A Mari Mar Julios, Soria no la dejó presidir un acto como la inauguración de la FIC 2005, que tradicionalmente tiene rango regional y en el que se respetan las precedencias de la autonomía. Fue Soria el macho de las cañadas y el que cerró el turno de intervenciones. Hicieron otro feo a la vicepresidenta también a la hora del recorrido por los pabellones, hasta el punto que tras verse en varias ocasiones marginada institucionalmente, optó por mandarse a mudar. Los discursos merecen mención aparte: Pepe y Pepa basaron sus intervenciones en la venganza, en la rasquera y en el despojo, los mensajes que nos hartaremos de escuchar los próximos meses, sobre todo si se termina por consumar la salida del PP y todos sus altos, bajos y medianos cargos del Ejecutivo. Pepa llegó a comparar el caso valenciano con el de Las Palmas de Gran Canaria, sin que explicara muy bien a la concurrencia si Rita Barberá también se ha enfrentado a muerte y fuego al Gobierno del Estado.