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El derbi de la pasión

Echo de menos en los últimos años,la verdadera salsa de un partido de máxima rivalidad como el que el sábado van a protagonizar Unión Deportiva Las Palmas y Club Deportivo Tenerife. Echo de menos aquellas proclamas del 20-0 del mejor presidente que ha tenido en su historia el club blanquiazul, el malogrado José Javier Pérez y Pérez.

Eran tiempos de un floreciente Tenerife dispuesto a reivindicar a toda costa la hegemonía del fútbol canario y nada mejor que un derbi para dar buena muestra de qué equipo ostentaba tal condición.

Cada vez que llegaba la gran cita, la pasión del presidente tinerfeño se extrapolaba a todos los ámbitos de la sociedad tinerfeña, especialmente a sus jugadores. Los amarillos no se quedaban a la zaga y el cruce de “bendiciones” formaba parte del juego sicológico de un encuentro en el que aún no había comenzado a rodar el balón.

Era la salsa del partido más esperado de la temporada, donde las aficiones sacaban a relucir su amor a los colores, con el único y lógico deseo de ganar de la forma mas holgada a su adversario.

Aunque hoy lo único que se mantiene vivo en el ánimo de todos los protagonistas es doblegar al rival, el discurso de presidentes y jugadores en estos últimos años ha variado considerablemente, de modo, que todo ahora se lleva de boca para fuera, con el mayor de los respetos hacia el adversario, al objeto de no despertar las iras del vecino y evitar “calentar” un partido cuya temperatura ya de por sí es bastante elevada.

En la actualidad, todo son buenas consideraciones hacia el rival, en una clara estrategia de no soliviantar a las masas y evitar episodios antideportivos.

Sin llegar a aspèctos extremistas -que nadie quiere, ni desea-, se echa en falta ese morbo dialéctico entre canariones y chichas, unos diálogos llenos de pasión y sentimiento, de fuerza y poder por demostrar cual de los dos máximos representantes abandera el fútbol canario.

Pero todo este esfuerzo de los clubes queda pulverizado desde el momento en que los equipos saltan al terreno de juego, es el momento donde se desata la pasión de una afición entregada a la causa de sus colores y dispuesta a disfrutar de la fiesta del fútbol canario.

Abogo porque no se pierda la pasión de antaño, esa pasión necesaria para que el derbi canario siga siendo el partido mas esperado y atractivo de la temporada.

(*) Presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Las Palmas.

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