Menos mal que las hemerotecas resisten con firmeza el paso del tiempo y nos recuerdan cosas que olvidamos con suma facilidad. Todavía no hace ni un año (17 de octubre de 2001) que José Carlos Mauricio dijo que Theo Gerlach, empresario turístico, estaba en la “operación mafiosa impulsada por empresarios corruptos y narcotraficantes” mediante la cual se pusieron sobre la mesa 100 millones de pesetas de los de antes para financiar la moción de censura que elevó a Marco Aurelio Pérez a los altares municipales. Gerlach acaba de ser distinguido por la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias con la Medalla de Oro de Importantes del Turismo 2002, distinción que nadie discute ni por asomo. Ya sabemos, ya, que Becerra y Mauricio se saludan con monosílabos, pero no nos negarán que la cosa tiene su aquél. No olvidemos que Mauricio es de Ican, de Ican es el presidente y el alcalde censurado, que baja la vista cada vez que se le pregunta por la participación mauriciana en la operación. Luego si a un alcalde de Ican lo descabalgó un compañero de Ican que acusó a los empresarios de haber financiado la operación, ¿debemos interpretar que el premio tiene premio? Otro. El que el Ayuntamiento de Telde, también de Ican, pretende otorgar al recientemente fallecido Eduardo Chillida, al que pretenden dar una calle en el municipio. No nos cabe aquí toda la retahíla del caso Tindaya, ni las declaraciones de la viuda vinculando ese asunto a la última de las frustraciones del artista. Pero quedará bonito que la señora reciba en su casa la invitación de la calle y ni una nueva noticia buena de la montaña sagrada.