El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Demasiadas promesas por cumplir
El pacto de la avioneta, a lo que íbamos, no sólo pretendía otorgar plenos poderes en el Norte al marqués y en el Sur a Blas Acosta, sino que encerraba en sí mismo un pálpito urbanístico que no se podía aguantar. Nada que objetar a que un empresario hable con un político y le pregunte qué va a pasar con este suelo o con este plan parcial. Y nada que objetar a que el político le conteste que, a poder que yo pueda, eso se convierte en urbanizable, y de la moratoria ya hablaremos, que tiene más agujeros que un colador. Tampoco hemos de objetar nada a que el empresario, embelesado ante los anuncios y el sonido de la caja registradora, se ponga contento e invite al político en cuestión a echar unas cañas por cuenta de la casa. Lo malo viene después, cuando el político no puede cumplir con esos sueños de grandeza. Y ya ha digerido y miccionado las cañas.
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