El rey violento de la televisión
La historia de Dudu Topaz, el rostro más famoso de la historia televisiva israelí que está conmocionando al país por su “malvada” personalidad, como el mismo reconoce, centra hoy la contraportada del diario El Mundo. A continuación, reproducimos el artículo de Sal Emergui por su interés:
Dentro de mí hay dos personas: una que hace divertir a la gente a través de la televisión y otra malvada y vengativa a la que deseo reprimir». Dudu Topaz, el presentador más popular de la televisión israelí en los últimos 20 años, se arrepiente ahora de estas palabras pronunciadas hace unos meses. No son ninguna prueba en su contra pero alimentan el escándalo que conmociona Israel.
La amenaza nuclear iraní puede esperar. Todos los diarios, cadenas, radios y sitios de internet israelíes sólo hablan de la detención de Topaz (62), acusado de organizar las violentas palizas sufridas por su ex agente y dos importantes directivos de televisión. ¿El motivo? Ego y frustración por pasar de indiscutible rey de las audiencias y todopoderoso comunicador a un hombre sin programa ni gloria. Una fatalidad que achacaba a los agredidos.
«Es una buena persona que se cree Dios. Cuando la tele lo abandonó, cayó en una profunda depresión. Intentó convencer al mundo para que le siga queriendo y, aunque creo que es capaz de todo para volver, contratar matones me parece inverosímil», comenta una amiga suya. Capaz -según los investigadores que le interrogan- de pagar miles de euros a dos delincuentes de Sajnin para ajustar cuentas con dichos directivos.
Ayer, testificó ante el juez a través de videoconferencia. Genio y figura, prefirió hablar a través de una cámara y evitar la marea paparazzi que lo esperaba en el juzgado de Tel Aviv. «Se confiesa inocente pero está anímicamente destrozado por los ataques de los medios que ya le han sentenciado», afirma su abogado, Tzion Amir.
Ganancias de 20 millones de dólares y líder de audiencia
Con unas ganancias acumuladas de 20 millones de dólares y los programas de mayor audiencia de la historia del país, Topaz ha protagonizado sonoros escándalos, delante y detrás de la cámara. En un mitin laborista en el 81, provocó la furia de los votantes de la derecha, a los que llamó «gentuza». El primer ministro, el derechista Menajem Beguin, se aprovechó del factor Topaz para conseguir más votos. En el 95 atacó al periodista que había criticado su programa. Tras romperle las gafas, le espetó: «No las necesitas. Igualmente no entiendes nada de lo que ves».
Divorciado en tres ocasiones, protagonizó muchas aventuras amorosas. Una joven guardia de seguridad le acusó de besarla por la fuerza, mientras que una empleada de su cadena le denunció por haberle introducido su lengua en la oreja. Lo más recordado es el mordisco en directo a la actriz Natalia Oreiro. «No puedo contenerme», le dijo. Ante las protestas de organizaciones feministas, Topaz contestó: «No os preocupéis, también vosotras podéis recibir un mordisco mío».
Esta vez se trata de algo más que mordiscos. Los agredidos indicaron a la Policía que Topaz les tenía mucho rencor. La rabia y megalomanía decantaron la balanza en la guerra entre su Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Tras confesar consumo de drogas, intentó en vano volver a ser Topaz el rey de la tele. «Una carrera tan espectacular sólo podía tener un final así. Ha conseguido volver a los titulares», escribe un comentarista.
En una de sus últimas imágenes, se disfrazó de mendigo pidiendo limosnas bajo el cartel: «Estoy en el paro + tres hijos + tres mujeres y un BMW. ¡Tengan piedad de mi!».
«Dentro de mí hay dos personas: una que hace divertir a la gente y otra malvada a la que deseo reprimir»
1946: Nace en la ciudad de Haifa, actualmente parte de Israel. 1981: Llama «gentuza» a los votantes de la derecha en mitad de un mitin laborista. 1995: Rompe las gafas a un periodista que había criticado su programa. 2002: Muerde a la actriz Natalia Oreiro en antena y amenaza a las organizaciones feministas. 2009: La Policía lo detiene tras ser acusado de organizar palizas a directivos y se declara inocente por videoconferencia.