Telecinco retrata a los funcionarios españoles en 'Moncloa, ¿dígame?'
Primero le toco el turno a los periodistas, luego a los policías, a los médicos, a los obreros. Ahora la pequeña pantalla da otro paso más en su retrato de colectivos profesionales con Moncloa ¿dígame?, en Telecinco, producida por El Terrat y Estudios Picasso.
En esta comedia de situación Andreu Buenafuente, responsable de los exitosos La Cosa Nostra y Malats de tele en TV3, nos muestra cómo trabajan los funcionarios del Gabinete de Prensa y Protocolo del Palacio de la Moncloa.
Interpretada, entre otros, por Javier Veiga y Manuel Manquiña, la serie de humor refleja, por un lado, las relaciones personales y profesionales de los integrantes de Gabinete; y por otro, los conflictos laborales que provoca el manejo de información delicada. Su objetivo es presentar a unos personajes que, pese a ser altos funcionarios o cargos políticos, son tan humanos como cualquiera de los espectadores.
Moncloa ¿dígame? se estrenó el miércoles 10 de enero a las 22:00 horas.
Expedientes X en Antena 3
Antena 3, por su parte, prefiere dedicar su tiempo al tema de moda de los fenómenos paranormales. También el miércoles, alrededor de las 00:00 horas, estrenó La otra dimensión, presentado por Mon Santiso, un programa de una hora que aborda temas que no responden a una explicación científica. Por ejemplo, las apariciones marianas, los fenómenos de ovnis, abducciones extraterrestres, etc. Sólo que son los reporteros del programa los encargados de investigar y no Mulder o Scully.
Cada reportaje cuenta con los testimonios de expertos en la materia, como médicos forenses, físicos, químicos, geólogos y arabistas; se trata de que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones. Además el programa trata de los supuestos lugares malditos de nuestra geografía.
En el primer programa se emitió un reportaje basado en un estudio científico que establece que cada vez que entramos en Internet, estamos llamando al diablo, ya que en árabe las WWW se refieren al 666, el número de Satán por excelencia.
La verdad no está ahí fuera, ahora es sólo catódica.