Llega lo nuevo de “La sopa boba” con Bertín Osborne como invitado especial
Antena 3 estrena hoy, a las 15.45 horas, la segunda temporada de la comedia de enredo “La sopa boba”. Desde el 30 de agosto, la cadena viene ofreciendo reposiciones con una discreta cuota media del 14%, que espera poder levantar a partir de hoy con los episodios de estreno, al menos, al 18% que anotó la serie de José Luis Moreno en su primera temporada. El cantante y presentador Bertín Osborne, que interpreta a Eduardo, un psicólogo que tiene un consultorio radiofónico, será el invitado especial de la serie durante esta semana. La protagonista Julia (LOLITA) se enfrentará a su hijo mayor por el control del complejo hotelero y Raúl, un antiguo novio, aparecerá de nuevo en su vida. “La sopa boba” narra la experiencia de Julia, quien tras su divorcio, debe hacerse cargo de un negocio ruinoso, que tratará de sacar adelante. Al reparto se incorporan en la nueva temporada Miguel de Miguel como Raúl; Marisa Porcel, Pepa; Pepe Ruiz, Avelino; Alfredo Cernuda, Roberto; Silvia Gambino, Marina; María Delgado como Ruth Suárez; Manuel Navarro como Horacio Villaescusa; Diana Peñalver como Clarita; Jesús Olmedo como Félix; Jesús Noguero y Vanesa Cabezas, piloto y azafata; por último, Vicente Amaya como Thomas Tercio . Lo que veremos a partir de ahora La muerte de Doña Leonor mientras disfrutaba de un safari fotográfico ha sido una sorpresa para todos, pero menos que su testamento, que logró escribir en una corteza de baobab. Le deja toda su fortuna a Richard, siempre que cumpla tres condiciones: terminar una carrera, ayudar a su madre y hermanos y casarse. La empresa “Peláez y madre no hay más que una” se la deja, como un regalo envenenado, a Patricia. En cierta manera libera a su hijo Pedro de todas las cargas que recaen sobre esa sociedad, aunque también le deja sin nada para negociar en el difícil mundo de la industria inmobialiaria.
Pedro, para conseguir obtener algo de metálico e iniciar una nueva vida, debe casarse con Patricia y venderle la empresa a quien él considera un primo: Horacio Villaescusa. Con su carácter manipulador, Pedro consigue casarse y venderle a Villaescusa su empresa, pero éste no es un mirlo blanco: lo que recibe Pedro tras la venta es… cero euros. Villaescusa se limita a pagarle librándole de la cárcel, amenaza que pendía sobre Pedro por la querella criminal que habían interpuesto unos cooperativistas estafados.De este modo, Pedro tiene que acompañar a Patricia, dueña de la fortuna materna, fuera de España. Y Patricia, que le quiere de verdad, le mantendrá unido a ella… por el dinero.
En lo que se refiere al complejo, la cosa funciona. El hotel se hace un hueco en la oferta hotelera de la ciudad y comienzan a llegar los huéspedes. Además de los ocasionales, cada semana llegará un huésped. Sin embargo, para Julia no han terminado los problemas. Richard, su hijo mayor, ha aprendido mucho de su padre y cada vez se parece más a él. Richard quiere el control del complejo, no soporta a Raúl, que ahora vive con su madre, y no se siente nunca satisfecho con lo que tiene. Por eso pactará con Villaescusa.
El objetivo de Villaescusa es derribar el complejo y construir una torre de oficinas de 30 plantas. Para atraerse a Richard le promete que será el gerente de la empresa encargada de gestionar la obra y posteriormente el edificio. Julia, con la ayuda de Raúl, con el que también tiene problemas domésticos, y de la plantilla se enfrentará al misterioso mafioso. Al tiempo, la plantilla continúa con sus pocas ganas de trabajar y con sus obsesiones particulares. Hacer de aquello un hotel al uso no es tarea fácil para nadie.
Bertín Osborne, un psicólogo en apuros El cantante y presentador Bertín Osborne interpretará la próxima semana a un psicólogo que tiene un consultorio radiofónico. Al mismo tiempo, un inspector acude al complejo para otorgarle la categoría hostelera. Los habitantes del complejo se dedican a llamar a un consultorio psicológico radiofónico contando cosas tan descabelladas que el conductor del programa, Eduardo (Bertín Osborne) se presenta en el hotel para conocer a esa banda de descerebrados.
La casualidad quiere que sus señas particulares coincidan con las del inspector que acudirá al hotel para otorgarle la categoría, y al que toda la plantilla quiere causar una mala impresión porque si el hotel recibe una buena calificación, el complejo se llenará de gente y el trabajo se hará imposible.
El equívoco está servido: le harán la vida imposible al psicólogo mientras que el inspector inspecciona libremente el hotel.