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Un centenar de mujeres rurales de Gran Canaria inician una revolución pionera contra el desempleo y la desigualdad

Ángeles Pérez, presidenta de la Asociación de Mujeres Maresía Grande; Raúl Henríq, experto en orientación laboral; Josefa Socorro, secretaria de CERES-Canarias; Marcela Ponce y Mari Carmen González, presidenta y secretaria respectivamente de la Federación de Asociaciones de Mujeres del Norte de Gran Canaria.

Europa Press

Las Palmas de Gran Canaria —

Un centenar de mujeres rurales --agrupadas en la Federación de Asociaciones de Mujeres del Norte de Gran Canaria--, y el experto en orientación laboral, Raúl Henríq, se han 'rebelado' contra el desempleo y la desigualdad iniciando una revolución emocional y de cambio social pionera en Canarias y en España con el fin de combatir aquellas situaciones lesivas para su desarrollo personal y profesional.

Estas situaciones son el desempleo, la desigualdad, la dependencia, la violencia de género, la masculinización del sector agrario y ganadero, la falta de recursos económicos propios o la desinformación sobre sus derechos.

Así, se trata de un movimiento de cambio social que se presentó con motivo del Día Internacional de la Mujer Rural y que espera sumar a la causa a más de trescientas compañeras antes de final de año, según informó la organización en una nota de prensa.

“Se trata de que las mujeres sean juntas el motor y agentes de cambio en el medio rural, que se adueñen de sí mismas y sean capaces de tomar decisiones que les permitan crear economía y cambio en la comunidad”, explicó Raúl Henríq, impulsor de la revolución.

Aquí, añadió que “a día de hoy, el Servicio Canario de Empleo no reconoce siquiera a las mujeres rurales en sus políticas activas de empleo, no las diferencia de las mujeres urbanas ni diseña actuaciones específicas, pese a que los problemas y condiciones que padecen unas y otras son completamente diferentes”.

En este sentido, Henríq lamentó que “el Gobierno de Canarias destinó en 2015 cerca de 185 millones de euros a políticas de inserción laboral que tuvieron una eficacia del 0,8% y que estaban dirigidas únicamente a un tercio de la población de las Islas, por lo que resulta incomprensible que se mantenga esta línea de acción”.

Trabajan las mismas horas que los hombres y gestionan el hogar

Sobre la situación que viven en la actualidad las mujeres rurales de Canarias y particularmente en Gran Canaria, Raúl Henríq explicó que “muchas ejercen actividad profesional y trabajan en el campo las mismas horas que sus maridos, además gestionan los hogares y cuidan a personas dependientes, pero es un trabajo no remunerado ni reconocido por el sistema económico ni por sus propias familias”.

“Por ello -matizó- lucharemos contra la desigualdad pero también promoveremos la innovación, desarrollando alternativas para combatir la pobreza mental que genera pobreza económica a las mujeres y la injusticia que están padeciendo”.

Y es que en los municipios de la comarca norte y medianías de Gran Canaria, 9.979 mujeres se encuentran sin trabajo cotizante, de las que el 45% tiene entre 25 y 44 años y el 49,3% más de 45 años, según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPES), correspondientes al pasado mes de septiembre.

Por su parte, la secretaria de la Federación de Asociaciones de Mujeres del Norte de Gran Canaria y presidenta de la Asociación de Mujeres de Arucas, María del Carmen González, explicó que “esta cifra supone el 55% del total de las personas desempleadas registradas en los municipios rurales de la isla”.

González se refirió también al perfil que presentan las mujeres rurales “predominantemente casadas; con una media de entre 2 y 3 hijos; dedicación de entre 5 y 8 horas diarias a las tareas del hogar, sin remuneración ni protección jurídica/social; y el 82% colabora además en las tareas de las explotaciones agrarias, el 59% trabaja sin cotización y sólo el 9% posee titularidad de los bienes comunes con sus maridos”, según el último estudio realizado por la Asociación Insular de Desarrollo Rural de Gran Canaria.

Mientras, la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres del Norte de Gran Canaria, Marcela Ponce, expuso que el objetivo de la Federación es situar a la mujer de los territorios rurales en las condiciones de igualdad efectiva que nos merecemos y promover acciones innovadoras de formación personal, profesional y en nuevas tecnologías, ofrecer asesoramiento en la búsqueda de empleo y gestionar y hacer seguimiento a los programas dirigidos a mujeres de las administraciones públicas“.

Del mismo modo, destacó también otras acciones de prevención en el ámbito de la salud y de fomento del asociacionismo.

Con todo, a la falta de oportunidades laborales, la escasa representatividad de las mujeres rurales en cargos de responsabilidad y toma de decisiones y la baja afiliación a la seguridad social, se suman las dificultades para acceder a las nuevas tecnologías, el desconocimiento de estrategias y directrices en materias como el marketing, planificación o asesoramiento legal y empresarial, la presión cultural y social sobre el comportamiento femenino y la violencia de género, que conlleva también dependencia económica.

Unas condiciones que dificultan la visibilidad y mejora sustancial de la calidad de vida de las mujeres en los territorios rurales, quienes han llegado a asumir un rol que en muchos casos no satisface sus expectativas vitales.

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