cecilio (Maxi Iglesias), un hombre gay con episodios de ira; el Sr. y la Sra. Polan (Enrique Arce y Miriam Giovanelli), un matrimonio de clase alta que oculta un perturbador secreto; Norman (Hovik Keuchkerian), un hombre cuya infancia fue robada a causa de un padre estricto; o Fariba (Fariba Sheikhan) una reputada cirujana cuya carrera se ve afectada cuando le empiezan a temblar las manos.

Dilemas morales y homenaje a Ana Orantes

Matices no es una serie que se conforme con contar una historia; se atreve a incomodar, a poner el dedo en la llaga y a obligar al espectador a mirar donde normalmente prefiere no hacerlo. Lo hace a través de un guion que rehúye los blancos y negros, y se mueve con soltura en las zonas grises de la moralidad, construyendo así un retrato inquietante entre sus personajes.

Uno de los dilemas más potentes que plantea es el de la violencia de género. Lejos de abordarla de manera simplista o estereotipada, la serie explora cómo esta violencia puede estar normalizada, disfrazada de amor o protección, y cómo muchas veces se perpetúa en silencio, sostenida por estructuras familiares y sociales que la justifican o la minimizan.

Ana Morantes, el personaje que interpreta Juana Acosta a la perfección, llega a la bodega disociada de la realidad, es una mujer rota, que sufre en silencio cada golpe, cada indiferencia y cada insulto de su marido. En ese esfuerzo por salir adelante, la figura de Ana Orantes se alza como un fantasma imprescindible.

Ana Orantes no aparece mencionada de forma directa, pero su espíritu está presente en forma de homenaje. En la mujer que duda, en la que calla, en la que se atreve. En los gestos pequeños que revelan un infierno cotidiano. Ana fue asesinada en 1997 tras denunciar en televisión los 40 años de maltrato que sufrió por parte de su exmarido. Su muerte supuso un punto de inflexión en España. Matices entiende esa historia no como un hecho aislado, sino como la raíz de muchas otras que aún hoy se repiten.

Elsa Pataky vuelve a la ficción española después de 20 años

Dos décadas han pasado desde que Elsa Pataky se despidió de la televisión española. Para muchos, su rostro permanece asociado al fenómeno adolescente de Al salir de clase, aquella cantera de actores noventeros que marcó a una generación. Entonces era la chica luminosa de mirada inquieta y sonrisa fácil. Ahora, en Matices, su luz se ha transformado en sombra, en contención, en un silencio que dice más que cualquier frase.

Su papel es el de Eviana, enigmática hija del doctor Marlow, una prestigiosa psiquiatra formada en las instituciones más reconocidas del mundo bajo la presión de demostrar su propia valía. Aquí no hay glamour ni artificio. Pataky se despoja de todo lo que su imagen pública ha representado en estos años -Hollywood, alfombras rojas, blockbusters- para entregarse a un personaje duro, críptico, y emocionalmente ambiguo. Su interpretación es sobria y profundamente madura. A ratos protectora, a ratos incómodamente distante. Y de eso se aprovechan los guionistas de la producción, que a través de su interpretación no dejan adivinar al espectador si están ante una salvadora... o una cómplice.

No obstante, decir que su papel en esta ficción tiene un paralelismo con la americana Nine perfect strangers, que protagoniza Nicole Kidman, se queda corto. A pesar del carisma natural de la actriz y de su capacidad demostrada en otros trabajos, su labor en esta serie resulta flojo. No por falta de talento, sino por una evidente falta de desarrollo en el guion que no supo aprovechar su potencial interpretativo.

Pataky aporta intensidad a sus escenas, pero se nota que su personaje fue relegado a un segundo plano narrativo. Da la sensación de que había mucho más por explorar: motivaciones ocultas, conflictos internos, relaciones más densas. En cambio, lo que recibimos es un esbozo, un papel que podría haber sido uno de los pilares emocionales de la historia, pero que se diluye sin dejar huella.

Cameos de lujo con Luis Tosar, Alfonso Bassave y Luisa Mayol

Por el contrario, cabe hacer mención especial a los cameos de Luis Tosar, Alfonso Bassave y Luisa Mayol. Cada uno, desde su trinchera emocional, eleva el material con una entrega que roza lo hipnótico. La serie se sostiene -y en sus mejores momentos, brilla- gracias a este trío que ofrece un auténtico tour de force actoral.

En definitiva, Matices no es una serie fácil. Exige paciencia, atención y, sobre todo, tolerancia a la incomodidad. Sus ritmos pausados y estructura fragmentada pueden alejar a quienes busquen giros de guion constantes o una catarsis rápida. Pero para quienes estén dispuestos a sumergirse en un drama denso, emocionalmente afilado y profundamente humano, esta ficción se convierte en una experiencia tan desafiante como necesaria.