Cristina Lasvignes releva al “inimitable” Jorge Javier en 'El Diario': “Siento presión, él deja unos datos muy asentados”

Adrián Ruiz

21 de julio de 2025 20:45 h

Cristina Lasvignes ha debutado ya al frente de El diario de verano. La periodista ha tomado desde este lunes el relevo de Jorge Javier al frente de su programa en las tardes de Telecinco, un proyecto que le “cayó del cielo” después de 10 años alejada de la televisión mientras estaba centrada en otras facetas de la comunicación. “Está bien lo de vivir diferentes vidas dentro de nuestra profesión”, declara a verTele la madrileña, que regresa a una franja en la que ya condujo el magacín de Antena 3 Tal cual lo contamos (2008) y el espacio de salud de RTVE Esto es vida (2015).

Una década después, Mediaset ha decidido darle la alternativa como sustituta veraniega de un formato en el que Cristina Lasvignes podrá hacer valer la labrada experiencia escuchando testimonios que adquirió durante la etapa que condujo el mítico Hablar por hablar de la Cadena SER: “Estuve cuatro años de redactora y cuatro años presentándolo y dirigiéndolo, y es increíble todo lo que te enseña, todo lo que te ayuda y lo poco consciente que eres de ello mientras está pasando. Cuando pasa el tiempo, cuando haces otros trabajos, cuando estás en otros sitios, es donde dices: 'Ostras, yo esto, sobre todo lo que dicen de escuchar a los demás, lo tengo o lo he desarrollado de mi época del Hablar sin ninguna duda”, reflexiona.

Y precisamente eso de “escuchar mucho” a los invitados es el consejo principal que le dio Jorge Javier antes de darle “las llaves” de su casa en Telecinco durante esta semanas en las que el catalán estará de vacaciones. Para el presentador Lasvignes solo tiene palabras de elogio: “Jorge es inimitable, único e incomparable. Eso es lo bueno, que es tan sumamente único que no hay posibilidad de intentar imitarle ni seguirle. Entonces, lo mejor que puedo hacer, como he hecho siempre, es dejarme llevar e intentar ser lo más natural posible”, reconoce.

La presentadora asume también el gran reto que supone coger El Diario después de un año en el que a Jorge Javier le ha costado levantar sus audiencias hasta que el programa se ha consolidado en las tardes de Telecinco: “Jorge deja unos datos espectaculares, muy asentados y buenísimos. Pero es época de verano, sabemos que el verano es totalmente impredecible. Aún así, por supuesto que siento presión, por supuesto. Es decir, me encantaría mantener esos superdatos, o por lo menos lo más parecidos posible, y dejarle todo en condiciones para cuando vuelva el septiembre decirle: 'Aquí tienes las llaves, todo está bien, las plantas regadas y todo está en orden'”.

¿Cómo te llegó la oferta para sustituir a Jorge Javier en El Diario durante el verano? ¿Qué andabas haciendo?

Pues me llegó como caída del cielo. Llevaba ya muchos años dedicada por un lado a Azotea Grupo, y por otro, y que es a lo que más dedico mi tiempo, a la Fundación CRIS Contra el Cáncer. Soy parte del patronato desde hace muchos años y estoy siempre involucrada en todo lo que tiene que ver con la comunicación y la portavocía. Y luego, hemos estado con nuestros proyectos en Filmus, productora que llevo con dos socios y que nada tiene que ver con Boomerang, es más pequeñita, pero funcionamos bastante bien.

Te juro que [la oferta] me pilló pensando en algún proyecto en el que yo volviera a ser la cara visible. Obviamente, no hablando de Telecinco, sino de cosas mucho más pequeñas. Pero te juro que en ese tiempo en el que decía “estaría bien, me vuelve a apetecer, vuelvo a tener el gusanillo, me gustaría volver...”, justo en ese momento recibo una llamada donde me dicen que si quiero presentarme, como otras tantas compañeras, a una prueba para El Diario. No me llamaron porque me hubieran elegido. Como en otros muchos programas, fue presentándome a una prueba a la que dije que sí. Incluso mis amigos me decían: “¿Has dicho que sí a la prueba?”. Y yo: “Sí. Es que, joder, de verdad que me apetece. Me encantaría”. Lo veía muy difícil pero bueno, estaba deseando que me tocara.

Terelu Campos también estuvo en algunas de las quinielas para presentarlo. ¿Te cruzaste con ella en alguna de esos castings?

