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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Entrar a cuchillo en la crítica gastronómica, ¿sí o no?, esa es la cuestión

Escribo este artículo de opinión recogiendo el guante  que ha lanzado el colega y amigo José Luis Reina a través de una columna suya escrita en el rotativo Canarias7 donde discrepaba sobre el post de Instagram sobre el Restaurante Fuji que días atrás publicó uno de los periodistas gastronómicos más importantes del país, José Carlos Capel, el cual dejó claro su desilusión y lo poco que le había gustado la propuesta del que es el primer restaurante japonés abierto en toda España con más de 50 años a sus espaldas.

Yo no voy a criticar ni opinar sobre lo que José Carlos Capel ha escrito en su post de Instagram acerca del Restaurante Fuji porque a alguien que lleva más de 35 años visitando restaurantes del mundo entero, que ha escrito varios libros de gastronomía, que fundó Madrid Fusión y hoy es el presidente del congreso gastronómico más importante del mundo, lo que hay que hacer es escucharle y aprender los que nos dedicamos a este noble oficio de escribir, y aceptar sus opiniones para mejorar o seguir en el camino los que son visitados por él y por su mujer, Julia Pérez Lozano, una de las periodistas gastronómicas más importantes del país, directora del Foro Internacional del Queso Gran Canaria y dos veces Premio Nacional de Gastronomía.

Sí me sirve el artículo en cuestión para rebatir cordial y constructivamente algunas de las cosas que se vierten en el mismo porque de manera indirecta me siento aludido ya que el lector puede entender que los que nos dedicamos a escribir de gastronomía estamos comprados por los restaurantes o nos plegamos a los deseos políticos o empresariales del momento, y en mi caso al menos, nada más lejos de la realidad, se lo aseguro.

Quien aquí les escribe tiene la suerte de poder permitirse con su trabajo el visitar los restaurantes que me interesan sin necesidad de pedirles o exigirles que me inviten a comer si quieren que hable de ellos. Siempre que me siento en una mesa hay dinero en mi cartera para pagar la cuenta, eso no quita y sería de necios negarlo reconocer que unas veces te inviten, otras te hagan descuento y otras te cobren el íntegro de la comanda, todas ellas me parecen perfectamente lícitas porque no me piden nada ni varía en absoluto mi opinión sobre el lugar o lo que vaya a publicar sobre ellos en el caso de que así lo decida posteriormente. 

No es nada fácil el decir de manera constructiva que algo no te está gustando, por eso cada vez que devuelvo un plato a cocina o que no termino lo que me llega a mesa doy mis motivos, intentando siempre que sea con argumentación, respeto, educación y un plus de empatía, porque soy muy consciente de que a nadie le gusta que le digan que no te gusta algo que han cocinado para ti. No me cabe ninguna duda que todas las personas que se enfrentan al noble arte de cocinar o servir lo único que buscan es la satisfacción del comensal, por lo que es entendible quien lo recibe bien tanto como el que no lo hace así, que de todo hay, y si no hagan un ejercicio de autocrítica y piensen en cuando cocinamos para nuestra gente y nos dicen que esto o aquello no les gusta por una razón u otra, ¡nos quedamos muy jodidos y el que diga que no es que no ha cocinado nunca!

Es por eso que cuando leo las críticas de muchos haters en redes sociales, normalmente personas que se esconden cobardemente tras un pseudónimo, insultando o menospreciando nuestro trabajo simplemente los ignoro. Detrás de un negocio hostelero hay mucho esfuerzo, personas que trabajan allí y debemos ser conscientes del daño que podemos hacer cuando decimos que determinado sitio no cumple nuestras expectativas. Debemos trabajar aún más entre lo que es el contar lo que te gusta de lo que no te gusta sin necesidad de ser dañino hacia la propuesta del restaurante en concreto, pero ayudando al comensal a elegir donde puede encontrar algo que sea de su interés. 

Y ha sido así, mientras escribía este artículo de opinión para ustedes, cuando me ha surgido a la mente la idea de trasladar lo que creo serían unos buenos principios de cara a nuestro trabajo como periodistas gastronómicos, permítanme la osadía de plasmarlo en estas líneas y que pueda servir a quien quiera para que conozca nuestro trabajo un poco mejor o incluso para que nosotros mismos podamos reflexionar sobre ello. Estamos acostumbrados a opinar de los demás pero poco a debatir sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos nosotros.

  1. “No mentiré”,  hablando bien de un establecimiento que no me guste, no hay dinero, intereses profesionales o relaciones personales que sean capaz de que les mienta y engañe. 
  2. “Daré voz y visibilidad” a todo aquello que englobe la gastronomía en su conjunto sin tener en cuenta que se trate desde un bar de pueblo o barrio al restaurante más prestigioso en cuanto a reconocimiento mediático de nuestra maravillosa tierra canaria. Por motivos personales y profesionales más centrado en lo que es Gran Canaria, Lanzarote o Tenerife pero sin dejar de mirar lo que sucede en otras islas que también merecen y necesitan el apoyo y reconocimiento de los que podemos ejercer de altavoz. 
  3. “Las críticas, constructivas”, porque aunque bien decía en su momento el periodista deportivo más importante que ha tenido nuestro país, José María García, “el halago debilita”, creo que es tan importante el contar las virtudes o historias positivas como el ser capaz de decirle a la cara a alguien que su trabajo, con el que se ganan la vida, por el motivo que sea a mí no me ha llegado, no me ha gustado o creo que tienen un amplio margen de mejora. Es de desear que no se molesten si eso lo hacemos público. 
  4. “No trampearé” haciéndome juez y parte del día a día de un restaurante. Hay compañeros en Canarias y también fuera que son ‘agencia de comunicación’ por un lado y ‘crítico gastronómico’ por otro. Es algo lícito y legal, pero yo no lo he entendido nunca y no me gusta ya que si por un lado llevas la comunicación o te dedicas a promocionar un restaurante cualquiera, ¿cómo vas a ejercer libremente tu trabajo de crítico cuando visitas otro que puede ser competencia de tu cliente de cara a la clientela, reconocimientos o visibilidad?
  5. “Aprender” día a día de todas aquellas personas que aporten en positivo, bien sean compañeros de medios de comunicación o de las nuevas tendencias en redes. Pero déjenme dejar claro,  haciendo mía una reflexión que se convirtió en viral por parte del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, se puede ser y hacer un gran ejercicio de comunicación audiovisual en Instagram o TikTok y no convertirse en un/una “cantamañana”. No olvidemos, menospreciemos o pongamos puertas al campo, porque nos guste o no, la comunicación audiovisual en redes ha venido para quedarse, está en manos de cada uno el gestionarla y hacerla de la manera más profesional y seria posible sin olvidar el carácter cercano que requiere la misma. 

A partir de aquí, si les apetece pueden seguirnos en Instagram, X (Twitter) y TikTok bajo el nick de @javiers_gastro.