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5 años de irrelevancia española en Eurovisión, ¿cuál es la maldita solución?

5 años de irrelevancia española en Eurovisión, ¿cuál es la maldita solución?

Redacción

El 22º puesto cosechado por Miki el pasado sábado en Eurovisión 2019 refrendó la mala racha que atraviesa España en el festival en este lustro. Durante los últimos 5 años, la candidatura de RTVE ha terminado el viaje en el vagón de cola, pese a intentar colarse en primera clase con todo tipo de billetes.

Pueden hacerse muchos análisis del porqué de esta irrelevancia de los representantes españoles en el certamen europeo, pero lo cierto es que como competición, su resultado es azaroso. La música, como cualquier otro arte, puede estar mejor o peor ejecutada, pero lo que provoca siempre es subjetivo.

Un tema como La Venda era para muchos una canción festiva y pegadiza, y para otros una charanga anodina. Lo mismo que la ganadora Arcade, que según el oído receptor puede pasar de ser una balada preciosa a una más bien somnolienta. Lo único tangible es que ha ganado la sencillez en lugar de los fuegos artificiales que triunfaron un año atrás, reafirmando así su imprevisibilidad.

Tres métodos de selección diferentes

En lo que respecta a la candidatura patria, a RTVE se le puede criticar por cuestiones relacionadas con el festival, pero no puede decirse que no lo ha intentado de todas las maneras posibles.

En los últimos 5 años, la cadena pública ha empleado hasta tres métodos distintos de selección del representante español: elección interna de un artista consagrado (Edurne), concurso público con una gala en prime time (Barei y Manel Navarro) y selección en un talent show de éxito como Operación Triunfo (Alfred-Amaia y Miki).

Tres métodos con un mismo resultado: un puesto por debajo de las expectativas muy difícil de maquillar, con un 21º como mejor resultado y un 26º como peor. ¿Significa que son sistemas fallidos? Para nada, pues de ellos han salido artistas que en ediciones anteriores han firmado logros más que positivos. Pastora Soler, elegida por la cadena, quedó 10ª. Mismo puesto que Ruth Lorenzo, seleccionada de un concurso público. Por su parte, los tres antecedentes de selección vía OT son tres de los mejores resultados de la historia reciente: 7º puesto de Rosa, 8º de Beth y 10º de Ramón.

También se ha probado de todo en cuanto a estilos musicales: balada romántica, charanga, electrónica melódica, pop y balada épica. Ninguna ha cuajado en Europa, como sí han llegado a hacerlo incluso propuestas paródicas como la del Chikilicuatre (16º en 2008), el austriaco Alf Poier (6º en 2003) o Verka Serduchka (2º con Ucrania en 2007).

De la política al estilo: los mitos eurovisivos

Así las cosas, no hay una fórmula que te haga triunfar en Eurovisión, ni tampoco una conspiración que impida que lo logres. Después de cada fiasco eurovisivo resuenan los clásicos temas geopolíticos, cuya importancia tiene matices. Es evidente que los países vecinos tienden a repartirse las mayores puntuaciones entre ellos, pero estos no hacen ganadores a sus “amigos”.

Países Bajos, Israel, Portugal, Ucrania, Suecia (2), Austria, Dinamarca, Azerbaiyán y Alemania se han llevado el micrófono de cristal en la última década. Una lista variada que demuestra que los votos “vecinos” pueden ayudar a escuchar algún “12 points” para tu delegación, pero no te hacen ganador. El más claro ejemplo es Portugal, que se llevó el triunfo hace dos años sin más vecinos que España, país al que curiosamente su jurado no dio un voto este sábado pese a la complicidad geográfica y cultural.

Si España pudiera tener un obstáculo de partida para sumar algún punto estaría más relacionado con el recelo de los países participantes hacia algunos miembros del Big Five que con cuestiones políticas. En ese sentido llaman la atención los puestos recientes de otros fundadores como Reino Unido, Alemania y Francia, que salvo ocasiones puntuales no son apenas valorados por los jurados y tampoco logran alcanzar la mitad superior del ranking.

Por otro lado, con Salvador Sobral también se rompió otra de las tesis más escuchadas: que gana el que incluye más “fuegos artificiales” en su actuación. Duncan Laurence de Países Bajos ha confirmado este año una vez más que no es cuestión ni de estilo ni de espectacularidad. El único requisito es llevar una buena canción, firmar una actuación a la altura y esperar que traspase fronteras.

Objetivo: Eurovisión 2020

Pasado Tel Aviv 2019, y con el trabajo de este año como base, RTVE ya tiene que poner sus miras en Países Bajos 2020. La preselección para la próxima cita está todavía en el aire, pues se desconoce la fecha de la nueva edición de OT y si esta llegará a tiempo para servir como plataforma de elección del candidato.

Las alternativas de selección interna y concurso público siguen ahí. Quizás las fuerzas deberían centrarse en hacer de estos procesos acontecimientos que no se reduzcan a una única gala, y que calienten el interés por el festival desde principios de año. Desde luego el sistema no asegura nada, y no está en manos de RTVE dar con la fórmula para triunfar en Europa, pero lo cierto es que se debe ir a competir.

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