La portada de mañana
Acceder
Feijóo se alinea con la ultra Meloni y su discurso de la inmigración como problema
Israel anuncia una “nueva fase” de la guerra en Líbano y crece el temor a una escalada
Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

Historias para no dormir: Guerra Fría o paz volcánica, Marruecos o Madrid

0

Hay historias personales o colectivas que nos arrebatan el sueño. Son historias para no dormir aunque unas sean desconocidas u olvidadas, porque esas historias operan en el trasfondo histórico.

La guerra en Ucrania es el el conflicto internacional más peligroso desde la crisis de los misiles rusos en Cuba en 1962. Los rusos en 1962 colocaron secretamente cohetes con cabeza atómica en Cuba siendo Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética Nikita Kruschoff y presidente americano John F. Kennedy. El Gobierno y el Pentágono americanos no toleraron la cercanía de cohetes rusos, pero querían seguir colocando sus cohetes a las puertas rusas. El mundo estuvo a un tris de la guerra nuclear. Gracias al uso de la razón por los entonces jefes de Estado enfrentados se dialogó y alcanzaron un acuerdo. Los americanos no colocaron sus cohetes en Turquía y el conflicto quedó zanjado... de momento.

En este año 2022 parece repetirse la historia, pero no a las puertas americanas sino delante de las narices rusas. Pese a las serias advertencias del gobierno ruso y al movimiento de sus tropas, el presidente Biden y sus seguidores en la OTAN proclamaron el „Derecho de Ucrania“ a decidir sus alianzas y a colocar cohetes en su territorio. Es decir, no tomaron en serio las advertencias del Presidente Putin. Otra explicación es que no era de interés del Presidente Biden apaciguar la creciente tensión ucraniana debido al aumento de la intención de voto del pueblo americano a favor de los republicanos y del destronado Trump. Algunos comentaristas americanos escriben sobre los peligros, pero los intereses del grupo del Partido Demócrata de Biden están centrados en impedir el regreso de Trump y los republicanos y necesitan un conflicto de muchos voltios y gran tensión que les permita situarse en la corriente ”patriotera“ que les facilite ganar las elecciones parciales de Noviembre de este año en USA.

 La cosa parecía pura retórica, pero el conflicto continúa y los estrategas públicos de la OTAN dicen que Ucrania debe ganar la guerra y últimamente en sus discursos acentúan la voluntad de hacer el máximo daño a la Federación Rusa. Sus “ayudas” (militares, económicas y políticas) a Zelensky no han parado el avance ruso ni la destrucción económica y social de Ucrania, aunque algún dirigente otánico (no ucraniano) diga que la guerra continuará hasta el último ucraniano.

En este Junio caluroso en Europa se han celebrado importantes reuniones “cumbre” en Alemania y en España. NUESTROS AMIGOS NORTEAMERICANOS NOS DAN UN TIBIO ABRAZO EN LA ACTUAL CUMBRE OTÁNICA MADRILEÑA. Afortunadamente es tibio y no nos estrecha en sus brazos poderosos para no ahogarnos. Los gobiernos USA han sido especialmente amistosos con los españoles y sus gobiernos. Nos declararon la guerra en Cuba con el pretexto de que los españoles hicieron explotar el barco acorazado Maine. Barco americano en aguas hispano-cubanas. Como resultado de tal guerra arrebataron la soberanía española de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla Guam. Fue el origen de la crisis española del 98. La derrota de España y la consiguiente pérdida de sus últimos territorios de ultramar se llamó el «Desastre del 98».

La difícil defensa española de las colonias ultramarinas se vio claramente durante la Crisis de las islas Carolinas en 1885. Por su parte, a lo largo de ese mismo siglo los EE. UU. se expandieron por vía económica (compra de territorios como Luisiana comprada al entonces Primer Cónsul francés, Napoleón Bonaparte) y Alaska (comprada en 1867 al imperio zarista ruso) como por el uso de las armas, o sea, militarmente (la Guerra contra México, lucha racista contra los pueblos indígenas...) además del aumento demográfico por la gran cantidad de inmigrantes.

La guerra entre los EE.UU y México provocada por los norteamericanos obligó a México a perder más del 50% de sus territorios. México fue forzado a cederlos a los Estados Unidos para poner así fin a la ocupación militar del país entre 1846 y 1848. Esta cesión se formalizó por medio del Tratado de Guadalupe Hidalgo del 2 de febrero de 1848. Esa rapiña territorial de entonces tenía poco que ver con Derechos Humanos o Libertades Democráticas.

Los Estados Unidos pagaron 15 000 000 de dólares como indemnización, que resultó la mitad de lo que habían ofrecido con intenciones de comprarla antes de la guerra. La tierra arrebatada a México a punta de pistola era el 14,49 % del área total del territorio de los Estados Unidos actual y el 118% del territorio actual de México (es decir, que México perdió aproximadamente el 55% del territorio total que poseía antes de la capitulación militar y la obligada cesión).

El conflicto hispano-estadounidense había quedado aparcado unos años por la guerra civil americana, pero el ascenso de los EE. UU. como nueva potencia era imparable.

El interés de los capitalistas norteamericanos por Cuba era evidente ya que varios presidentes (John Quincy Adams, James Polk, James Buchanan y Ulisses S. Grant) habían hecho ofertas de compra rechazadas por el gobierno de España.

Cuba representaba un fuerte valor económico, agrícola y estratégico. Cuba no solo era una cuestión de prestigio para España, sino que se trataba de uno de sus territorios más ricos. La capital cubana, La Habana, tenía un auge extraordinario lo que la hacía codiciable.

