Nalbandián se salta el guión para calibrar la autoridad de Federer

El argentino David Nalbandián se saltó el guión del Masters Series Madrid y cuando menos considerado estaba para aspirar al título se plantó en la final para disputar el éxito al vigente campeón y principal favorito, el suizo Roger Federer.

El historial de enfrentamientos entre ambos es extenso. De hecho, el argentino ha perdido en las cuatro últimas citas. Sin embargo, el tenista de Córdoba, de nuevo parte de un momento estelar, es recordado, especialmente, por la final de la Copa Masters de Shangai del 2005. El argentino, entonces, tocó techo. Tumbó al intratable Federer en una final espectacular.

Es así Nalbandián, dotado de un gran talento natural, con una habilidad especial para tutear a cualquier en cualquier superficie. En cuanto ha afinado su puesta a punto, se ha desprovisto de los excesos y ha regresado, de lleno, al tenis, ha aparecido para sellar ya su mejor marca en una irregular temporada.

Las expectativas del argentino son fiables una vez en la final. Con el ánimo en ebullición después de haber superado al número dos y tres del ránking apunta con paso firme hacia su primer título desde que ganó en Estoril el pasado año.

No sobresalta al cordobés la leyenda de su adversario, al que ha ganado en seis de los catorce duelos que han dirimido. Acoplado a la perfección a la superficie y a la altitud de Madrid, se siente cómodo sobre este suelo, donde tiene continuidad, al menos como semifinalista, en las últimas cuatro ediciones. Sin embargo, el botín cosechado nunca ha sido el esperado. Sólo estuvo tan cerca en la final del 2004 que perdió frente al ruso Marat Safin.

Todo lo contrario que el helvético, que rentabiliza sus fuerzas, dosifica su talento y acapara premios. Frente a los cinco títulos que iluminan el palmarés del argentino, donde solo sobresale el logro de Shangai, Federer supera la cifra de su rival sólo con los números del presente año. Tres Grand Slam, los Masters Series de Hamburgo y Cincinnati y el torneo de Dubai. Y ahora apunta a su quincuagésimo segundo triunfo como parte de una carrera sin parangón.

Federer no pierde en pista cubierta desde hace dos años. Pero su verdugo fue, precisamente su próximo rival, en esa histórica final de Shangai. Firme para saldar cuentas pendientes, el número uno del mundo no volvió a inclinarse ante el argentino, al que superó, de una tacada, en sus cuatro duelos posteriores.

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