No, no. Si te digo la verdad, no me encontré a nadie porque yo creo que fueron en diferentes momentos, en diferentes horarios. No lo sé. Y tampoco pregunté, te lo prometo. No pregunté quién estaba porque me iba a poner más nerviosa.

¿Y por qué crees que pensaron finalmente en ti para este puesto?

Jo, pues no tengo ni idea, porque ya sabes que en estas cosas hay muchas casuísticas, muchas casualidades y muchas circunstancias para que termine siendo la elegida. Esto es como en el mundo del cine, o en cualquier otro mundo, que dicen que iba a ser esta, se pensó en otra y al final terminó haciéndolo una tercera. Nunca se sabe. No sabes las razones por las que has tenido la suerte de ser la elegida, pero obviamente yo estoy feliz de la vida porque es que además me encanta este tipo de formato.

Jorge me ha aconsejado que escuche a los invitados, que deje que se expresen, que se desahoguen y disfrute con ellos

¿Crees que tiene que ver con tu experiencia escuchando los testimonios de Hablar por hablar?

Ojalá que esa haya sido una de las razones por las que finalmente he sido la persona elegida. Sí que es cierto que me he dado cuenta de algo que aprendí hace muchísimos años, pero que he sido más consciente de ello pasado el tiempo, y es lo que te enseña Hablar por hablar, a escuchar. Es que Hablar por hablar es un programa en el que estuve cuatro años de redactora y cuatro años presentándolo y dirigiéndolo, y es increíble todo lo que te enseña, todo lo que te ayuda y lo poco consciente que eres de ello mientras está pasando. Cuando pasa el tiempo, cuando haces otros trabajos, cuando estás en otros sitios, es donde dices: “Ostras, yo esto, sobre todo lo que dicen de escuchar a los demás, lo tengo o lo he desarrollado de mi época del Hablar sin ninguna duda”. Y aquí eso está al final. Es uno de los consejos además que me ha dado Jorge, que me ha dicho: “Escúchales, déjales que se expresen, déjales que hablen, déjales que se desahoguen y disfruta con ellos. Llévalo con ellos, emociónate con ellos o ríete con ellos”.

Para ti es la vuelta a la tele muchos años después, ¿la echabas de menos?

En ciertos momentos sí que tienes el gusanillo, pero tampoco te creas que mucho. Mis hijos eran pequeños [cuando finalizó su anterior etapa en TV] y además en ese momento llegó a mi vida la fundación CRIS Contra el Cáncer. Luego llegó la productora y nuestro grupo hostelero también iba creciendo. Es decir, fue una época en la que yo creo que estaba donde tenía que estar, que es dedicándome a la comunicación, pero desde otros escenarios y desde otros ámbitos. Y, desde luego, ha sido una época maravillosa para poder grabar algún documental, poder hacer algunos proyectos bastante bonitos y yo encantada. Yo creo que también está bien lo de vivir diferentes vidas dentro de nuestra profesión.

¿Te gustaría que fuese una vuelta para quedarte? ¿Qué tipo de formatos te gustaría presentar?

Ha sido tan maravilloso que me haya caído esto del cielo de la manera en la que me ha caído, que da miedo decir en alto lo que me gustaría. Continuar, por supuesto. Es decir, me gustaría seguir donde fuera. No sé si me querrán aquí o si habrá algún otro proyecto, pero como te decía, ya antes de llegar aquí tenía algún que otro proyecto en mente para septiembre. Al final, que me haya ocurrido esto de El diario de verano no deja de ser un empujón y una ayuda más para que esos proyectos, a lo mejor más pequeños, puedan ver la luz.

También es tu vuelta a las tardes, donde ya condujiste un magacín en Antena 3 y otro espacio de salud para TVE. La televisión ha cambiado mucho desde entonces...

Mira, no me ha dado tiempo aún a verlo. No sé si me lo preguntas como espectadora, porque desde dentro no me ha dado tiempo. Desde que he llegado, lo que he visto es un poco lo que viví hace... Si mi hijo tiene 10 años, y salí en el programa dándole el pecho con seis meses, pues hace ya unos cuantos. Por ahora he visto lo mismo y lo vivo de la misma manera. En redacción me he reencontrado con redactores de la época. Yo creo que a lo mejor no ha cambiado tanto. Es más, este formato de testimonios, El Diario, a lo mejor lo que viene a reforzar es que lo que triunfó y lo que gustaba tanto en radio como en tele hace muchos años sigue gustando. Y que a lo mejor a lo que quiero volver es a regestionar un poquito lo que funcionaba y darle su espacio, porque ¿por qué no va a volver a funcionar?