La guerra fue relativamente breve. La explosión del acorazado Maine el 15 de febrero de 1898 fue el pretexto para el casus belli de esta guerra. Los oligarcas yanquis hablaron y hablan un ataque intencionado español, otra interpretación es que fue un ataque de “bandera falsa” de los propios estadounidenses, es decir, que fueron ellos los que colocaron las bombas y provocaron la explosión. Entonces la opinión pública estadounidense, agitada y fomentada por los medios de comunicación (especialmente la prensa amarilla), clamaba venganza. La guerra se declaró oficialmente un mes después.

En el siglo XX el Imperio Británico antes de la Segunda Guerra Mundial no hizo nada para ayudar a la Segunda República cuando el Alzamiento militar amenazaba destruir las libertades democráticas. Tampoco los Estados Unidos. Y ambos Estados se negaron a la petición de Stalin de ajustar las cuentas al Régimen fascista de Franco que había enviado una División azul contra la Unión Soviética.

Curiosamente un general norteamericano que contribuyó militarmente a la derrota del Eje nazi-fascista de Hitler-Mussolini sería más tarde candidato del Partido Republicano y elegido Presidente. Se llamaba Eisenhower.

Eisenhower, ya presidente republicano, vino a la España bajo la Dictadura instalada con ayuda de Hitler y Mussolini, ya derrotados y muertos, y abrazó al rechoncho y todavía vivo e imbatido Generalísimo Franco e instaló sus bases atómicas en la España fascista. Bases que todavía nos protegen.

Años más tarde, siendo Kissinger Ministro de Estado y recién muerto Franco, Marruecos organiza una „marcha verde“ que lleva al frente una bandera americana y se apoderan sin resistencia por parte del rey Juan Carlos del Sahara español y se lo anexionan de hecho, pero no de Derecho. Más tarde, el Presidente Trump „reconoce” y ordena la soberanía marroquí sobre los territorios saharauis ignorando los derechos de sus poblaciones y los Acuerdos Internacionales de la  ONU.

Y el sultanato marroquí, nada liberal ni democrático, nos acompaña en estos días ante la Cumbre madrileña permitiendo un asalto de unos dos mil africanos migrantes a las empalizadas de Melilla. Claro que eso no podía pasar desapercibido a la policía y autoridades de Marruecos, pero en el momento que asaltan la frontera española entonces apalean brutalmente y disparan a los engañados africanos negros. El balance es de decenas de muertos y heridos.

Reproduzco palabras de un artículo refiriéndose a estos tristes hechos, palabras con las que es difícil no estar de acuerdo:

“No hay atenuante, no hay justificación para las muertes, tanto las de Nador, como las del Mediterráneo, las de las aguas frente a Canarias…para las torturas y el hostigamiento a centenares de miles. Personas muertas, heridas, maltratadas. Personas indefensas. Personas inocentes de todo delito. Personas que solamente ejercen su derecho humano a la igualdad, a la libertad y a la vida.

Los tres primeros artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que ustedes enarbolan cuándo y cómo les conviene, están dedicados a eso. A la libertad, a la igualdad y a la vida. No dice esa Declaración nada de si la persona viene de Ucrania o de África. Nada. Esas personas que ustedes mandan a matar, a atormentar, no tienen más, pero sí tanto derecho a ser protegidas y acogidas como las personas refugiadas de Ucrania. La guerra y el hambre que obliga a huir a la gente de Ucrania, son tan crueles como las que hace tanto tiempo expulsa a la gente africana y la lleva a jugarse – y a perder- la vida y a arrostrar maltratos.“

Estos emigrantes africanos no son blancos ni rubios ni tienen ojos azules como los ucranianos a los que se recibe con aplausos y regalos. El recibimiento a los que quieren atravesar el Mediterráneo es bien distinto del que experimentan los que atraviesan las fronteras del que fuera estado soviético hasta el 1991, es decir, Ucrania.

La guerra no debe ser nunca el medio para resolver conflictos estatales. Ni tampoco cuando uno se siente amenazado como fue el caso de los USA en la Crisis de Cuba de 1962 o de Rusia ante las intenciones de Zelensky de ingresar en la OTAN. LA OTAN que había sido diagnosticada de “muerte cerebral” por el presidente Macron ha recibido un milagroso impulso expansionista a partir de la intervención militar rusa. Si dicha expansión ofrece más seguridad está escrito en las estrellas, aunque sean las estrellas de la bandera americana, pues los gobiernos americanos han operado siempre según sus propios designios e intereses, unilateralmente, como hemos visto en Afganistan y en otros conflictos.

Por eso esta Cumbre de Madrid altísima en sus intenciones está precedida de un mal omen ante las fronteras españolas de Melilla con decenas de cadáveres de migrantes mal recibidos, mientras se invita a participar en Madrid al Zelensky presidente de los millones de ucranianos que se evaden de la guerra. Y si las altas cumbres suelen ser frías y hasta heladas, no por Guerra Fría sino por amenaza de guerra caliente, sería extremadamente peligroso en especial para los europeos que esa Cumbre se convierta en erupción volcánica, europea primero, mundial después.

Y estas historias olvidadas u ocultadas o tergiversadas son historias para no dormir. Al menos, eso me parece mientras sigamos oyendo tambores de guerra y pronósticos de larga duración en boca de los mismos Biden o Stoltenberg que nos prometían derrota de los rusos y “el oro y el moro”. El moro en forma de Sultán marroquí lo hemos visto actuar en Melilla. El oro se está empleando en armamentos que prolongan la ruina, la miseria y la muerte. Mientras tanto los precios suben y la carestía que llena los bolsillos de accionistas acosa a nuevos sectores populares europeos que no van a poder dormir... tranquilos.