Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Feijóo busca encajar su campaña entre PSOE y Vox con mensajes ambiguos
La desesperada búsqueda de los familiares de los miles de desaparecidos en Gaza
OPINIÓN | 'Las monjas de Belorado y Europa', por Antón Losada

Vuelven los debates

Ahora, después de catorce años ?Aznar versus González? el PP y el PSOE han acordado resucitar estos combates dialécticos en el medio más poderoso de cara a las urnas, seis días antes de los idus. Se prevén dos debates que enfrentarán a los candidatos a la presidencia del Gobierno por parte de los dos principales partidos de la nación, en platós de cadenas privadas. Los analistas han recibido la noticia como la recuperación positiva para las tradiciones de la democracia de una costumbre debería haberse mantenido. Estoy de acuerdo si nos limitamos a hablar de tradiciones y hábitos que acompañan a los grandes o pequeños acontecimientos de la vida. O sea, como Belén por Navidades.

Yo no sé si alguien ha echado de menos durante estos casi tres lustros los debates de los candidatos en la tele. Tal vez. Pero, uno no entiende semejantes maguas. Yo añoro mucho más las Historias para no dormir, de Narciso Ibáñez Serrador. Su padre, Ibáñez Menta, era casi tan terrorífico como Rajoy, con la ventaja de que se trataba de un personaje de ficción, y no como don Mariano.

Bueno. Que uno, si quieren que les diga, aunque le parece bien para la imagen democrática del proceso electoral esto de los debates, no cree que sirvan de gran cosa. Con los líderes políticos pasa como con los equipos de fútbol. Celebran un debate en la tele sólo para que, después, los periódicos y la gente discuta acerca de quién ha ganado. Pero, gane quien gane, objetiva y dialécticamente, el personal sigue siendo del Barça o del Madrid. O del PSOE o del PP. Y no reconocerá una derrota jamás, por merecida que sea. Los forofos, los fieles, los hinchas de izquierdas o de derechas, merengues o culés, no van a cambiar ni de coña de camiseta o de acera política por el resultado de un partido o por el resultado de un debate. Cierto que, a lo mejor, el juego de un conjunto o la retórica de un líder puede convencer a los tibios e indecisos. Pero, muchas veces, a los indecisos y los tibios lo que les pasa es que son del Recreativo de Huelva, un suponer, que también existe. O de los Humanistas Reunificados o de Coalición Canaria, vayan ustedes a saber. Como dijo Rafael el Gallo, hay gente pa´tó.

José H. Chela

Ahora, después de catorce años ?Aznar versus González? el PP y el PSOE han acordado resucitar estos combates dialécticos en el medio más poderoso de cara a las urnas, seis días antes de los idus. Se prevén dos debates que enfrentarán a los candidatos a la presidencia del Gobierno por parte de los dos principales partidos de la nación, en platós de cadenas privadas. Los analistas han recibido la noticia como la recuperación positiva para las tradiciones de la democracia de una costumbre debería haberse mantenido. Estoy de acuerdo si nos limitamos a hablar de tradiciones y hábitos que acompañan a los grandes o pequeños acontecimientos de la vida. O sea, como Belén por Navidades.

Yo no sé si alguien ha echado de menos durante estos casi tres lustros los debates de los candidatos en la tele. Tal vez. Pero, uno no entiende semejantes maguas. Yo añoro mucho más las Historias para no dormir, de Narciso Ibáñez Serrador. Su padre, Ibáñez Menta, era casi tan terrorífico como Rajoy, con la ventaja de que se trataba de un personaje de ficción, y no como don Mariano.