La semana de la descomposición de Eurovisión por Israel: retirada de países, cruces acusatorios y trofeos devueltos

Sólo han pasado diez días desde la celebración de la Asamblea General de la Unión Europea de Radiodifusión en la que se certificó la permanencia de Israel en Eurovisión, pero todos los acontecimientos que ha desembocado esta polémica decisión han generado un auténtico terremoto eurovisivo. Retirada de países, boicots, cruces de declaraciones y hasta dos trofeos de ganador devueltos a la organización que no han hecho más que acelerar la descomposición del festival.

Del histórico Eurovisión que todos conocemos y que en 2026 celebra su 70ª edición queda más bien poco. España (RTVE), Países Bajos (AVROTROS), Irlanda (RTÉ), Eslovenia (RTVSLO) e Islandia (RÚV) causarán baja en Viena, anteponiendo los derechos humanos a los intereses de una competición que parece haberse olvidado de sus valores. De este modo, y aunque la UER tratará de maquillar los efectos de sus decisiones llamando de vuelta a otros países, la mancha reputacional va a ser difícil de borrar.

En apenas una semana, el certamen ha sufrido una retirada de países histórica, con hasta cinco bajas por no compartir escenario con la KAN israelí. La Unión se ha enfrentado también a las críticas de ganadores históricos, a las protestas de trabajadores de cadenas públicas de todo el continente, al juicio del mundo de la cultura y hasta al contundente rechazo público de dos de sus triunfadores, que como gesto de protesta han decidido devolver sus Micrófonos de Cristal a la UER.

A continuación, y en formato cronológico, recopilamos todos los acontecimientos importantes que han sucedido en la semana de la descomposición de Eurovisión:

Tras la cancelación de una votación extraordinaria en noviembre, todas las miradas estaban puestas en esta Asamblea General. De ella se esperaba un debate y votación específicos sobre la participación de Israel en Eurovisión 2026, tal y como reclamaban España y otros siete países, pero la Unión Europea de Radiodifusión se opuso a someter este polémico tema a una decisión democrática. Lo único que se votó aquel día fue un catálogo de normas que resultó aprobado, allanando así el terreno para la continuidad de la delegación israelí. Acto seguido, España y otros tres países anunciaron su retirada del festival. (Leer noticia)

Minutos después de concluir esa asamblea, RTVE anunció que España se retiraba del certamen tras 64 años de presencia ininterrumpida. La cadena pública matizaba que tampoco retransmitirá la ceremonia y evidenciaba su “desconfianza en la organización del festival”. Lo ocurrido en el seno de la UER, señalaban desde Torrespaña, “confirma las presiones políticas en torno al mismo”. (Leer noticia)

A España se sumaron rápidamente Países Bajos, Irlanda y Eslovenia. Los cuatro habían advertido que se retirarían de Eurovisión si Israel seguía sobre el escenario. “La cultura une, pero no a cualquier precio”, señalaron desde AVROTROS, la televisión pública neerlandesa. Y en la misma dirección se manifestaron el resto de cadenas: “Creemos que la UER podría haber mostrado una postura ética y de principios en este asunto, y lamentamos que la asociación en la que participamos no haya sido capaz de hacerlo”, añadieron desde la emisora eslovena. (Leer noticia)

Pocas horas tardó en responder el Gobierno de Israel. Su ministro de Exteriores, Gideon Saar, utilizó las redes sociales para celebrar la postura de la UER y condenar a los países que, como España, habían pedido un debate sobre la participación israelí. “Celebro la decisión de la UER. Me avergüenzo de los países que decidieron boicotear un concurso musical como Eurovisión debido a la participación de Israel. La vergüenza la tienen que sentir ellos”, dice el mensaje que publicó en X. El presidente del país, Isaac Herzog, defendió que “Israel merece estar representado en todos los escenarios del mundo”. Según el periódico hebreo Ynetnews, el Gobierno israelí impulsó una campaña de “presión diplomática” para conservar sus apoyos dentro de la UER. (Leer noticia)

La retirada de España de Eurovisión provocó un intenso debate político en nuestro país. Mientras tanto, el presidente de la Corporación, José Pablo López, elevaba el tono contra la UER por las informaciones que desvelaban una supuesta campaña diplomática de Israel para ganar apoyos dentro del organismo europeo. “Lo que parecía un debate democrático en Ginebra era solo una farsa cocinada en despachos. El principal argumento de UER ha quedado destrozado: la neutralidad de Eurovisión no está garantizada, ni antes ni ahora”, denunció el máximo responsable de la cadena pública. (Leer noticia)

RTVE reconfirmó el 5 de diciembre que, a pesar de su retirada de Eurovisión, seguirá adelante con el Benidorm Fest, el evento con el que cada año selecciona al representante español en el festival de la canción. Sin el aliciente eurovisivo, el ganador o ganadora se llevará un premio de 150.000 euros, principal novedad de esta edición. Ese día, la cadena anunció que va a por todas y desveló a su nuevo cuarteto de presentadores: Jesús Vázquez, Javier Ambrossi, Inés Hernand y Lalachus. Las galas, como ya era público, tendrán lugar el 10, 12 y 14 de febrero. (Leer noticia)

