Eurovisión 2025 celebró el pasado sábado su gran final en Basilea, con Austria llevándose 'in extremis' el Micrófono de Cristal al imponerse en una infartante pantalla dividida a Israel, que acarició el temido éxito después de arrasar en el televoto. Un colofón cargado de polémica que ha dejado tras de sí una gran resaca eurovisiva, desatando durante la última semana todo tipo de reacciones, quejas y debates que han trascendido incluso al mundo de la política. Todo ello, con el foco de la discusión puesto en dos aspectos: el sistema de votación del certamen y la continuidad de Israel en el concurso mientras continúa su masacre sobre Gaza, como siempre, con total impunidad ante la UER.
La amenaza de victoria del país hebreo a muchos pareció pillarles por sorpresa, aunque había advertencias sobre esta posibilidad desde hace más de un año, señalando las maniobras que el gobierno de Israel ha ejecutado en las dos últimas ediciones para intentar conquistar un triunfo que culminaría su instrumentalización de Eurovisión como aparato de propaganda internacional y blanqueo de sus crímenes sobre Palestina. Las declaraciones de su representante Yuval Raphael y de su primer ministro Bejamín Netanyahu tras el regreso de la cantante a Tel Aviv confirman el uso político que Israel realiza del certamen mientras la organización, año tras año, hace la vista gorda sobre su candidatura.
Como claros ejemplos de esta manga ancha, por un lado, están los documentos internos de la UER, desvelados esta semana en exclusiva por verTele, que demuestran que el organismo envió una carta de advertencia a la cadena de Israel KAN por su actitud en Eurovisión 2024, y tras la polémica desatada recibió un informe fruto de la investigación independiente que se realizó tras el festival, que la UER convirtió en una 'hoja de ruta' para Eurovisión 2025 que, como hemos informado, no ha terminado siguiendo. Por otro, la meticulosa estrategia de Israel para fomentar el voto telefónico fuera de sus fronteras, que detallamos paso a paso en este otro artículo, con el ejecutivo israelí movilizando a sus embajadas, usando indebidamente publicidad institucional para promocionar el apoyo a su candidata, y favoreciéndose del procedimiento implementado desde Malmö que permite enviar hasta 20 votos a la vez en un solo 'clic'.
Con todo este marco, la transparencia y credibilidad de Eurovisión no deja de verse mermada, mientras el festival, con el patrocinio de la empresa de cosméticos israelí Moroccanoil como 'elefante en la habitación', sigue jugando con fuego y poniendo seriamente en peligro su futuro. Los cimientos del evento se tambalean y son ya casi una decena de países los que, a través de sus emisoras públicas, han comenzado a pedir explicaciones y medidas a la UER, conscientes de que la presencia de Israel está alterando directa o indirectamente el 'fair play' de la competición musical. En ese sentido, ha sido España la que ha tomado la iniciativa, con RTVE pidiendo que se revisen los sistemas de votación y se abra debate sobre la participación de Israel; y con el presidente Pedro Sánchez exigiendo directamente su expulsión.
Netanyahu dice que Israel es “la verdadera ganadora”
Cuando a mediados de febrero la UER dio a la primera luz verde a la canción de Israel para Eurovisión 2025, intepretada por una superviviente de Hamás de los ataques del 7 de octubre de 2023 (Yuval Raphael), se suponía que lo hacía verificando que el tema cumplía con las bases del certamen en las que se prohíbe a los participantes incluir proclamas políticas o ideológicas en sus letras. Pues bien, a las reivindicaciones previas que la propia prensa israelí hizo de que la canción New day will rise (Un nuevo día resurgirá) hablaba con metáforas sobre la historia de Israel y la tragedia vivida por la artista, se le ha unido esta misma semana las declaraciones de Yuval Raphael y Bejamín Netanyahu presumiendo de haber hecho llegar el mensaje que su país quería enviar al mundo.
“Sólo quiero darles las gracias por darme el privilegio de ser su voz, por confiar en mí para transmitir nuestro mensaje”, aseguraba la cantante a su regreso a Israel tras Eurovisión, donde acabó en segunda posición. “Lo siento como una victoria enorme, enorme, enorme, pero... no será una victoria completa hasta que todos nuestros secuestrados estén de vuelta en casa”, añadía, haciendo referencia a los rehenes israelíes de Hamás. “Ojalá, de verdad, que vuelvan ya, muy pronto. Eso es todo”, expresaba ante los medios, confirmando la intencionalidad política de su propuesta.
