Arcadio Díaz Tejera se enfrentó enseguida al aparato del PSC y dijo al entonces secretario general de Gran Canaria, Eduardo González, que estaba dispuesto a dialogar con todo el mundo, pero no a que le impusieran cuotas de grupos o nombres, o ambas cosas a la vez. Era el principio del fin de uno de los mayores cánceres del socialismo en Las Palmas de Gran Canaria. Pero transigió en algo importante el hoy portavoz municipal: llevar de número dos a un valor electoral como Carolina Darias, segunda en el escalafón del movimiento teresito. Una desastrosa campaña electoral en la que Arcadio y Carolina se torpedeaban mutuamente, con guerra de carteles incluida, ahondó aún más la crisis. Poco después arrancaba el proceso para elección de secretario general del PSC en Las Palmas de Gran Canaria para acabar con una precaria gestora, y ganó el candidato más apoyado por José Miguel Pérez, frente a los que tenían otros apoyos más antiguos.