De la culebra real al rabogato: diez especies invasoras exóticas que afectan a la biodiversidad de Canarias

Serpiente californiana en Gran Canaria

Paula Quintero Delgado

Las Palmas de Gran Canaria —

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Canarias es la región más biodiversa de España. El Archipiélago alberga más de la mitad de los endemismos del país, alrededor de 4.000 especies según datos de Laura Concepción Francisco, técnica de la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma. Sin embargo, su riqueza natural y condiciones favorables no solo propician un espacio idóneo para la flora y fauna nativa, sino para las especies invasoras. Actualmente, se han registrado más de 200 en el Archipiélago de acuerdo con las cifras de Ciencia Canaria. Este espacio de divulgación científica destaca que se debe a la temperatura, la riqueza de recursos y la falta de grandes depredadores. Los endemismos son especialmente vulnerables a la llegada de especies foráneas que, junto con la presión urbanística de la población residente y turista y el cambio climático, contribuyen a la degradación de sus hábitats. El Catálogo español de especies exóticas invasoras recoge que “son agentes de cambio y amenaza para la biodiversidad nativa”.

“La tasa de movimiento de animales, plantas y otros organismos más allá de su rango de distribución natural no tiene precedentes en la historia de la humanidad”, explica Concepción Francisco. Para que una especie sea considerada exótica invasora ha tenido que llegar de la mano del ser humano, sea de manera intencional o voluntaria. Como explican desde la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria (ACBC), la introducción de estas especies en las Islas se remonta a la llegada de la antigua población canaria. Posteriormente, el arribo de europeos en el siglo XV incrementó las especies introducidas y, recientemente, en los años sesenta se volvió a experimentar un aumento con el auge de la jardinería, el mascotismo y la caza.

En el capítulo La fauna en peligro, del programa de RTVC Informe Tópico, José María Fernández-Palacios, catedrático en Ecología de la Universidad de La Laguna, fue contundente: “Perder un endemismo es posiblemente la peor de las noticias que puede haber”. Las especies exóticas invasoras no solo amenazan el patrimonio natural y los servicios, como recursos hídricos o defensa ante plagas y enfermedades, sino también a la seguridad alimentaria, el desarrollo económico y la salud humana. No obstante, los efectos en la biodiversidad canaria son más intensos y devastadores debido a la alta vulnerabilidad de los ecosistemas, como indica la bióloga ambiental Concepción Francisco.

Canarias es un territorio especialmente frágil y limitado. Sus endemismos disponen de menos recursos, sus poblaciones son reducidas y, por lo general, carecen de mecanismo de defensa ante depredadores. Concepción Francisco pone como ejemplo las plantas endémicas, que no han desarrollado adaptaciones para defenderse del ramoneo, algo que sí sucede con las plantas invasoras. Las endémicas se vuelven más apetecibles para animales como conejos, muflones y cabras; y tanto fauna como flora invasora se benefician mutuamente.

Pese a su impacto, el Archipiélago no cuenta con un catálogo de especies exóticas invasoras propio en el que se recojan aquellas que se encuentren en la región. Miembros de la comunidad científica, como ACBC, reclaman la creación de esta base de datos para que se realice un control real y exhaustivo. Desde la institución, manifiestan que “es una medida que muchos gobiernos han prometido desde hace años, pero que no se ha llevado a término”. Canarias solo cuenta con la lista de especies exóticas invasoras preocupantes para la región ultraperiférica, que según los científicos “fue creada para cumplir con el reglamento de la Unión Europea”. Desde ACBC señalan que la catalogación implicaría la prohibición genérica de posesión, transporte, tráfico y comercio de estas especies.

La Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno canario indica a este periódico que tiene interés “en considerar la creación de dicho catálogo”. “Hemos solicitado la información relativa en la que se encuentra el listado a la Dirección General de Biodiversidad y trabajaremos con todos los recursos y medios con los que cuenta Canarias para evitar la entrada de especies exóticas invasoras”, manifiestan desde el área. 

Erradicar por completo las especies invasoras es imposible, pero sí se puede evitar que lleguen más especies y minimizar o mitigar sus efectos. “Es un fenómeno que, al igual que el cambio climático, está siendo acelerado por el ser humano, y hay que trabajar desde diferentes frentes”, señala Concepción Francisco. Los expertos hacen hincapié en la prevención como meta inicial mediante la concienciación ciudadana, la supervisión en los puertos y aeropuertos y la restauración de los hábitats, entre otras medidas. La detección temprana de nuevas introducciones y la rápida respuesta también son la llave para las erradicaciones exitosas y rentables de estas especies.

En Canarias, la lista de especies exóticas invasoras preocupantes contempla 19 plantas, 20 reptiles, tres aves y nueve mamíferos. Sin embargo, hay especies que suponen un riesgo importante y que no se encuentran recogidas en dicha lista. La ACBC, de la mano del banco de datos de Exos, considera que las diez mencionadas a continuación se encuentran entre las más importantes.

