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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Esperando por un SMS

Continúa sin tregua el hostigamiento del Partido Popular a Canarias, o por ser más precisos, del ministro José Manuel Soria a la tierra que le vio nacer y la que aspira a presidir algún día con la ayuda de los votantes del Partido Popular. Las decisiones del Tribunal Supremo respecto a las prospecciones petrolíferas, por ejemplo, se suceden en el sentido de dar cobertura a las resoluciones anteriores, lo que para el Gobierno de Canarias no significa, de momento, que haya una bendición urbi et orbi. En el fondo, Rivero y los suyos están deseando un desenlace similar al de la descatalogación de los sebadales en Granadilla, anulada ahora por el Supremo cuando ya parece que es demasiado tarde para parar la operación especulativa del puerto en aquel lugar. Se alivia también, al menos en apariencia, esa majadería de que tengamos que pasar todos por las colas de los ayuntamientos a sacarnos un certificado de residencia con el que viajar, certificados, por cierto, con una validez de seis meses, amplio periodo para que los defraudadores (de haberlos) se muden a la península y sigan disfrutando de los descuentos. Tanto hostigamiento no es normal, y hay incluso gente del PP que no se lo explica, como el ex presidente Fernando Fernández, que ha confesado estos días a La Provincia que todavía está esperando que Soria le explique los motivos por los que se echó al monte en octubre de 2010, cuando rompió su idilio con Paulino Rivero. Fufú le mandó un SMS y Soria le dijo que ya le contaría. Casi dos años después, el dirigente popular ya se ha cansado de esperar.

Continúa sin tregua el hostigamiento del Partido Popular a Canarias, o por ser más precisos, del ministro José Manuel Soria a la tierra que le vio nacer y la que aspira a presidir algún día con la ayuda de los votantes del Partido Popular. Las decisiones del Tribunal Supremo respecto a las prospecciones petrolíferas, por ejemplo, se suceden en el sentido de dar cobertura a las resoluciones anteriores, lo que para el Gobierno de Canarias no significa, de momento, que haya una bendición urbi et orbi. En el fondo, Rivero y los suyos están deseando un desenlace similar al de la descatalogación de los sebadales en Granadilla, anulada ahora por el Supremo cuando ya parece que es demasiado tarde para parar la operación especulativa del puerto en aquel lugar. Se alivia también, al menos en apariencia, esa majadería de que tengamos que pasar todos por las colas de los ayuntamientos a sacarnos un certificado de residencia con el que viajar, certificados, por cierto, con una validez de seis meses, amplio periodo para que los defraudadores (de haberlos) se muden a la península y sigan disfrutando de los descuentos. Tanto hostigamiento no es normal, y hay incluso gente del PP que no se lo explica, como el ex presidente Fernando Fernández, que ha confesado estos días a La Provincia que todavía está esperando que Soria le explique los motivos por los que se echó al monte en octubre de 2010, cuando rompió su idilio con Paulino Rivero. Fufú le mandó un SMS y Soria le dijo que ya le contaría. Casi dos años después, el dirigente popular ya se ha cansado de esperar.