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Se salió con lo de las escuchas

Pero donde verdaderamente se salió Ricardo Melchior en esta entrevista publicada por El Día fue en su particular versión sobre las escuchas telefónicas del caso Edén, el de la presunta trama de corrupción urbanística en Arona. Para el presidente del Cabildo tinerfeño, “si hay una investigación judicial, lo que se escuche debe estar en los oídos de la autoridad judicial. Los otros sólo deben oír, no interpretar lo que se dice, y mucho menos filtrarlo. Si eso es así me parece reprobable, va contra las normas básicas del Estado de Derecho y debe actuar la Justicia. Si un juez ordena realizar escuchas, él es el único que debe interpretar lo que oiga. El que escuche, si no es un juez, debe ir a la cárcel porque está infringiendo las normas más elementales de la democracia”. Pero cuando el periodista le pregunta por el destino que Melchior reservaría para los que “realizan tratos de favor”, el presidente responde: “¿Por qué? ¿Voy a ir a la cárcel si le digo a usted que un sobrino mío va a entrar en el periódico y le pregunto si me puede echar una mano? Eso no es así”. Apoteósico. Pero insistió, el hombre.

Pero donde verdaderamente se salió Ricardo Melchior en esta entrevista publicada por El Día fue en su particular versión sobre las escuchas telefónicas del caso Edén, el de la presunta trama de corrupción urbanística en Arona. Para el presidente del Cabildo tinerfeño, “si hay una investigación judicial, lo que se escuche debe estar en los oídos de la autoridad judicial. Los otros sólo deben oír, no interpretar lo que se dice, y mucho menos filtrarlo. Si eso es así me parece reprobable, va contra las normas básicas del Estado de Derecho y debe actuar la Justicia. Si un juez ordena realizar escuchas, él es el único que debe interpretar lo que oiga. El que escuche, si no es un juez, debe ir a la cárcel porque está infringiendo las normas más elementales de la democracia”. Pero cuando el periodista le pregunta por el destino que Melchior reservaría para los que “realizan tratos de favor”, el presidente responde: “¿Por qué? ¿Voy a ir a la cárcel si le digo a usted que un sobrino mío va a entrar en el periódico y le pregunto si me puede echar una mano? Eso no es así”. Apoteósico. Pero insistió, el hombre.