Días después de la Asamblea General, multitud de artistas europeos salieron a criticar públicamente la postura la de la UER respecto a Israel y alabaron a los países que han anunciado su retirada. Entre ellos se encuentran tres ganadores de Eurovisión: el irlandés Johnny Logan (ganador en 1980 y 1987), la danesa Emmelie De Forest (2013) y el portugués Salvador Sobral (2017). Entre los eurovisivos españoles surgieron reacciones parecidas: Blanca Paloma y Alfred García aplaudieron la retirada de España. (Leer noticia)

Esa misma semana, decenas de miles de portugueses firmaron un manifiesto en el que se pide que RTP –la televisión pública de Portugal– abandone Eurovisión. Incluso dentro de la propia cadena empezaron a surgir algunas voces críticas por la “complicidad activa” de RTP en la normalización del conflicto, aunque desde la cúpula de la emisora confirmaron su decisión de participar en el festival a pesar de tener que compartir escenario con Israel. La situación se repitió en Bélgica, donde varias organizaciones y sindicatos pidieron a RTBF que diese un paso atrás desvinculándose del certamen. (Leer noticia)

Casi una semana después de que se celebrara la polémica Asamblea General de la UER, Islandia anunció también su retirada de Eurovisión. Se sumó así a España, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia, que se dieron de baja nada más confirmarse la permanencia de Israel. La televisión islandesa RÚV fue clara al respecto: “El Festival de la Canción y Eurovisión siempre han tenido como objetivo unir al pueblo islandés, pero ahora está claro que ese objetivo no se logrará y esta decisión se toma por motivos programáticos”. La RÚV había pedido a la UER que “expulsara” a Israel del concurso. (Leer noticia)

La protesta de la sociedad civil portuguesa se incrementó con un gesto destacado: 12 de los 16 candidatos que aspiran a representan a Portugal en Eurovisión anunciaron el 10 de diciembre que, en caso de ser elegidos en el Festival da Canção, no acudirán a Viena. Además, manifiestaron su “perplejidad” con la asamblea de la UER y criticaron que esta no haya llevado a cabo “ninguna investigación democrática sobre la participación de Israel en Eurovisión”. (Leer noticia)

Tras días de silencio, la Unión Europea de Radiodifusión se pronunció en el debate provocado por su polémica postura sobre Israel. Lo hizo mediante un comunicado en el que defendía la independencia de quienes participaron en la Asamblea General del 4 de diciembre, y sostenía, además, que “algunos de los ataques a nuestros diputados (de ambos lados del debate) han sido completamente inexactos y mal informados”. La UER no señaló a ningún país por dichos “ataques”, pero RTVE y otras televisiones europeas llevaban días criticando al organismo. (Leer noticia)

Además de condenar la postura de la UER respecto a Israel, José Pablo López dirigió esa vez sus críticas hacia el director de Eurovisión, Martin Green, después de que este publicase una carta dirigida a los fans refiriéndose al genocidio en Gaza como “los acontecimientos de Oriente Medio”. También dijo que se “asegurará” de que “todos los participantes respeten las reglas de la competición”, ignorando los comportamientos de la KAN israelí durante las últimas dos ediciones.

Las palabras de Green provocaron la reacción del presidente de RTVE: “No menciona en su carta ni a Gaza ni a Israel, es decir, no llama a las cosas por su nombre. Son 'acontecimientos' que han pasado en Oriente medio y que le conmueven. ¿Un genocidio es un acontecimiento? ¿Nada más?”. López también puso en duda que Eurovisión vaya a corregir los incumplimientos que pudiera cometer Israel en Viena 2026: “Las reglas se van a cumplir a partir de ahora. ¿Y los incumplimientos de estos dos años por Israel? ¿Pelillos a la mar? ¿Las normas se aplican según conviene a UER por sus alianzas geopolíticas y económicas?”. (Leer noticia)

Nemo, representante de Suiza que ganó Eurovisión en 2024, se sumó a las protestas contra la UER con un gesto cargado de simbolismo: anunció que devolverá el Micrófono de Cristal. “Eurovisión dice que defiende la unidad, la inclusión y la dignidad para todos, sin embargo, ”la participación de Israel […] muestra un claro conflicto entre esos ideales y las decisiones tomadas por la UER“, denunció en un comunicado. (Leer noticia)

Un día después de esta decisión viral, Martin Green, director de Eurovisión, respondió a Nemo de manera pública “lamentando que quiera devolver el premio que legítimamente se ganó en 2024” y “respetando sus profundas reflexiones”.

Tras conocer la decisión de Nemo, el pasado viernes otro ganador eurovisivo anunció que seguirá sus pasos y devolverá a la UER su Micrófono de Cristal. Se trata de Charlie McGettigan, que ganó Eurovisión en 1994 con Irlanda junto a Paul Harrington. (Leer noticia)