Una suerte contemplar
en el Corpus enramando
a jóvenes trabajando
que parecen disfrutar.
Aprenden a trabajar,
escuchando las lecciones
con sabias explicaciones
de los maestros mayores,
que también fueron
menores
y tuvieron instructores.
Jócamo, 8.VI.2023.
NOTA: Sin duda uno de los retos mayores que tienen las fiestas populares con una fuerte carga artesanal es la renovación generacional.
La cultura del sacrificio individual y solidario de las generaciones de la postguerra, se ha ido diluyendo progresivamente en el acomodo a la sociedad del bienestar y del paro subvencionado.
Educar en la cultura del esfuerzo y del trabajo se ha vuelto en algo raro propio de pueblos primitivos y subdesarrollados. Craso error, que antes o después pagaremos caro como sociedad.
Por eso resulta gratificante contemplar la imagen gozosa de jóvenes que se involucran en la admirable labor del Corpus de Villa Mazo, manteniendo encendida la vela de las tradiciones y tomando el testigo de la enseñanza de los mayores, a los que la artrosis, la ciática u otros achaque propios de la vejez, no les impide seguir al pie del cañón, predicando con el ejemplo. Reconocimiento y enhorabuena a todos.
¡Viva el Corpus de Mazo!