Acercamos en nuestra edición de este viernes la primera entrega de una serie de reportajes acerca de las más destacadas empresas públicas que desarrollan la gestión paralela de este Gobierno de Canarias. Suman la veintena y a lo largo de su historia han servido para burlar los controles de las Administraciones públicas, para enchufar a los seres queridos y compañeros de fatigas, y para financiar al partido mediante operaciones que, de no haber sido lideradas por empresas públicas de ese calado, jamás se habrían permitido. Gestur Tenerife es un buen ejemplo de una empresa criada y ensolerada desde el poder para reforzar al poder. Se constituyó en 1979 y a su frente ATI puso a uno de sus hombres más eficaces, prudentes y discretos, Emilio Luque, que se acaba de jubilar con todos los honores, y nuevamente sin hacer ruido. Era el gerente que más cobraba, y a pesar de que su salario (140.000 euros al año) se traía a colación de modo cíclico, jamás hubo macho o hembra que se atreviera a tocarlo, porque tocarle algo a Luque era tocar uno de los pilares del régimen, de la vertiente pública del poder económico y urbanístico de ATI.