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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

De las vacas a los salmones

Y ya metidos entre fauna, aprovechamos para acercarles un documento extraido de lo que viene siendo, mayormente, la Dirección General de la Naturaleza del Gobierno de Noruega. Otra vez la casualidad. Desde Oslo se informa de que la pesca del salmón en los ríos escandinavos, actividad practicada por Soria en las postrimerías de sus vacaciones, requiere la obtención de una licencia de carácter personal, con foto del interesado incluida, con una vigencia anual por importe aproximado de 27 euros. Imaginamos que el empresario turístico Björn Lyng avisaría al presidente de los populares canarios del necesario trámite antes de invitarle a la expedición en su jet privado, para evitar cualquier situación incómoda ante la eventual aparición de un inspector del Estado noruego más que nada. Pese al engorro burocrático que supone importar lombriz de tierra para ser usada como cebo, las capturas de Soria, de las que estaba obligado a informar al organismo público, debieron de ser dignas, ni lo dudamos, de su grácil figura. Bromas aparte, la oposición ya prepara su ofensiva salmónida para la sesión plenaria de finales de este mes una vez descubierta la primera vinculación entre los legítimos intereses empresariales de Lyng y las competencias turísticas del Cabildo presidido por Soria, tema del que informamos el pasado martes y tanto espacio de tertulias radiofónicas acaparó (sin citarnos, que feo).

Y ya metidos entre fauna, aprovechamos para acercarles un documento extraido de lo que viene siendo, mayormente, la Dirección General de la Naturaleza del Gobierno de Noruega. Otra vez la casualidad. Desde Oslo se informa de que la pesca del salmón en los ríos escandinavos, actividad practicada por Soria en las postrimerías de sus vacaciones, requiere la obtención de una licencia de carácter personal, con foto del interesado incluida, con una vigencia anual por importe aproximado de 27 euros. Imaginamos que el empresario turístico Björn Lyng avisaría al presidente de los populares canarios del necesario trámite antes de invitarle a la expedición en su jet privado, para evitar cualquier situación incómoda ante la eventual aparición de un inspector del Estado noruego más que nada. Pese al engorro burocrático que supone importar lombriz de tierra para ser usada como cebo, las capturas de Soria, de las que estaba obligado a informar al organismo público, debieron de ser dignas, ni lo dudamos, de su grácil figura. Bromas aparte, la oposición ya prepara su ofensiva salmónida para la sesión plenaria de finales de este mes una vez descubierta la primera vinculación entre los legítimos intereses empresariales de Lyng y las competencias turísticas del Cabildo presidido por Soria, tema del que informamos el pasado martes y tanto espacio de tertulias radiofónicas acaparó (sin citarnos, que feo).