Culebra real de California

La culebra real californiana (Lampropeltis californiae) es originaria del suroeste de Norteamérica y se introdujo en Canarias en 1998. Su presencia se constata en Gran Canaria, único lugar del mundo donde la especie se ha naturalizado. Este reptil se ha encontrado en numerosos municipios, pero su núcleo primario de población se localiza en Telde, Valsequillo, Santa Brígida y San Mateo.  Su principal depredador en su hábitat natural es la aguililla de cola roja. Es por ello que su reproducción en la isla es desmedida, al no habitar ese depredador natural, salvo aves rapaces puntuales. Su esperanza de vida oscila entre los 10 y 15 años.

El impacto de la culebra californiana afecta fundamentalmente a las especies endémicas del Archipiélago. Según datos oficiales de Exos, la población del lagarto de Gran Canaria se ha reducido entre un 93,5% y un 99,6%, la lisa de Gran Canaria en un 82,8% y el perenquén de Boettger un 52,1%. Sin embargo, como reveló un reciente estudio de la revista Animals, estas serpientes también suponen un riesgo para la salud pública.

Su entrada a Gran Canaria viene de la mano de la tenencia de especies exóticas como animales de compañía por parte de particulares. Estas especies llegan al medio a causa de la liberación de las mismas o por escape.

Termita subterránea

Localizada en Tenerife en 2010 y en Lanzarote en 2020, la termita subterránea (Reticulitermes flavipes) es una especie procedente del Este de Estados Unidos. Como apuntan los expertos, aunque su dispersión natural no es muy alta, su propagación en prácticamente todos los continentes se debe al transporte de maderas infectadas. Es un insecto que crea colonias de miles e, incluso, millones de ejemplares y debe su nombre a la ubicación de sus nidos, que se encuentran en galerías excavadas en el suelo.

En el Archipiélago, se han podido apreciar daños en flora nativa, como la tabaiba amarga y el drago, así como en árboles frutales y en ornamentales. La actividad de esta especie también genera impactos en las viviendas al alimentarse de las maderas que se utilizan en las mismas, así como en cualquier otro objeto de este material.

Cochinilla silvestre mexicana

La cochinilla silvestre mexicana (Dactylopius opuntiae) es un insecto de Centroamérica que ha llegado a países como Australia, Francia, India, Madagascar, Siria o Sudáfrica, entre otros. En Canarias, se localizó en La Palma, Tenerife y Lanzarote alrededor del año 2010. Esta especie se alimenta principalmente de tuneras, pero también ataca a otras plantas. En el Archipiélago, la cochinilla silvestre mexicana vive en las palas o pencas de las tuneras, por lo que su presencia provoca clorosis y necrosis, debilitación y caída prematura de la planta, así como la muerte de la misma. 

Cabe destacar que la tunera también es una especie exótica invasora que se introdujo en Canarias durante el siglo XIX. Tres de las especies de tuneras que se encuentran en el Archipiélago están naturalizadas en la mayoría de islas. Esta situación genera un debate entre biólogos, pues hay un sector de la ciencia que no ve mal la presencia de la tunera, pues apunta que “no deja de ser un cultivo”. 

En Canarias, solo hay un insecto no endémico que presenta peligro para la cochinilla: la Cryptolaemus montrouzieri, una especie de mariquita. La cochinilla se dispersa a través del viento, lo que permite que la plaga se extienda. Por el contrario, la lluvia dificulta su diseminación. 

Muflón

El muflón (Ovis aries musimon Pallas), originario de Córcega, Cerdeña, Chipre, Turquía, Irán y el Cáucaso, es una especie de oveja introducida en Tenerife en 1971 para la caza mayor. Actualmente, se encuentra en la parte central de la isla, incluido el Parque Nacional de Teide y se considera naturalizada. En la Palma, se introdujo en 2004 para explotación ganadera, mientras que en 2015 se localizó en La Gomera dentro del Parque Nacional Garajonay. Aunque no se ha podido realizar un censo de la población en el Archipiélago, se estima que podrían rondar los 400 ejemplares. 

Su presencia afecta a especies vegetales de las que se alimenta, como la retama del Teide, única en las Islas y en pleno proceso de “declive” debido al cambio climático. Asimismo, el pisoteo del muflón acelera los fenómenos erosivos. Como apuntan los expertos, el control de esta especie “supone una importante inversión económica”. Además, la caza, razón principal de su introducción, “no aporta beneficios económicos ni relevantes para la sociedad ni para las administraciones”. En Canarias, la ausencia de depredadores y la orografía hacen muy difícil su control y mitigación.

Caracol gigante africano

A finales de julio, se hallaron en Tenerife varios ejemplares de la chuchanga gigante africana (Lissachatina fulica), catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las cien especies invasoras más peligrosas. En 2017, también se interceptó en Gran Canaria. Es  originaria de zonas como Kenia y Tanzania y se caracteriza por su gran ingesta de alimentos, razón por la que supone un peligro para la agricultura canaria. 