Por su parte, Netanyahu, que ha asegurado que Israel es “la verdadera ganadora” de Eurovisión, ha celebrado que Raphael haya “elevado la imagen” del país: “Sentí, creo, lo que todos sintieron: simplemente orgullo infinito. Yuval, ¡bien hecho! ¡Bien hecho! ¡Mucha suerte para el Estado de Israel! De victoria en victoria. De victoria en victoria hasta la victoria final”, concluyó el pasado domingo el primer ministro, empleando, tal y como destacaba Almudena Ariza en el Telediario de RTVE, una expresión que utiliza de forma recurrente para expresar su deseo de continuar con la guerra hasta acabar con Hamás.
España encabeza las protestas contra la UER
Ante todo este descaro, con Israel campando a sus anchas por un cada vez más manchado Eurovisión, España y RTVE han sido los primeros en dar un paso adelante entre el resto de cadenas públicas europeas, llevando la iniciativa en las quejas hacia la UER, antes, durante, y después de la reciente edición del certamen celebrada en Basilea. A comienzos de abril, la emisora solicitó a la organización del festival la apertura de un debate sobre la participación de Israel.
Una declaración de intenciones de RTVE sobre el posicionamiento que iba a tomar con Israel que se terminó de confirmar durante la segunda semifinal, cuando Tony Aguilar y Julia Varela presentaron al país hebreo insistiendo en la petición de la emisora a la UER y recordando las cifras de muertos en Gaza. Tras la amenaza de sanción de la organización, RTVE no se achantó y burló la censura emitiendo un contundente mensaje de “paz y justicia para Palestina” justo antes del comienzo de la emisión de la final.
RTVE has remembered the more than 50,000 dead in Gaza in the Israeli postcard. #EurovisionRTVE #Eurovision2025 #Eurovision pic.twitter.com/94lOXVfc3M
— Unaiii🎇 (@Unaiiidelgado) May 15, 2025
Tras Eurovisión, las protestas de RTVE hacia la UER no han cesado, con la cadena enviando formalmente una carta de su presidente, José Pablo López, a los responsables del concurso. En la misiva, que la Corporación hizo pública hace unos días, la pública española pedía a la Unión Europea de Radiodifusión una “revisión completa” del sistema de televoto que propició el arrase del país hebreo entre el voto del público y una “reflexión sobre la participación de Israel” en el certamen. “La inclusión de este país debe valorarse a la luz de los valores de paz, justicia y respeto por los derechos humanos que el festival de Eurovisión dice representar”, señalaba en su texto el mandatario. “La UER no puede olvidar su compromiso con los derechos humanos”, concluía en un llamamiento similar al realizado el pasado lunes por Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno de España declaró ante los medios que “nadie se llevó las manos a la cabeza cuando se inició hace tres años la invasión de Rusia a Ucrania y se le exigió la salida de competiciones internacionales y también no participar, como hemos visto recientemente, en Eurovisión”: “Y, por tanto, tampoco debería hacerlo Israel. No debería hacerlo Israel porque lo que no podemos permitir son dobles estándares. Y tampoco en la cultura”, añadió, antes de reiterar que el “compromiso de España con la legalidad internacional y los derechos humanos” ha de ser “constante y coherente”. Pocas horas más tarde, la UER respondía a las palabras de Sánchez, desoyendo directamente su opinión: “La UER es una asociación de organismos emisores de servicio público, no de gobiernos”.
El sistema de televoto, cuestionado
Como decíamos, uno de los aspectos sobre los que ha girado el debate durante la primera semana tras la final de Eurovisión 2025 es ese sistema de televoto que, tras dos años consecutivos monopolizado por Israel y, con Ucrania en segunda posición -en la suma de puntos del televoto de las dos últimas ediciones-, ha empezado a cuestionarse por el resto de países participantes. RTVE, por ejemplo, manifestaba en su Telediario que “el televoto está afectado por los conflictos bélicos que se producen actualmente, lo que hace que el certamen pierda su esencia cultural”.
Enseguida, hasta casi una decena de estados se sumaban a España en estas reclamaciones, con las televisiones de Irlanda, Bélgica, Eslovenia, Noruega, Países Bajos, Islandia o Finlandia, entre otros, trasladando a la UER la petición de que investigue posibles irregularidades e interferencias externas en el televoto de la recién concluida entrega del certamen y que estudie posibles cambios de cara al futuro. “RTBF apoya la necesidad de garantizar los máximos niveles de transparencia ante los debates sobre el sistema de votación”, declaraba en un comunicado la televisión belga.
