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África vive en Casa África

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El thiebou djenne es arroz con pescado, un plato nacional en Senegal. Nuestra tortilla de papas, nuestra paella o nuestras papas arrugadas, si tenemos que compararlo a algo que le resulte más familiar. Lo mismo sucede con el arroz jollof para los nigerianos.

Un arroz ligeramente picón, como tanta de la comida que se cocina por esos lares, y que también enorgullece a cualquier nigeriano, hasta el punto de que son serias las discusiones entre nigerianos y ghaneses para determinar de dónde salió el primer jollof o cuál de los dos países lo cocina mejor. 

Todo esto lo escribo a cuenta del Rincón Gastronómico Africano que celebramos en Casa África la semana pasada, y en el que a punto estuvimos, permítanme la expresión, de morir de éxito. Por nuestro patio pasaron, desde las 12 del mediodía hasta las 18 horas, cerca de 1.400 personas. Tuvimos incluso que pedir a la gente que hiciese un poco de cola en la puerta de Casa África, y que tuviera paciencia para que pudiéramos dejar entrar a gente a medida que se iban otros. A la actividad la acompañó música africana, a modo de condimento a los ya de por sí sabrosos y especiados platos de Marruecos, Senegal, Guinea Ecuatorial, Sierra Leona y Nigeria, que nos trajeron las cocineras, vinculadas todas a nuestros amigos y amigas de la Federación de Asociaciones de Africanos en Canarias (FAAC). 

Un evento que, este pasado fin de semana, hizo que me considerara un hombre afortunado al poder ver a tanta gente de nuestra tierra acercarse con curiosidad y entusiasmo a disfrutar de la cocina africana, a preguntarle a las cocineras, a interesarse por qué se come, cómo se come... en definitiva, a interesarse por cómo se vive en estos países africanos a través de su comida. 

El thiebou djenne, por ejemplo, arroz que suele comerse de forma compartida, en un círculo alrededor de él, nos habla mucho también de cómo se vive y cómo se comparte en Senegal, un país que lleva la hospitalidad a la máxima expresión. La teranga, como la llaman los senegaleses, es ese maravilloso espíritu de acogida, de generosidad, que te dispensan en cualquier hogar senegalés, que puedes experimentar hasta en las conversaciones más triviales con ciudadanos de este país vecino. 

Es curioso que este año, en que nos llega mucha información sobre pateras y cayucos y la tensión por las elecciones europeas hace que oigamos con demasiada frecuencia el discurso anti migratorio, hayamos sentido como nunca, en el marco de nuestro programa de actividades África Vive, que nos sirve para celebrar el Día de África, más cariño, más presencia de público, más ganas de conocer y aprender, más interés por África. A pesar de que se insista en la narrativa del rechazo, enarbolada por unos partidos políticos que medran con el miedo a inminentes y peligrosas oleadas de pateras y cayucos (no dudo de que captan mi ironía, pero en estos días de fake news toda precaución es poca). Cuando parece que todo invita al pesimismo, nuestra sede llena de gente abierta, entusiasta, participativa y sin miedo, algo que reconforta y da esperanzas a quienes trabajamos en Casa África.  

En esta semana hemos programado actividades de todo tipo, que hemos ‘hermanado’ con este apasionante proyecto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Bridge to Africa, con el que conjuntamente pretendemos poner los cimientos de un verdadero puente de conocimiento, un enlace desde Canarias con universidades y centros de pensamiento africanos. Llevamos años hablando de un ‘hub’ de negocios, empresas, comercio y transportes en Canarias con el continente africano, un proyecto al que siempre aspiramos a añadir el componente de las ideas, el académico. Porque son las ideas, la intercomunicación y la cooperación en el campo del pensamiento el material imprescindible para las bases de un conocimiento limpio de prejuicios y un entendimiento que vaya desde la pura convivencia en nuestras aulas, calles y comunidades a que nuestras empresas conozcan más y mejor todo el potencial que tienen enfrente.  

La bienvenida a estos días de África Vive en Canarias tuvo sello intelectual: a una hora de la recepción oficial a este Bridge to Africa en el patio de Casa África, junto al rector de la ULPGC, Lluis Serra Majem, pudimos disfrutar del privilegio de escuchar en el Auditorio Nelson Mandela al que, sin duda, es el africanista de mayor prestigio en nuestro país, Albert Roca.

Roca nos maravilló con su conocimiento sobre una enorme isla africana, Madagascar, un país de una complejidad fascinante, en la presentación en la institución de Historia de Madagascar. Un libro que él ha traducido y que, publicado en la colección de ensayo de Casa África, nos dicen los entendidos que se convertirá en un clásico instantáneo: escrito por los mejores historiadores de Madagascar, con visiones diferentes, incluso opuestas, del desarrollo histórico de la democracia malgache. Apasionante. 

En esta semana que ya acaba, nos hemos juntado más de una vez en torno a un libro: de hecho, nuestro club de lectura se reunió para debatir la novela La puerta del viaje sin retorno, de David Diop, hasta minutos antes de que nuestro patio temblara con el ritmo del sabar. El sabar es un instrumento de percusión y también un ritmo ligado, de nuevo, a Senegal. Una palabra que conjuró a cientos de personas en nuestro patio, dispuestas a bailar a su dictado. Algunas de las grandes estrellas del sabar y bailarines vinculados a los famosos hermanos Thioune nos hicieron vibrar durante horas, en una atmósfera cargada de electricidad y alegría. Entre las personas que ocuparon nuestro patio y olvidaron por un momento las penas para dejarse llevar por la música, muchos chicos y chicas de centros de menores, que sacaron fotos con sus ídolos y compitieron por mostrar su destreza en el baile. 

Nuestro programa tenía muchos más actos, conciertos, pasarela de moda y encuentros con escolares participantes en nuestro programa Enseñar África, además de exposiciones como la que muestra una pequeña parte de la producción final de este programa en aulas de todo el archipiélago. También inauguramos el proyecto expositivo Akouédo, de la fotógrafa Paula Anta y la comisaria Marta Soul, con apoyo de la embajada de España en Costa de Marfil y textos de Gauz, sobre un vertedero reconvertido en parque urbano. En el caso de Enseñar África, quisiera recordar que, en el presente curso, se han inscrito en el proyecto medio millar de profesores de 59 centros de educación no universitaria, tanto colegios e institutos como centros de formación para mayores o centros penitenciarios, con unos 20.000 alumnos y alumnas en total en las aulas. Parece que el mayor número de centros inscritos en la historia del proyecto.

Todo esto para recordarles que la riqueza de las culturas africanas es inabarcable, que el miedo es un mal consejero y, sobre todo, que este sábado, 25 de mayo, celebramos el Día de África, efemérides que, en Casa África, vivimos desde la denuncia, pero también desde la alegría, la apertura de mente, la cultura y las emociones que nos hermanan. 

Les deseo un feliz Día de África y espero que puedan disfrutarlo con nuestras actividades, todavía accesibles este fin de semana, en la medida de sus posibilidades. 

El thiebou djenne es arroz con pescado, un plato nacional en Senegal. Nuestra tortilla de papas, nuestra paella o nuestras papas arrugadas, si tenemos que compararlo a algo que le resulte más familiar. Lo mismo sucede con el arroz jollof para los nigerianos.

Un arroz ligeramente picón, como tanta de la comida que se cocina por esos lares, y que también enorgullece a cualquier nigeriano, hasta el punto de que son serias las discusiones entre nigerianos y ghaneses para determinar de dónde salió el primer jollof o cuál de los dos países lo cocina mejor.