Tras años alejada de los platós de televisión, la presentadora Pilar Soto fue entrevistada este jueves 18 de diciembre en Y ahora Sonsoles (Antena 3), donde compartió con la audiencia los motivos por los que tuvo que apartarse de las cámaras después de haber sido un rostro habitual de la pequeña pantalla.
Ante Sonsoles Ónega recordó aquellos años de popularidad en la década de 1990, primero como copresentadora del Grand Prix junto a Ramón García y más tarde al frente del icónico programa de Telemadrid Mamma mía. Cree que hizo una correcta gestión de la fama y el éxito, sin embargo, reconoce que su vida estuvo marcada en esa etapa por determinadas “carencias” personales.
“Carencias” sobre las que no quiso hablar este jueves en el magacín de Antena 3, aunque sí se refirió a los problemas de bulimia y anorexia que arrastró desde la adolescencia. Soto, que acaba de cumplir 46 años, llegó a pesar 37 kilos en el peor momento de la enfermedad.
“Llegué a tener 82 ingresos hospitalarios”, contó la presentadora. Como consecuencia, su cuerpo y su piel se empezaron a resentir por la gran cantidad de medicamentos que tomó. A pesar de todo, en 2003 fue concursante del reality La isla de los famosos (Antena 3): “Era un caballo desvocado. Pensé que era un trabajo digno y que no habría comida”.
En efecto, en dicho programa no había demasiados alimentos para los robinsones, y fue ese el argumento que utilizó para convencerse de que aquella sería una buena experiencia. Aunque había personas que sabían que se estaba medicando, nadie a su alrededor le recomendó que no participara en el reality de Atresmedia. “Hay una persona del cuerpo médico que dijo: 'Esto no se puede hacer porque vamos a ver una muerte en directo'. Al ir allí [a la isla] dejé la medicación en 24 horas, que es una barbaridad”.
Dos semanas después de empezar esta arriesgada aventura, Pilar fue expulsada de La isla de los famosos por decisión del público. “Al salir de Antena 3, de una gala en directo, me desmayé”. En ese momento todavía no era consciente de la gravedad de su situación. La persona que la conducía a su casa tuvo que trasladarla al hospital.
Cuando estaba a punto de perder la vida, Pilar Soto tuvo una “rebelación” y se refugió en la religión. Es así como inició un “proceso de conversión” que le ha permitido sanar cuerpo y mente. Mientras tanto, sigue litigando contra Google para que se retiren del buscador todas las falsedades que se han publicado sobre ella relacionándola con el consumo de drogas.