Ante la bola de nieve que se estaba generando entre los países participantes de Eurovisión, la UER salió rápidamente a defender que el sistema de televoto del evento “es el más avanzado del mundo”: “Los resultados de cada país son revisados y verificados por un amplio equipo de personas para descartar cualquier patrón de votación sospechoso o irregular”, aseguró Martin Green, director del festival. Según el responsable, la empresa que respalda a la organización de Eurovisión en la supervivisón de las votaciones confirmó que el televoto fue válido en todos los países que participaron este año, así como en los que conforman ese llamado 'resto del mundo' y cuyos votos se aunan en la final como los de un solo país.
A debate la presencia de Israel, con los artistas rompiendo la 'ley del silencio'
Al margen de los tecnicismos sobre los sistemas de votaciones, Eurovisión 2025 ha supuesto al menos un punto de inflexión en el debate interno y externo -también en la sociedad- sobre si Israel debe participar mientras continúa su masacre sobre Gaza. Como mencionábamos, RTVE capitaneó en la previa la solicitud a la UER de que abriera una discusión en el seno de la institución sobre la continuidad del país hebreo en el evento. A la española, se le unieron durante esas semanas las emisoras de otros países como Irlanda, Eslovenia, Bélgica e Islandia, que no exigían formalmente la exclusión de Israel sino que proponía una reflexión colectiva al respecto.
Durante los últimos días, otra cadena pública europea se ha pronunciado en esta línea: la AVROTROS de Países Bajos. A través de un comunicado, la televisión neerlandesa se ha quejado a la UER de cómo Eurovisión “está cada vez más influenciado por tensiones sociales y geopolíticas”: “La participación de Israel nos plantea la cuestión de hasta qué punto el Festival de la Canción de Eurovisión sigue funcionando realmente como un acontecimiento apolítico, unificador y cultural. Queremos discutir esta cuestión junto con otros países en el seno de la UER”, han manifestado.
A estas reclamaciones se han sumado tras la final algunos de los participantes de Eurovisión 2025, como el representante de Croacia o el de Austria, flamante ganador del certamen con su Wasted Love. Las palabras de ambos candidatos, que una vez concluida la semana eurovisiva confirman la 'ley del silencio' que la UER impuso este año a los artistas, han ido contundentes, pidiendo la exclusión de Israel de la competición: “Deberían estar expulsados de Eurovisión, no hay ninguna razón por la que deberían estar participando. ¿Por qué? Porque están cometiendo un genocidio contra la gente de Palestina”, declaró en redes sociales el croata Marko Bosnjak, celebrando “al fin” poder hablar.
“Es muy decepcionante ver que Israel sigue participando en el concurso. Me gustaría que el año que viene Eurovisión se celebre en Viena y sin Israel. Pero la pelota está en el tejado de la UER. Nosotros, los artistas, solo podemos alzar la voz sobre el asunto”, declaró el austriaco JJ a El País. “Me decepciona mucho que el aspecto político sea el centro de atención en lugar del arte que se presenta. Pero también me decepciona mucho que se excluya a algunos países y que se permita participar a otros que están en guerra, y que se provoque algo así, lo cual es muy decepcionante”, ampliaba el joven su reflexión durante otra entrevista. Ante todo, la UER se ha limitado a prometer que llevará a cabo “un amplio debate” sobre la cuestión con Israel... “a su debido tiempo”.
La UER vuelve a dilatar su actuación y a prometer medidas
Y llegamos al último capítulo de la cronología de esta intensa semana, el que tenía lugar este mismo viernes 23 de mayo, cuando Martin Green, director de Eurovisión, se veía obligado a lanzar una carta abierta “a la comunidad” del festival, abordando algunas de las cuestiones y quejas que se han planteado durante la semana. Ignorando en su misiva las solicitudes de debate sobre la permanencia de Israel, el responsable defendía la seguridad del sistema de televoto, reconociendo, eso sí, los condicionantes externos políticos que han podido influir en el resultado del mismo, aunque les ha restado importancia.
Martin Green aceptaba además en su escrito dos compromisos. Por un lado, la revisión ante las quejas del sistema que permite a los usuarios votar 20 veces de una sola vez. Por otro, la investigación de la “promoción de los artistas” después de que se supiese, como mencionábamos anteriormente, que Israel usó publicidad institucional para movilizar el voto a su candidata Yuval Raphael.
“Cada año, el Grupo de Referencia del concurso, que contiene representantes de nuestros miembros y actúa en su nombre, estudia los datos proporcionados por nuestro socio Once para hacer recomendaciones sobre cualquier acción disponible para asegurar que nuestras reglas y sistemas sigan siendo infalibles, considerando factores externos contemporáneos como avances tecnológicos e influencias externas”, concluía Green, que desvelaba que “este proceso se llevará a cabo, como siempre, en junio de este año”. Sin embargo, ni rastro a la continuidad o no de Israel, confirmando la desidia impuesta en la UER con esta cuestión.