Los 10 ingredientes clave de Vince Gilligan para cocinar metanfetamina televisiva
En su visita a España de este año, Vince Gilligan impartió una masterclass en la facultad de comunicación Blanquerna en Barcelona.
El aclamado showrunner de series como Breaking Bad y Better call Saul protagonizó una charla junto a Nacho Vigalondo en la que desentrañó las claves de sus creaciones.
Para ello hizo un recorrido por su carrera profesional, que empezó en Expediente X, se catapultó con la historia de Walter White y se ha consolidado con Saul Goodman, y señaló los momentos y lecciones más interesantes que han influido en sus series.
A continuación desgranamos las 9 reglas de oro que aseguró que seguía para disfrutar haciendo televisión y hacer disfrutar viéndola:
1. Trabaja en una serie en abierto para ser un todoterreno
Gilligan se remontó a sus inicios como guionista de Expediente X para explicar cómo aprendió a hacer televisión: “Nunca habría podido hacer Breaking Bad sin el conocimiento que adquirí en Expediente X. Allí era un guionista más, nunca fui el jefe, y aprendí a trabajar con los tiempos limitados que te exige la televisión”.
El guionista reconoció que las duras condiciones en las que se trabaja en las cadenas en abierto le obligaron a exprimir al máximo su talento: “Una serie en abierto te pide capítulos con una duración muy precisa, muy exacta y era difícil trabajar tan rápido. Se tenía que hacer todo de forma exacta, precisa. Aprendí mucho, fue una gran escuela”.
Por lo que, después de esta experiencia se veía capaz de cualquier cosa: “En Breaking Bad y Better call Saul son mucho más flexibles con nosotros, los episodios varían de duración, y ya no nos piden 26 capítulos sino 10, imagina la de tiempo que ahora puedo dedicar a perfeccionar cada detalle”.
2. Cuando ya conoces las reglas, invéntate unas nuevas…
En Expediente X Gilligan aprendió también lo que no quería perpetuar en sus próximas series: “Cuando haces una serie capitular los personajes no pueden crecer demasiado porque hay una regla tácita y es que los seguidores ven solo uno de cada cuarto episodios. Por lo que si se pierden tres, cuando vuelvan tienen que poder reengancharse. Por eso, Mulder si mataba a alguien podía limpiar el cadáver y quedarse durmiendo en el sofá tranquilamente hasta el siguiente episodio”.
Un débil desarrollo del personaje con el que no está de acuerdo: “En la vida real eso te cambiaría, sufrimos las consecuencias de nuestras acciones, y pensé que me encantaría que la gente viera las consecuencias de forma realista, a diferencia de Expediente X. Así nació la esencia de Breaking Bad: con un personaje que sufría las consecuencias de sus actos”.
Estas nuevas reglas son las que motivan al creador: “Esa fue la parte más emocionante para mí, hacer algo que no se había visto anteriormente. Porque no tiene sentido hacer lo mismo. Queríamos ser diferentes al resto de series. Incluso rodábamos de forma distinta: en Expediente X todo eran primeros planos y en Breaking ya arrancamos con planos muy amplios. Reaccionábamos a otras ficciones y hacíamos lo contrario”.
3. … pero adopta las que funcionan
Por el contrario, Gilligan también reconoce haber adoptado algunas ideas de su primera serie que sí podían encajar en sus nuevas creaciones: “Los teasers con los que empezábamos cada capítulo de Walter White, la secuencia de apertura antes de los créditos, lo tomé prestado de Expediente X. Era muy divertido de hacer y animaba a continuar viendo el episodio”.
No fue lo único: “La cadena en abierto nos obligaba a crear momentos de tensión cada diez minutos para que entrara la publicidad. Y eso también lo seguí haciendo en Breaking Bad, aunque fuera de cable y en esos intervalos no se emitieran anuncios”.
4. No te aferres a tu idea primaria
Esta fue una de las reglas que Gilligan más veces repitió: “Está bien tener una idea sobre la serie y su final pero no por ello debes imponerla”. Hizo un paralelismo muy visual: “Es como cuando vas en coche y tienes un destino en mente pero sería una lástima que esos límites no te permitieran ir por otras carreteras mucho más bonitas”.
Recordó que cuando escribió Breaking Bad la ambientó “en Los Ángeles pero nos cambiaron de localización. Nos propusieron rodar en nuevo México, a 1000 km de donde yo lo había ubicado todo y cada lugar estaba a dos horas de vuelo. Pero era mucho más barato rodar allí y el estado nos reembolsaba dinero. Así lo hicimos, y me alegro de no haberme empecinado en mi primera idea, porque todo salió más barato y ahora esos paisajes son casi como un personaje más, del oeste, y había sido por casualidad”.
Con las tramas y los protagonistas también asegura que ocurre lo mismo: “Como guionista es peligroso imponer tu voluntad sobre el personaje porque no dejas que evolucione de forma natural. Nosotros, en un principio, pensábamos que Walter White era un buen hombre que hacía cosas por necesidad, pero al cabo d varios capítulos vimos que no podría seguir así, no tenía sentido ser un buen hombre que mataba a diario. No lo habíamos programado así, pero era la evolución que nos pedía. No cambiar tu gran idea es un error.”.
