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Una petrolera que quiere montar una terminal

La empresa perjudicada en esta ocasión por la cosa nostra portuaria se llama Oryx Iberia, S.A.U., perteneciente el grupo multinacional Addax & Oryx Group, dedicada a las actividades petroleras, particularmente al suministro de combustibles en los puertos. En marzo pasado, Oryx Iberia presentó ante la Autoridad Portuaria solicitud de concesión demanial de entre 30.000 y 35.000 metros cuadrados para la instalación de una terminal de bunkering, tras celebrar una reunión con los responsables del organismo en la que expusieron sus intenciones. Pero la sorpresa no tardó en llegar. Los responsables de la compañía petrolera se enteraron en mayo de que se les ofrecía un suelo situado a dos kilómetros del muelle, lo que les obligaría a la instalación y posterior mantenimiento de unas tuberías de esa longitud con más de siete ángulos cada una, lo que les complicaba el negocio enormemente. Entre otros contratiempos, la distancia asignada supondría invertir horas en la limpieza de tuberías frente a los 20 minutos que se emplearía en el caso de una concesión a pie de muelle. Les dijeron que no había terreno disponible, cuando en realidad lo que había ocurrido es que había aparecido en escena el ex presidente portuario José Manuel Arnáiz.

La empresa perjudicada en esta ocasión por la cosa nostra portuaria se llama Oryx Iberia, S.A.U., perteneciente el grupo multinacional Addax & Oryx Group, dedicada a las actividades petroleras, particularmente al suministro de combustibles en los puertos. En marzo pasado, Oryx Iberia presentó ante la Autoridad Portuaria solicitud de concesión demanial de entre 30.000 y 35.000 metros cuadrados para la instalación de una terminal de bunkering, tras celebrar una reunión con los responsables del organismo en la que expusieron sus intenciones. Pero la sorpresa no tardó en llegar. Los responsables de la compañía petrolera se enteraron en mayo de que se les ofrecía un suelo situado a dos kilómetros del muelle, lo que les obligaría a la instalación y posterior mantenimiento de unas tuberías de esa longitud con más de siete ángulos cada una, lo que les complicaba el negocio enormemente. Entre otros contratiempos, la distancia asignada supondría invertir horas en la limpieza de tuberías frente a los 20 minutos que se emplearía en el caso de una concesión a pie de muelle. Les dijeron que no había terreno disponible, cuando en realidad lo que había ocurrido es que había aparecido en escena el ex presidente portuario José Manuel Arnáiz.