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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

La soledad de Águeda

Las fisuras en el Partido Popular de Canarias son cada vez más evidentes, por mucho que el pensamiento único trate de extenderse de manera uniforme e indiscutible. El pulso de José Manuel Soria con los apadrinados por Madrid ya no se disimula en algunos ambientes, y ante la inminencia de las Generales de marzo, la cosa adquirirá tintes algo más dramáticos. Le viene ocurriendo a personas como Antonio López, delegado del Gobierno, o a Juan José Cardona, que dicen que pasa de delfín a maldito casi sin darse cuenta él mismo. Pero le pasa sobre todo a Águeda Montelongo, a la que le mueven la silla incluso sus más directos colaboradores, colocados a su alrededor por el enemigo soriano.

Las fisuras en el Partido Popular de Canarias son cada vez más evidentes, por mucho que el pensamiento único trate de extenderse de manera uniforme e indiscutible. El pulso de José Manuel Soria con los apadrinados por Madrid ya no se disimula en algunos ambientes, y ante la inminencia de las Generales de marzo, la cosa adquirirá tintes algo más dramáticos. Le viene ocurriendo a personas como Antonio López, delegado del Gobierno, o a Juan José Cardona, que dicen que pasa de delfín a maldito casi sin darse cuenta él mismo. Pero le pasa sobre todo a Águeda Montelongo, a la que le mueven la silla incluso sus más directos colaboradores, colocados a su alrededor por el enemigo soriano.