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Dime cuánto ganas y te diré qué sabes de la crisis

Para saber si un cargo público, cuando habla del drama de la pobreza que cabalga desde hace años a galope tendido, tiene idea de qué va la crisis, es imprescindible conocer cuánto gana al mes. Desde la atalaya de un sueldo de 4.000 o 6.000 euros se tiene una visión muy distinta de los problemas que arrastra una sociedad donde, miles de personas, en el precipicio de la exclusión social, carecen de los recursos mínimos para sobrevivir con las necesidades básicas cubiertas.

Cuando los políticos encargados de gestionar los fondos comunes procedentes de los impuestos y, sobre todo, plantear soluciones a la sangrante miseria que padecen quienes han sido arrojados a la cuneta por la recesión económica, sueltan que lo peor de la crisis ha pasado, sin duda, disfrutan de una abultada nómina que les impide ver la indigencia que muchísima gente sigue sufriendo. Y, claro, si no conoces un problema, desde una mullida y confortable nube, cómo vas a tener la agudeza y, especialmente, la sensibilidad para resolverlo. Ya lo dijo Joselito El Gallo, lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.

Para saber si un cargo público, cuando habla del drama de la pobreza que cabalga desde hace años a galope tendido, tiene idea de qué va la crisis, es imprescindible conocer cuánto gana al mes. Desde la atalaya de un sueldo de 4.000 o 6.000 euros se tiene una visión muy distinta de los problemas que arrastra una sociedad donde, miles de personas, en el precipicio de la exclusión social, carecen de los recursos mínimos para sobrevivir con las necesidades básicas cubiertas.

Cuando los políticos encargados de gestionar los fondos comunes procedentes de los impuestos y, sobre todo, plantear soluciones a la sangrante miseria que padecen quienes han sido arrojados a la cuneta por la recesión económica, sueltan que lo peor de la crisis ha pasado, sin duda, disfrutan de una abultada nómina que les impide ver la indigencia que muchísima gente sigue sufriendo. Y, claro, si no conoces un problema, desde una mullida y confortable nube, cómo vas a tener la agudeza y, especialmente, la sensibilidad para resolverlo. Ya lo dijo Joselito El Gallo, lo que no puede ser, no puede ser y, además, es imposible.