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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

En la radio pública y corresponsal de 'El Mundo'

Teresa Cruz sigue siendo la excepción que confirma la regla. Ahí van unas cuantas de esas excepciones a otras tantas reglas. Nombrada por exigencias de Soria jefa de los servicios informativos de la radio pública canaria, que sigue utilizando contra una resolución judicial el nombre de Canarias Radio, la periodista se ha saltado todos los preceptos del ente público RTVC. Es la primera voz peninsular que suena en esos medios, pese a la norma (que no compartimos nunca) que obligaba a que primara la dicción canaria frente cualquier otra. Es, además, la primera persona acogida a un contrato de alta dirección que incumple flagrantemente la cláusula que prohibe tácitamente trabajar o colaborar para otro medio de comunicación. Luego están las excepciones puramente profesionales, las éticas (ni entramos a enumerarlas) y las que obligan a firmar correctamente los trabajos y a citar las fuentes de las que se nutre el redactor. Su crónica sobre la tragedia de Lanzarote en El Mundo es para enmarcar. Y colgar en la sede del PP, claro.

Teresa Cruz sigue siendo la excepción que confirma la regla. Ahí van unas cuantas de esas excepciones a otras tantas reglas. Nombrada por exigencias de Soria jefa de los servicios informativos de la radio pública canaria, que sigue utilizando contra una resolución judicial el nombre de Canarias Radio, la periodista se ha saltado todos los preceptos del ente público RTVC. Es la primera voz peninsular que suena en esos medios, pese a la norma (que no compartimos nunca) que obligaba a que primara la dicción canaria frente cualquier otra. Es, además, la primera persona acogida a un contrato de alta dirección que incumple flagrantemente la cláusula que prohibe tácitamente trabajar o colaborar para otro medio de comunicación. Luego están las excepciones puramente profesionales, las éticas (ni entramos a enumerarlas) y las que obligan a firmar correctamente los trabajos y a citar las fuentes de las que se nutre el redactor. Su crónica sobre la tragedia de Lanzarote en El Mundo es para enmarcar. Y colgar en la sede del PP, claro.