El ganador de Eurovisión 1994 sigue los pasos de Nemo y devolverá su trofeo como rechazo a la presencia de Israel
Eurovisión atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. La permisividad respecto a la participación de Israel en la próxima edición provocó una renuncia simbólica: Nemo, quien ganó el festival en 2024, anunció que iba a devolver su micrófono de cristal como rechazo a las decisiones de la Unión Europea de Radiodifusión (UER). Este viernes, 12 de diciembre, Charlie McGettigan, ganador del festival en 1994 con Irlanda junto a Paul Harrington, ha confirmado que seguirá sus pasos y entregará el trofeo.
A través de un vídeo, el intérprete se ha sumado a la protesta de otros ganadores del certamen musical: “Han expuesto muy bien su caso, por lo que, en apoyo de Nemo, me gustaría devolver también mi trofeo a la UER. Lamentablemente, ganamos en 1994 y no puedo conseguir el trofeo que recibimos entonces, pero si lo encuentro, también lo devolveré”. McGetti se ha despedido de sus seguidores con un “gracias por su atención”.
El artista se ha pronunciado a través de la Campaña de Solidaridad Irlanda-Palestina, anunciando que su decisión responde a una “protesta por la continua participación del Estado israelí del apartheid en el concurso”. Asimismo, se ha insistido en la idea de que “la UER está arruinando su propio concurso para preservar el lavado de imagen israelí del genocidio, pero la situación ha cambiado y los artistas y el público lo rechazan”.
Conviene recordar que Nemo emitió un comunicado en contra del blindaje a Israel durante la 95ª Asamblea General de la organización: “Eurovisión dice que defiende la unidad, la inclusión y la dignidad para todos”, explicó, haciendo hincapié en que “la participación de Israel […] muestra un claro conflicto entre esos ideales”. Incluso citó que la Comisión de Investigación Internacional Independiente de la ONU concluyó que e país de Medio Oriente cometió “un genocidio” en Gaza.
El director de Eurovisión responde a Nemo
El anuncio desató un enorme revuelo en la comunidad eurofán, provocando que Martin Green se pronunciase en la BBC: “Nos entristece que Nemo desee devolver el trofeo que merecidamente ganó en 2024”. A continuación, comunicó que la organización “respeta las opiniones profundamente arraigadas que ha expresado”: “Siempre seguirán siendo una parte valiosa de la familia de Eurovisión”. Pese al calado de esta renuncia simbólica, el director del festival mantiene sus posiciones.
A juicio de Nemo, quien se alzó con el triunfo representando a Suiza en 2024 con The Code, “se utilizó el concurso repetidamente para suavizar la imagen de un estado acusado de graves irregularidades, todo mientras la UER insistía en que Eurovisión es 'no político'”. También citó la retirada de España, Países Bajos, Irlanda, Eslovenia e Islandia como síntoma de que “algo está profundamente mal” en el seno de Eurovisión.
Aumentan las presiones contra Eurovisión por la participación de Israel
La participación de Israel supuso un auténtico escollo para Eurovisión. A lo largo y ancho del continente, distintas voces se fueron alzando para oponerse a la permisividad de la UER: Johnny Logan, dos veces ganador con Irlanda; Emmelie de Forest, triunfadora en 2013 con Dinamarca; y Salvador Sobral, ganador en 2017 con Portugal, apoyaron la retirada de los citados países. “Esta cobardía política que tenemos es consistente con la cobardía institucional de las instituciones públicas”, aseguró este último.
Por otro lado, la televisión pública de Bélgica —RTBF— se enfrentó a la oposición de la organización SOS Gaza y a las presiones de los sindicatos culturales para evitar su participación en Eurovisión. “No debemos proporcionar ninguna plataforma para encubrir crímenes de guerra ni exponer a millones de espectadores a la propaganda israelí”, aseguraron entonces. Los partidos políticos PS, PTB y Ecolo en la comunidad francesa instaron a boicotear el certamen como protesta.
En Portugal, la presión también fue in crescendo hasta el punto de afectar de lleno al Festival da Canção —el equivalente al Benidorm Fest—. De las 16 candidaturas aspirantes a Eurovisión, 12 firmaron un comunicado donde condenaban la participación de Israel. Todos aseguraron que, de proclamarse ganadores en la preselección, rechazarían abanderar a nuestro país vecino en la próxima edición del festival.