Al final, el tiempo pasa y hay espacios que siempre son comunes...

Sí, sí. A mí, por ejemplo, siempre me lo decían con Hablar por hablar: “No, es que ahora con las redes ya no tiene tanto sentido”. Y dices: “Bueno, a mí me parece que sí que tendría todo el sentido, ¿no?”. Pues sí, renovado obviamente, e incluyendo las nuevas tecnologías, pero por qué no. Al final, vemos que la vida sigue siendo la misma y que a la gente le sigue gustando compartir su vida, sus emociones, sorprender a los que quiere y sufriendo también y compartiéndolo.

De la época de 'Tal cual lo contamos' muchas veces pienso ahora: madre mía, qué valiente, qué osada y qué maravilla de juventud en la que te atreves a hacer ciertas cosas

Y hay momentos, como ocurrió con la DANA de Valencia, en la que la radio ayudó a muchísima gente, con Hora 25 y El Faro jugando un papel fundamental aquella trágica noche...

Nosotros en Hablar por hablar, tanto cuando empecé con Mara Torres como luego cuando me quedé yo, y como ocurre ahora en El Faro, siempre hablábamos de ese programa como un lugar de encuentro, de refugio. Recuerdo que uno de los indicativos de esa época era algo así como 'Cuando el resto del mundo duerme, algunos (que éramos muchos, la verdad) nos encontramos en Hablar por hablar'. Y la elección de Mara Torres con el nombre de El Faro viene de la época en la que un oyente anónimo nos escribía muchos e-mails preciosos resumiendo el programa. Se hacía llamar El Farero, como su nombre artístico. Y es que es verdad, era un poco un faro. Y yo creo que en esos días [de la DANA] es precisamente en lo que se convirtió. En un punto de encuentro, en una luz, en un consuelo y en un abrazo un poco masivo de todos los que escuchaban.

Volviendo a tu experiencia en la tele, ¿cómo recuerdas aquella etapa y qué enseñanza crees que podrás usar para la TV de hoy?

De la época de Tal cual lo contamos muchas veces pienso ahora: Madre mía, qué valiente, qué osada y qué mararavilla de juventud y cómo te atreves entonces a hacer ciertas cosas. Es que era un directo de tres horas en un plató. Yo dije “sí, puedo, sí puedo” y ahí que me tiré. Y al final, en muchas ocasiones me tocó tirar mucho de naturalidad. Porque es verdad que en la tele, y quizá es una de las cosas en las que sí ha cambiado, es que ahora todo el mundo que te ve sabe lo que es un pinganillo, sabe que hay un regidor que te da indicaciones y un director que te dice lo que tienes que hacer. Pero quizá en esa época eso todavía no, o por lo menos no se contaba tan abiertamente. Y a mí más de una vez me tocó mirar y preguntar “¿dónde vamos?” o “¿y ahora qué”. Aprendí muchas cosas realmente en directo y fue un máster absoluto en televisión. Estar diariamente tres horas en directo, de lunes a viernes, pues aprendes.

También aprendí a fiarte de tu equipo y a dejarte guiar y entender. Estos días que estaba Jorge hice algo que nunca había podido hacer, que es ver el programa en directo desde el control. Nunca había podido ver eso y he alucinado con el curro, con todo lo que hay detrás en directo y con toda la gente. Es decir, no es que no lo supiese, hombre, lo sabes, pero presentando eso no lo vives y no lo ves en vivo y en directo. Y ostras, me han dado todavía más nervios y más responsabilidad. [Risas]. Pero bueno, eso está bien, ¿no? Recordar que esto es un equipo muy grande y que todo el trabajo que tu haces delante de cámara tiene a mucha gente detrás.

¿Qué crees que puedes aportar al programa según tu perfil? ¿Crees que cambiará el tono de El Diario en esta etapa veraniega contigo?

