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Y Adán se va, a todas éstas

Si Pepa Luzardo hubiera tenido la suerte de nacer en Santa Cruz de Tenerife y la aún más inmensa suerte de haber sido elegida alcadesa de esa ciudad, seguramente habría tenido que ahorrarse el disgusto de tener que llamar a tanto arquitecto de ringo rango: hubiera acudido directamente al estudio del hermano de Adán Martín Menis, Fernando, y en lugar de cinco o seis fotos, se había hecho una, y a correr. Pues dicen en las Ramblas que tan afamado despacho va a cambiar de titularidad por aquellas cosas que pasan cuando se mezclan la política, los negocios y los encargos técnicos más allá de lo puramente normal y corriente. Hay dos viceconsejeras que se conocen la historia completa, pero otra cosa completamente distinta es que convoquen una rueda de prensa para contarla. Unos se separan, otros se separan más todavía, y algunos hasta exigen no separarse no vaya a ser que en otoño la cosa se ponga más dura todavía (con perdón por lo de la dureza). Sentimos tanto cripticismo, pero si permanecen atentos a sus pantallas, irán viendo. Vaya si irán viendo.

Si Pepa Luzardo hubiera tenido la suerte de nacer en Santa Cruz de Tenerife y la aún más inmensa suerte de haber sido elegida alcadesa de esa ciudad, seguramente habría tenido que ahorrarse el disgusto de tener que llamar a tanto arquitecto de ringo rango: hubiera acudido directamente al estudio del hermano de Adán Martín Menis, Fernando, y en lugar de cinco o seis fotos, se había hecho una, y a correr. Pues dicen en las Ramblas que tan afamado despacho va a cambiar de titularidad por aquellas cosas que pasan cuando se mezclan la política, los negocios y los encargos técnicos más allá de lo puramente normal y corriente. Hay dos viceconsejeras que se conocen la historia completa, pero otra cosa completamente distinta es que convoquen una rueda de prensa para contarla. Unos se separan, otros se separan más todavía, y algunos hasta exigen no separarse no vaya a ser que en otoño la cosa se ponga más dura todavía (con perdón por lo de la dureza). Sentimos tanto cripticismo, pero si permanecen atentos a sus pantallas, irán viendo. Vaya si irán viendo.