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Un lago a la última

Aunque habrá interpretaciones y valoraciones para todos los gustos, hay que felicitar al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y a su alcaldesa por dejarse caer de vez en cuando con un parque. Y el que se inauguró este sábado en Siete Palmas es un parque de tres pares de narices. Ya les hablamos de las esculturas y de sus autores, y de los miles de metros que tiene el parque Juan Pablo II. Pero nadie les ha hablado, seguro, del mando a distancia que tanto la alcaldesa como el Nuncio de Su Santidad activaron el día de autos para poner en marcha la cascada y el géiser que forman parte de ese espectacular lago de 3.000 metros cuadrados con patitos y todo. Pues sepan que detrás de ese mando a distancia, además de una empresa canaria especializada en la cuestión (Hidráulica e Instalaciones Medioambientales Canarias), hay un sofisticado sistema de cinco bombas de cincuenta caballos cada una que permite que el agua de la cascada caiga a veinte metros de altura a razón de cuatrocientos metros cúbicos por hora, o que para tener el agua en perfecto estado de revista se hayan traído de Escocia un sistema único consistente en un enorme tubo en el que hay una lámpara triógena de rayos uva que liquida las bacterias y los elementos impuros del agua. Vamos a ver si ahora funciona el mantenimiento, que ya se sabe cómo es este Ayuntamiento con los contratos de gestión indirecta. O algo así.

Aunque habrá interpretaciones y valoraciones para todos los gustos, hay que felicitar al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y a su alcaldesa por dejarse caer de vez en cuando con un parque. Y el que se inauguró este sábado en Siete Palmas es un parque de tres pares de narices. Ya les hablamos de las esculturas y de sus autores, y de los miles de metros que tiene el parque Juan Pablo II. Pero nadie les ha hablado, seguro, del mando a distancia que tanto la alcaldesa como el Nuncio de Su Santidad activaron el día de autos para poner en marcha la cascada y el géiser que forman parte de ese espectacular lago de 3.000 metros cuadrados con patitos y todo. Pues sepan que detrás de ese mando a distancia, además de una empresa canaria especializada en la cuestión (Hidráulica e Instalaciones Medioambientales Canarias), hay un sofisticado sistema de cinco bombas de cincuenta caballos cada una que permite que el agua de la cascada caiga a veinte metros de altura a razón de cuatrocientos metros cúbicos por hora, o que para tener el agua en perfecto estado de revista se hayan traído de Escocia un sistema único consistente en un enorme tubo en el que hay una lámpara triógena de rayos uva que liquida las bacterias y los elementos impuros del agua. Vamos a ver si ahora funciona el mantenimiento, que ya se sabe cómo es este Ayuntamiento con los contratos de gestión indirecta. O algo así.