“No somos conscientes de la gran calidad de los productos de La Palma”

Nieves Rodríguez Marín es doctora en Veterinaria e inspectora de Salud Pública. Crédito: LUZ RODRÍGUEZ

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

“Usted es una señorita de ciudad, de alta cuna, que va a durar en Garafía un año”. Eso le dijo un ganadero a Nieves Rodríguez Marín, doctora en Veterinaria e inspectora de Salud Pública desde 2005. “No me querían porque exigía mucho; me encontré en 2006 con un sector que tenía una normativa ya europea pero muy precaria, y por motivos coyunturales debían adaptarse al nuevo marco normativo; los inspectores aplicábamos lo que Europa nos imponía, fue toda una revolución, y también un drama porque se decía que las queserías iban a desaparecer”, ha recordado en una entrevista con La Palma Ahora.

Nieves Rodríguez Marín, natural de Los Llanos de Aridane, es una mujer disciplinada, meticulosa, estricta en el cumplimiento de la normativa, enérgica, de mentalidad germánica, con gran capacidad de trabajo y sentido del sacrificio. Defiende con vehemencia la formación y el conocimiento como medio para lograr el progreso. Es una apasionada de su trabajo -“me encanta la labor que desarrollo”- y de los productos locales. “No hay consciencia de las exquisiteces que tenemos en La Palma”. Está convencida de que “somos lo que comemos, nuestra vida se traduce en lo que ingerimos”.

Fusionar tradición y nuevas tecnologías

Ha aportado muchos conocimientos a los ganaderos de La Palma, pero también ha aprendido de la gente del campo. “Un cabrero, don Atilio El Mirquero, me dijo cuando llegué a Garafía que una señorita de ciudad no le iba a enseñar a él cómo se trataba el ganado, una verdad obvia, y me encanta recordar eso, lo llevaré siempre conmigo”. “Otro ganadero, don Bernabé Rodríguez, de Tijarafe, me comentó: ‘Yo no lo he hecho mejor porque nadie me ha enseñado; Nieves, enséñeme que yo lo pongo en práctica”. “Desde mi punto de vista seguimos con déficit en la formación al ganadero, hay muchas cosas que funcionan de las antiguas usanzas pero debemos ser capaces de cohesionar lo que traemos de tradición con lo que nos aporta la tecnología y la modernización”, afirma. “Cuando ofrecemos un servicio tenemos que tener la formación y la información adecuadas, y ahí fallamos un poco porque la gente no es del todo consciente de lo que significa formarse”, añade. “He comprobado en el sector ganadero que es complicado salir a buscar formación, pero si tú se la ofreces y eres capaz de transmitírsela poquito a poquito, sin grandes agobios, ellos ponen en práctica las innovaciones”, sostiene.

En la agricultura y la ganadería, reconoce, “tenemos un problema con el relevo generacional, y si hay algo que mimar es eso, debemos enseñar a los jóvenes y ayudarlos, aquí sí que hay que invertir en formación y contribuir a sacar los productos fuera”.

Tesis doctoral sobre la calidad de la carne de La Palma

Esta inspectora de Salud Pública es una defensora de los productos locales, y su tesis doctoral, con calificación cum laude, que concluyó en 2015 bajo la dirección de los profesores Arturo Hardisson y Dailos González, versó sobre la carne que se produce en La Palma, como ya se ha informado. “La calidad de la carne de vaca y de cerdo de la Isla, comparada con los datos reportados en la bibliografía por otros autores en trabajos similares, es superior a la foránea, y tiene unos niveles más bajos de metales tóxicos, lo que supone una garantía porque significa que no estamos expuestos a fuentes contaminantes”, resalta. “Las muestras fueron tomadas en el Matadero Insular de animales de 12 a 24 meses de vida; quería saber la calidad de la carne del ganado sacrificado aquí, bovino y porcino, que es lo que mayormente se consume en La Palma”, detalla. Constató que el medio “es determinante” en la calidad de la carne. “No tenemos industrias y nuestro parque automovilístico no es excesivamente boyante; somos una isla Reserva de la Biosfera con una calidad ambiental muy buena”, subraya. No obstante, considera que esa calidad puede incrementarse. “Si nos subimos al tren de la mentalidad europea, tenemos que ser conscientes de que todo operador de cualquier actividad, aunque no tenga un control oficial previo, debe tener formación e información, y en el caso de la carne de La Palma, aunque el entorno ayude, tendríamos que contar con tablas de racionamiento para el ganado, una alimentación con unos determinados cánones para aumentar esa calidad”.

El sector del queso ha cambiado “de manera sustancial”

El sector del queso en La Palma, en su opinión, “ha cambiado de manera sustancial”. “Europa es muy estricta con el control alimentario, se ha dado un giro de 360 grados y recae en manos del operador la responsabilidad de la calidad de lo que pone en el mercado”, recuerda. “En control sanitario en La Palma se trabaja muy bien, aunque todo es mejorable”, dice. “La leche de la Isla es de una calidad extraordinaria y tenemos unos quesos buenos, muy buenos, y el señor Juan Capote (investigador palmero del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias y una autoridad mundial en ganado caprino) está exportando nuestros conocimientos a China”, indica, y resalta que “cuando hay un buen año de lluvias nuestros quesos son premiados a todos los niveles. ¿Dónde está el secreto?. En el ganado, en lo que come y en nuestro entorno”. “El medio y la alimentación son determinantes en la calidad del queso y la carne, porque los animales absorben el entorno donde están, como las personas”, insiste. “Esto es una cadena, y si todos los eslabones cumplimos lo que tenemos que hacer, cuando llega el final tendremos mucha calidad y la calidad se traduce en salud, la salud en bienestar y el bienestar en menos gasto social”, remarca.

“Equilibrio” entre producción local e importación

“Es obvio que La Palma no puede producir todo lo que consume, tenemos que traer de fuera, pero habría que tener la suficiente inteligencia como para crear un nicho de mercado para nuestros productos”, apunta. “Tiene que haber un equilibrio entre lo que produce la Isla y lo que importa; aquí podemos producir más pero hay que formar a nuestra gente”, expone. “Hay que importar todo lo que necesita la población pero los productos locales deben buscar su nicho de mercado y promocionarse porque a todos nos gusta lo bueno”.

No tiene ninguna duda sobre la calidad de los productos palmeros. “Lo que se produce en la Isla son exquisiteces y hay cuota de mercado; no somos conscientes de la riqueza que tenemos en carnes, quesos, mieles, papas, mojos, dulces, sal, vinos, plátanos, aguacates o pescados, contamos con un potencial pero es preciso formar a nuestra gente, publicitar los productos y crear nichos de mercado”, concluye.

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