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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

La mejor operación, tras la de Ronaldo

Algunos lectores nos tiran de las orejas porque somos incapaces de encontrar algo digno de elogio en la nueva catarsis de la UD Las Palmas. Algo en el terreno de la gestión, no en lo deportivo, que ya sabemos que con la cantera y un par de futbolistas que la catarsis quería despedir, podemos mantenernos en puestos dignos, como nos dijo este martes un atento lector. Pero no encontramos nada. Es más, incluso los colegas de papel terminan dándonos la razón varios meses después. En agosto publicamos que la operación de venta de Jorge Llarena iba a resultar fallida como consecuencia de la ausencia de garantías suficientes en los pagarés emitidos por Gilmar, la empresa de Gil Marín, o sea, del Atlético intervenido. Nos saltaron al cuello lanzando a los cuatro vientos que se trataba de “la mejor operación futbolística en Europa tras la compra de Ronaldo por el Real Madrid”. Y decidimos entonces esperar, no ya para comprobar que los bancos iban a rechazar los pagarés, como habíamos anunciado, sino por conocer cuál va a ser la tercera mejor operación de la centuria. Y de la catarsis. Mientras tanto, comprobamos que el presidente de la UD está absolutamnete maniatado, que repite la palabra “palcos” (¡ánimo, Suárez Gil!) como un poseso y que no termina de resolver un problema para que le pongan otro sobre la mesa. No es por incordiar más, pero nos anuncian que ahora toca el turno a Manolo López, que el 30 de noviembre se verá las caras con su club en el Semac. Y detrás, ¿Aparicio?

Algunos lectores nos tiran de las orejas porque somos incapaces de encontrar algo digno de elogio en la nueva catarsis de la UD Las Palmas. Algo en el terreno de la gestión, no en lo deportivo, que ya sabemos que con la cantera y un par de futbolistas que la catarsis quería despedir, podemos mantenernos en puestos dignos, como nos dijo este martes un atento lector. Pero no encontramos nada. Es más, incluso los colegas de papel terminan dándonos la razón varios meses después. En agosto publicamos que la operación de venta de Jorge Llarena iba a resultar fallida como consecuencia de la ausencia de garantías suficientes en los pagarés emitidos por Gilmar, la empresa de Gil Marín, o sea, del Atlético intervenido. Nos saltaron al cuello lanzando a los cuatro vientos que se trataba de “la mejor operación futbolística en Europa tras la compra de Ronaldo por el Real Madrid”. Y decidimos entonces esperar, no ya para comprobar que los bancos iban a rechazar los pagarés, como habíamos anunciado, sino por conocer cuál va a ser la tercera mejor operación de la centuria. Y de la catarsis. Mientras tanto, comprobamos que el presidente de la UD está absolutamnete maniatado, que repite la palabra “palcos” (¡ánimo, Suárez Gil!) como un poseso y que no termina de resolver un problema para que le pongan otro sobre la mesa. No es por incordiar más, pero nos anuncian que ahora toca el turno a Manolo López, que el 30 de noviembre se verá las caras con su club en el Semac. Y detrás, ¿Aparicio?