Las historias continúan, como digo en la promo. Y es así. Es decir, las historias no van a cambiar. Cada historia es única, pero me refiero a que seguiremos con los mismos temas que ha habido hasta ahora, algunos más tristes, otros divertidos, otros emocionantes... Un poco de todo como hasta ahora y como es la propia vida. Obviamente, los conductores cambian y no es que cambie el tono, es que Jorge es inimitable, único e incomparable. Eso es lo bueno, que es tan sumamente único que no hay posibilidad de intentar imitarle ni seguirle. Entonces, lo mejor que puedo hacer, como he hecho siempre, es dejarme llevar e intentar ser lo más natural posible. Como digo yo, los micros y las cámaras son muy chivatos y si no te muestras natural, al final se nota.

¿Te están dejando formar parte activa de la línea editorial de formato, del enfoque o de la selección de historias que pasarán por el programa?

Pues al principio, recién llegada, estaban aún trabajando en las historias para El diario de Jorge. Pero está claro que estando ya tiempo en redacción, poco a poco te vas metiendo en el proceso, vas estando en todos los procesos y me encanta escuchar a los redactores cuando están haciendo sus entrevistas previas, el tiempo que pasan en el teléfono con las personas, cómo les tratan, la psicología que tienen... Me parece maravilloso. Así que yo espero que, hasta donde me dejen, intentar participar también.

¿Qué tipo de historias te interesan más como espectadora?

Me atraen todo tipo de historias, ¿eh? Yo creo que precisamente es la gracia de este tipo de programas, que hay un poquito de todo. Por este programa han pasado personajes divertidísimos. A mí cuando me decían en el Hablar por hablar: “¿Cómo sabes si una llamada o un oyente es de verdad?”. Es que hay gente que rezuma verdad por todas partes. Si lo intentaran hacer adrede no les saldría tan bien, no hay guionista que supere eso. Me apetecen todo tipo de historias, también las emotivas. Como el otro día, que me emocioné como espectadora desde el control con una abuela maravillosa que su nieta vino a darle un homenaje y a decirle que se dedicara ya a ella y dejara de preocuparse por los demás. Es que ya me he emocionado, ya me he reído, ya me ha pasado absolutamente de todo, no me quiero imaginar cuando esté sentada en el sofá. Luego, no sé, los 'busco pareja' son divertidísimos y me apetecen un montón. Lo guay es que hay una variedad muy grande siempre de testimonios, o sea que puedes tocar cualquier tema. Y ahí, claro, estás llorando y al minuto estás diciendo: '¿Pero este señor de dónde ha salido? Por favor, qué maravilla de señor'.

Me encantaría mantener los superdatos de Jorge, o por lo menos lo más parecidos posible. Dejarle todo en condiciones para cuando vuelva el septiembre decirle: 'Aquí tienes las llaves, las plantas regadas y todo está en orden'

¿Has compartido tiempo con Jorge? ¿Qué consejos te ha dado?

Me ha dado unos cuantos. Algunos me ha dicho: 'Bueno, esto es para ti y para mí'. Y he dicho: 'Vale, esto es secreto'. [Risas] Y luego, lo primero, me ha tranquilizado muchísimo, ha sido supergeneroso conmigo, pasando tiempo juntos, haciendo la lectura de guión, dejando que estuviera... Es decir, me ha dejado participar absolutamente de toda su rutina para que me vaya empapando y aprendiendo, lo cual se lo agradezco un montón. Además, me ha dicho que tenga cuidado con los nombres, que todos somos muy dados a confundirnos. Y que tenga controladas las puertas, que luego te dicen que entra por la 3 o sale por la 2 y te pones a mirar para otro lado despistada. Eso lo tengo que aprender a controlar rápido. O sea, muchos consejos de ese tipo. Y al final, sobre todo, me ha dicho: “Pásatelo bien. De verdad, disfruta, que la vida son dos días. Ponte delante y, sobre todo, vívelo y disfrútalo”. Así que por eso te digo que se lo agradezco un montón. Bastante generoso.

A Jorge le costó levantar las audiencias del programa. ¿Sientes presión por la reacción que pueda tener el público ante este cambio?

Jorge deja unos datos espectaculares, muy asentados y buenísimos. Pero es época de verano, sabemos que el verano es totalmente impredecible. Aún así, por supuesto que siento presión, por supuesto. [Risas]. Es decir, me encantaría mantener esos superdatos, o por lo menos lo más parecidos posible, y dejarle todo en condiciones para cuando vuelva el septiembre decirle: “Aquí tienes las llaves, todo está bien, las plantas regadas y todo está en orden”. [Risas]. Pero bueno, como ya me han dicho, vamos a ver y ojalá que sea así, pero es una época diferente, desde luego.