Suenan tambores de guerra en GH
Se acabó la guerra fría, los dos bandos que se han formado han iniciado las hostilidades. En una trinchera: Patricia, Kiko, Óscar, Candi y Javito. En el otro bando se alinean Ness, Carol y Raquel. Como potencias neutrales (por ahora) se sitúan Elba y Jorge. Apunten a estos dos como favoritos para el triunfo final. Lo cierto es que explicar en unas pocas líneas toda la trama de intrigas que se ha ido urdiendo es ciertamente complejo.
Baste con apuntar que el confesionario se ha convertido en escenario de los más agrios comentarios y dramáticos lloriqueos o que los bandos en conflicto han transformado cada habitación en un búnker. Lo cierto, es que cualquier motivo puede provocar un conflicto de aúpa: la taza del desayuno, la colada, los turnos de pedaleo,... Incluso el “súper” les ha llamado la atención. Vaticino una inminente entrada de los GEOS a la casa en aplicación de la ley Corcuera.
Nueva prenda fetiche
Tras la tempestad llega la calma. Dicen que la música amansa las fieras, aunque en este caso, el bálsamo ha sido el cine. También hay noticias que nos hacen recuperar la fe en el ser humano. Los habitantes de la casa siguen recorriendo Europa virtualmente a bordo de ese trasto combinación del Apollo XII y un invento de Leonardo da Vinci. Una vez que han terminado de construir y copar de graffitis su muro de Berlín, Irlanda les espera. Su misión es montar una típica taberna de la isla verde: tréboles, arpas, gaitas, cerveza y patata, mucha patata. Deben cocinar diez platos con este tubérculo como materia prima y aprender una canción típica irlandesa (comprobaremos su habilidad para el gaélico). Irlanda, patria queridaaaa...
Para rematar la crónica hay que comentar que Candi se empeñó en felicitar el cumpleaños a Ness a base de una sesión de abarazoterapia en el que participaron todos y todas las concursantes con mayor o menor entusiasmo. También nos enteramos de algunos de los secretos de Raquel, por ejemplo, de sus relaciones frustradas por internet. Y ya tenemos prenda fetiche que suceda al polo de Íñigo y al albornoz de Fran: los pantalones vaqueros de Kiko. Lo cierto es que el gerente inmobiliario ha tenido suerte al entablar relaciones con Patricia, una mujer que no duda en hacerle la cama, el desayuno, ...