Los expertos indican que, debido a su aspecto singular y llamativo, es un reclamo para la tenencia como animal doméstico. Sin embargo, los particulares terminan abandonándolos por miedo a ser sancionados o por aburrimiento, ya que supone un gasto de dinero y tiempo importante. Además de daños al cultivo, puede generar impactos sanitarios en la población, como la transmisión de meningitis.

Rabogato

Las invasiones de animales suelen llamar más la atención porque afectan directamente a la población. Concepción Francisco recuerda que, sin embargo, las invasiones vegetales son silenciosas y suelen pasar más desapercibidas, lo que no significa que su impacto sea menos relevante. El rabogato (Cenchrus setaceus) es una planta herbácea nativa del norte de África que se encuentra en todos los continentes. Naturalizada en la totalidad de las Islas, se introdujo en el Archipiélago en 1943 y, desde entonces, afecta a un gran número de especies endémicas y nativas de flora y fauna, como el chaparro canario, la tabaiba amarga, la hierbamuda o el balo, entre otras.

Su presencia impide y dificulta la regeneración de las especies nativas, pues es competencia directa de los endemismos y puede llegar a desplazarlos. Llegó a Canarias a través de la horticultura y la jardinería, pero su elevada capacidad de dispersión y la construcción de la red viaria han favorecido su extensión. Presenta alta resistencia al fuego, a la sequía y a las altas temperaturas. Asimismo, es una especie que los expertos definen como “poco exigente con respecto al tipo de suelo”.

Lantana

La lantana (Lantana camara), también conocida como venturosa o bandera española, procede de América Central y América del Sur. Debido a sus llamativas flores de colores, se utiliza como planta ornamental en todos los continentes, a pesar de estar considerada como invasora en casi una veintena de países. Su presencia en Canarias data en 1880 en Tenerife y, desde entonces, ha aparecido progresivamente en el resto de islas excepto en La Graciosa y en los islotes. Se considera naturalizada en todo el Archipiélago y es competencia directa de especies endémicas o nativas. Debido a sus flores y a la producción de néctar, afecta a la regeneración de especies nativas pues, como se ha demostrado, en zonas invadidas por la lantana hay menor biodiversidad de plantas autóctonas. Además del impacto medioambiental, es altamente tóxica por los principios activos de sus frutos. Afecta al ganado y, en las personas, puede provocar reacciones alérgicas. 

Hierba peluda

La hierba peluda (Pluchea ovalis) fue localizada en Tenerife en el año 2000. Introducida para horticultura y jardinería, esta planta asilvestrada solo se considera invasora en Canarias y en Catar. Es originaria de zonas del oeste de África, la península Arábiga y la parte occidental de Asia, resiste a las altas temperaturas y a las sequías. Tiene un elevado número de semillas que son esparcidas por el viento, la lluvia, el transporte y la escorrentía. 

Al igual que otras plantas invasoras, su principal impacto se da en las especies nativas. Como señala Exos, se encuentra en espacios naturales protegidos de la Red Canaria y la Red Natura 2000. Asimismo, es una especie hospedadora de parásitos y patógenos, como la mosca blanca. No obstante, en otros continentes tiene un uso medicinal tradicional como purgante, antipirético o para tratar inflamaciones, entre otros síntomas.

Valeriana roja

Originaria de la cuenca mediterránea, la valeriana roja (Centranthus ruber) es una especie invasora que se encuentra naturalizada en las siete islas. Llegó en el siglo XIX a través de la horticultura y la jardinería. Su extensión ha sido tan abundante que a día de hoy se considera imposible su control y erradicación. Se propaga de manera natural gracias a la acción del viento y resiste a las plagas y enfermedades. Afecta a los patrones naturales de las especies endémicas, como el incienso canario, el hinojo o la zarza común. Asimismo, facilita el florecimiento de otras especies invasoras. No obstante, es una planta con beneficios terapéuticos, pues actúa como sedante y contra patologías.

Árbol de la seda

Especie invasora localizada y naturalizada en Gran Canaria y Fuerteventura, el árbol de la seda (Calotropis procera) procede de zonas saharo-síndicas y ha sido introducida en prácticamente todos los continentes. Resistente a condiciones áridas, se dispersa a través del viento, aunque también la fauna, el agua y la acción humana son vías de dispersión. Se localizó en Canarias en 1967 y se introdujo para fines de horticultura. 

Se reproduce en zonas pobres de vegetación, por lo que su impacto es primordialmente visual. Sin embargo, se ha podido observar cerca del taray de Canarias. Las plantas del árbol sirven como alimento para algunas orugas, pero es muy venenosa y puede causar irritación en contacto con los ojos, así como problemas de salud y muerte del ganado en casa de ingesta.

¿Qué hacer si te encuentras una especie invasora?

“La mayor parte de la ciudadanía convive con especies exóticas invasoras sin darse cuenta que lo son”, explica Concepción Francisco. Si se tiene constancia de su presencia, los particulares pueden ponerse en contacto con REDEXOS o con las autoridades más cercanas. Asimismo, la bióloga ambiental hace especial hincapié en la necesidad de que la sociedad tenga un mayor conocimiento hacia la biodiversidad canaria, lo que permitiría estar más atentos y actuar frente a estas especies.

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