El estreno del CD Tenerife en su sexagésimo novena participación en la Copa del Rey, este próximo martes en el campo municipal El Val, supondrá también el reencuentro con un exjugador blanquiazul, Ángel Manuel Vivar Dorado, protagonista de la segunda participación del representativo en la Copa de la UEFA 96-97.
Formado como entrenador en las canteras de Alcorcón y Leganés y responsable de la RSD Alcalá desde el curso pasado, cuando consiguió ascenderlo a la Segunda Federación, Vivar Dorado (Madrid, 1974) militó antes en el CD Tenerife entre las campañas 94-95 y 97-98 hasta completar un total de 101 alineaciones y ocho goles. Casi inédito a las órdenes de Vicente Cantatore, la llegada de Jupp Heynckes en el verano de 1995 le consolidó como un titular habitual para el entrenador alemán.
Pepinero de formación. Jugador de la cantera del CD Leganés desde los 11 años, fue quemando etapas anticipadamente hasta convertirse en habitual del primer equipo en la temporada 92-93 tras debutar, con solo 17 años, en la última jornada del curso anterior. De la mano de una leyenda del club como Luis Ángel Duque, vivió su consolidación (20 partidos y tres goles) en lo que el Leganés cerraba una inolvidable que le llevó por primera vez desde su fundación en 1928 a la Segunda División.
Valdano descubre un diamante. Aquel equipo que todavía jugaba en el desaparecido campo Luis Rodríguez de Miguel consiguió una permanencia sufrida en su estreno en la categoría de plata, ya con Vivar Dorado convertido en titular indiscutible. Firmó 36 partidos (uno de Copa del Rey) y diez goles, tirado por Duque como medio volante a una banda derecha en la que combinaba una notable condición física con la capacidad de llegada y remate. La eclosión no pasó desapercibida para el entrenador tinerfeñista, Jorge Valdano, que dejó recomendado su fichaje antes de decidirse por el banquillo del Real Madrid.
Primera temporada casi inédita. Vivar Dorado desechó ofertas de las canteras de Madrid y FC Barcelona, además de otra para el primer equipo del Real Valladolid, y apostó por el Tenerife post Valdano, ahora en manos de Vicente Cantatore. Aquella campaña 94-95 de transición—regreso de Pizzi tras la cesión al Valencia y fichajes de los porteros Ojeda y Buljubasich, Víctor y el mundialista Juanele— enfrió la carrera de Vivar: debutó en los últimos nueve minutos de un Tenerife-Compostela de la 19.ª jornada, jugó medio partido contra el Albacete y fue titular frente a Athletic Club y, en la última fecha, otra vez frente al Compostela.
Consagración y confirmación en Europa. El paso fugaz de Cantatore permitió la llegada de Jupp Heynckes, quien en dos temporadas muy recordadas clasificó al CD Tenerife para su segunda Copa de la UEFA (95-96) y luego lo dejó a las puertas del choque por el título (96-97), después de caer en la vuelta de las semifinales contra el Schalke 04 (2-0 en la prórroga tras el 1-0 en el Heliodoro).
De la mano del técnico alemán, Vivar Dorado anticipó su madurez futbolística. Jugó en 40 de los 54 partidos (seis goles) de aquella exigente tercera temporada —sumados a los 37 de la precedente— como blanquiazul y con la distancia de los treinta años transcurridos, valora la influencia de Heynckes en su carrera: “Nada más que hablo maravillas de él porque a nivel personal digamos que él me ayudó a crecer y a nivel profesional también. Encontré mucha confianza en él como entrenador”, dijo en una entrevista con el periódico Relevo en abril pasado.
Con la marcha de Heynckes y las sucesivas contrataciones de Víctor Fernández, Artur Jorge y Juanma Lillo en un campeonato 97-98 que acabó con una permanencia agónica en la última jornada, Vivar Dorado perdió protagonismo y minutos sobre el césped: 20 partidos (doce de salida) y un gol. Se despidió del Tenerife con un empate en Anoeta ante la Real Sociedad (1-1) y puso fin a un cuatrienio en la Isla del que salió confirmado como jugador de Primera División, categoría en la que también actuó para el Real Racing Club (98-02), Rayo Vallecano (01-02), Getafe (02-07, incluido un subcampeonato de Copa del Rey) y Real Valladolid (07-09). Cumplidos los 36 años y lastrado por una lesión en el tendón de Aquiles, colgó las botas con 26 años —y de regreso al escalón de plata—, con el Albacete Balompié (09-10).