5. Pregunta al personaje su razón de ser
En esa misma línea, para lograr que los personajes cobren vida propia, el showrunner explicó que había que preguntarles “qué quieren”. Porque aunque tú escribas la historia “llega un momento que ya no es tuya, es de ellos”.
Como ejemplo, señaló Better call Saul: “No teníamos ni la más remota idea de lo que haríamos, simplemente queríamos alargar la vaca de Breaking Bad. Pensábamos que sería una comedia ligera, que el protagonista solucionaría algún problema legal en cada episodio y ya está, pero no sabemos escribir series de media hora, solo sabemos hacer dramas de una hora. Y el personaje nos contó que no quería ser Saul Goodman. Que aunque nos había encantado en la serie anterior, no quería hacer lo mismo. Quería ser Jimmy antes y tomar decisiones erróneas que le afectaran en su vida de después. Nos lo reveló él”.
6. Escoge a un protagonista que despierte todos los sentimientos
El creador también reconoce que gran parte del éxito de sus series son los actores protagonistas. Por lo que aconsejó escoger con mimo a sus intérpretes: “A Bryan Cranston le conocí en un capítulo de Expediente X en el que demostró que podía hacer cualquier cosa porque lograba despertarte cualquier sentimiento. Después le vi en Malcolm y descubrí que además podía ser divertido. Pensé que quería trabajar con él en un futuro. Y cuando diseñamos a Walter White que era oscuro y ligero a la vez lo tuve claro”.
7. Disfruta de lo maravilloso que tiene trabajar en equipo
Para Gilligan, trabajar en equipo es algo que goza y que califica de “maravilloso” porque “abraza la medida colectiva”. Confiesa que “la única vez q trabajé solo en Breaking Bad fue cuando escribí el primer episodio. Después siempre había guionistas a mi alrededor que añadían mucho la historia, más riqueza”.
Y no solo se refiere a su equipo de guionistas: “También escenógrafos, productores, vestuario… que ponen más ingredientes. Gracias a ellos cuando ves el primer episodio y el último, descubres que hay mucha evolución. Por supuesto, me siento orgulloso de mi autoría pero creo que se necesitan muchos autores para construir una serie de televisión, por lo que comparto ese orgullo con mucha gente”.
8. Lanza y escucha ideas locas sin miedo
Sobre su forma de trabajar en la sala de guionistas y la magia que sale de ellas desveló que suelen ser seis o siete y que tardan unas dos o tres semanas en escribir un capítulos. Aún así, “nunca piensas que es suficientemente bueno, pero tienes que sentirte seguro”.
Le da mucha importancia a que en esa sala de guionistas “puedan lanzar cualquier idea loca sin tener miedo” porque, según él, “cualquier idea es interesante”.
Pero lo más importante para Gilligan, lo que hace que sienta que ha encontrado oro cuando ficha a un nuevo guionista es que “aporte ideas, que contribuya, que dé respuestas a lo que quiere el personaje, que no obstaculice, que abra su mente con todas sus fuerzas”. Para el showrunner no es tan importante escribir el guion como aportar ese ingenio.
9. El guion como manual de instrucciones para los directores
Gilligan reconoce ser “obsesivo” con los detalles en sus guiones: “No le decimos al director cómo hacer su trabajo, pero le explicamos en lo que es importante concentrarse y en lo que no. Como un manual de instrucciones”.
Explicó que los guionistas dedican “mucho tiempo a desarrollar el guion, previsualizar la historia, por eso, aunque se supone que un guion corresponde a una página por minuto de filmación, en los de Breaking Bad se podían encontrar más de 5 folios de descripción. Éramos un poco obsesivos porque queríamos sentir el control de lo que veríamos en la cámara”.
También señaló que los episodios en los que hay mucha acción son más fáciles de escribir que los que no ocurre nada, como el famoso capítulo de “La mosca” en Breaking Bad: “Fue un episodio muy difícil, porque no pasaba gran cosa y eso da mucho miedo. Necesitas ser lo más preciso posible y mientras un episodio trepidante necesita de una pizarra, en estos se necesitan dos o tres. Es raro, pero es así”.
10. Cumple lo que prometiste al espectador (sobre todo al final)
Sobre cómo poner el broche final de la serie, Gilligan puso de ejemplo la construcción del desenlace de Breaking Bad: “Pasamos meses intentando averiguar cómo acabarlo. Estaba ansioso, estresado, nervioso… quería cumplir la promesa hecha por la serie y que la gente no se sintiera decepcionada. Pasamos por docenas de versiones distintas. Teníamos la versión en que todos morían, los malos y también su familia, mientras él era el único que permanecía vivo, pero sentimos que era una idea horrorosa”.
Finalmente llegaron a la conclusión de que “a veces un final previsible es el más satisfactorio de todos. No queríamos una sorpresa, solo satisfacer con un final verdadero y fiel a sí mismo. Por ello, nos preguntamos cuál era la promesa que le habíamos hecho al público en el primer episodio. Lo que nos gustaría ver a nosotros, que nos considerábamos los primeros seguidores de la serie. Y respondimos ese final”.